Publicidad

El fin del amor en tiempos de redes y millennials

Compartir esta noticia
Las redes sociales tienen que ver en el cambio de dinámicas en relaciones estables. Foto: Michael Coghlan

ROMANCE EN RED

Las nuevas tecnologías han cambiado la forma como los jóvenes afrontan las rupturas amorosas.

“Un día después de terminar con mi ex, él compartió una publicación en Facebook en la que exponía de forma pública nuestra nueva situación. Todo el mundo lo vio, incluidos amigos en común y la familia. Fue un jarro de agua fría porque tuve que dar muchas explicaciones sin estar preparada”.

Hace cuatro meses que Martina puso fin a su relación de diez años con su pareja, con la que convivía desde hacía casi seis. Por supuesto, no es la primera vez que la joven de 30 años experimenta una ruptura, y quizá no sea la última. Pero sí es la primera que lo hace en pleno apogeo de las nuevas tecnologías, con el correspondiente cambio de dinámicas que su uso ha generado: entre otras, difusión de información personal al alcance de cualquiera y de forma inmediata; cambio en las formas de relacionamiento y nuevos manejos de la soltería con la aparición de las redes sociales y las aplicaciones de citas como Tinder.

Martina hace parte de la denominada generación millennial (nacidos entre los años 1981 y 1995 o 2000, según los estudios que se revisen), a los que se les asocian determinadas características que, aunque no pueden extrapolarse a todos los individuos, inciden directamente en la forma como transitan por el proceso emocional de una ruptura. Dicen los expertos consultados que son más individualistas y buscan sensaciones inmediatas, pero les aterra la soledad; de ahí, su apego a la tecnología, que los hace estar en contacto permanente con el mundo.

La primera muestra de que algo ha cambiado en la forma como esta generación experimenta el fin de una relación es lo complicado que resulta para ellos tomar distancia de su antiguo compañero. Una investigación de Cyber Psychology and Behaviour Journal concluyó que el 95% de ellos han buscado a su expareja en Facebook en algún momento de su vida.

“Ahora, las personas tienen un yo presencial y un yo virtual. Mientras yo puedo dejar de tener contacto en la vida real con alguien, la presencialidad virtual se mantiene y puedo seguir teniendo información de su actividad, de con quién está, qué hace… Eso hace más complicado establecer una distancia necesaria cuando se termina una relación”, cuenta Mónica Brijaldo, profesora de la facultad de Educación de la Universidad Javeriana y experta en manejo de tecnología.

Todo está ahí, en el vasto océano de internet, dispuesto para ser consumido como si se tratara de un gran buffet de comida. Por un lado, los recuerdos de la vida compartida –Facebook, por ejemplo, tiene un apartado de recuerdos que se mantiene en el perfil aun cuando se borra a una persona de la red de amigos–. Y por otro, las fotos, los comentarios y las historias de Instagram que reflejan la nueva vida del ex y te bombardean en la cara cada vez que un amigo en común comparte esas informaciones.

Pero también están quienes optan por espiar de forma obsesiva a sus exparejas a través de las redes, lo que se conoce coloquialmente como stalkear. Una forma de masoquismo 4.0.

Por todo esto, las rupturas de hoy en día requieren de cierto grado de acción que depende de lo “enganchadas” que estén las personas a las nuevas tecnologías, apunta la periodista del diario The Guardian Eva Wiserman. Así, hay que borrar o bloquear al ex de Facebook; dejar de seguirlo en Instagram; quizá eliminar su teléfono para no caer en la tentación de mandarle un WhatsApp; erradicar su dirección de email de la lista de contactos; trasladar todas las fotos de la vida que se compartió del celular a la nube o a una memoria externa para no encontrarse con recuerdos indeseables o con los videos automáticos de imágenes que crean algunos celulares como los iPhones. Y así, un larguísimo etcétera.

Para Brijaldo, es importante generar distancia progresivamente e ir sacando al otro de todas las redes sociales poco a poco, “por uno y para no generar dolor excesivo en el otro”. Para los millennials, dice, “la muerte virtual constituye una segunda ruptura emocional”.

Sin embargo, y de acuerdo con un estudio realizado en 2015 y publicado en la revista Cyberpsychology, Behavior and Social Networking, el 54% de las personas mantienen a su antiguo amor como amigo de Facebook. Otro estudio, bajo el nombre de Diffusion's UK Socialology, hecho a 2.000 británicos, reveló en cambio que el 34% de las personas eliminan todas las imágenes de su ex en esta plataforma tras la ruptura.

Decía el sociólogo polaco Zygmun Bauman que en la posmodernidad “vivimos obsesionados por las conexiones y temerosos de las ataduras”. Somos presos de lo que él denominó “amor líquido”, un concepto que aparece en su obra Amor líquido. La fragilidad de los vínculos humanos y por el cual las relaciones interpersonales son cada vez menos sólidas, más fugaces y más superficiales. “La tendencia al individualismo hace ver las relaciones fuertes como una amenaza para la autonomía personal”, recoge el libro.

Es lo que le sucede a María Fernanda, quien, a sus 31 años y después de convivir con su última pareja siete, asegura que no es fácil encontrar alguien dispuesto a comprometerse. Ni siquiera, añade, a ser sincero y decir de frente qué busca. “Estuve saliendo dos meses con un tipo y un día me sale con que tiene esposa y van a volver a vivir juntos. ¿Se imagina mi cara?”, relata.

En Colombia, según cifras de la Superintendenciade Notariado y Registro, se inscribieron 56.973 matrimonios en 2017, un 15% menos que hace cuatro años. En cuanto a los divorcios, el año pasado 22.720 parejas dieron por finalizada su relación. En otras palabras, por cada 10 casamientos hubo cuatro separaciones. Desde 2014, la cifra de divorcios en el país se incrementó en un 20,8%.

Tinder
Tinder. Foto: Pixabay

Las redes sociales tienen que ver en este cambio de dinámicas en las relaciones estables, subrayan los expertos. “No son el problema, pero sí el medio que ha facilitado un mayor número de infidelidades”, indicó a BBC Mundo Craig Gross, pastor y comentarista asiduo en medios estadounidenses como CNN y Fox News.

Para el abogado especialista en divorcios James J. Sexton, “Facebook es una máquina de divorcios porque te brinda los medios, las excusas y las coartadas para comunicarte con gente sin tener que dar mayores explicaciones ni una razón lógica para hacerlo”, asegura en su columna en la revista Time. En Estados Unidos, según la Asociación Americana de Abogados Matrimoniales, estas plataformas están detrás del 20% de los divorcios en el país.

El ‘amor líquido’ del que habla Bauman también se manifiesta en la forma como los millennials encaran la soltería y el inicio de una nueva relación, en especial tras el surgimiento de aplicaciones de citas como Tinder o Happn y redes sociales que facilitan el contacto virtual como Instagram.

“Estas herramientas buscan afinidades entre personas dependiendo del algoritmo, pero las personas no encontramos pareja por un algoritmo, sino que depende de muchas otras variables. Entonces se generan mayores decepciones, relaciones más superfluas, más utilitarias y cambios de pareja más repentinos que en décadas pasadas”, explica Brijaldo.

Fernando abrió hace un mes Tinder, la aplicación de citas más extendida del mundo, tras poner fin a su relación de dos años, convivencia incluida. Este sociólogo de 32 años cuenta que su objetivo en estos momentos no es tener nada serio con nadie, pero sí conocer a alguien con quien compartir gustos con cierta regularidad.

Sin embargo, dice que ha sido imposible: “Al final, todo se reduce a varios encuentros sexuales y ya. Es todo muy superficial, muy falso. Nadie parece querer ir más allá”. Un estudio de 2015 realizado por The Global WebIndex descubrió que el 42% de los usuarios de Tinder tenían pareja.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

redes socialesTinderMillennials

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad