Las terapias alternativas mejoran la calidad de vida de los pacientes oncológicos.

Hace tres meses Luis Anabalón (68) se operó de un cáncer en el tracto digestivo. A esto se sumó la aplicación de quimio y radioterapia, las que le produjeron efectos secundarios. "Andaba con dolor, muy mal humor y me faltaban las fuerzas en las piernas", cuenta.

Fue cuando se enteró de que en el Instituto Nacional del Cáncer de Chile —el mismo hospital donde él se trata— hacían acupuntura y otras terapias complementarias para mejorar la calidad de vida de los pacientes.

"Bastó la primera sesión con estas agujas para sentirme mejor. Ahora llevo cinco y mi digestión anda bien, tengo más fuerza, mejor ánimo y más apetito. Antes no me atrevía a salir solo de la casa, y ahora voy a la terapia por mi cuenta", relata.

"Esto es lo que queremos lograr con estas terapias", dice Rodrigo Fonseca, internista de la Unidad de Cuidados Paliativos de este hospital, y con formación en medicina tradicional china.

Él es el coordinador de la Aldea Integrativa de Salud (AIS), proyecto impulsado por la Fundación Oncológica Dr. Caupolicán Pardo, que atiende a los pacientes que derivan los médicos del mismo hospital.

A cada paciente se le hace una evaluación para ver cuál terapia lo puede beneficiar más. Además de acupuntura, se les ofrece auriculoterapia (pequeños imanes en la oreja); moxibustión (agujas de acupuntura con calor) y también ventosas, entre otras técnicas.

"En centros oncológicos internacionales, este tema ya lleva 10 a 15 años de desarrollo. Acá, estamos empezando con esta experiencia, para lo cual hemos definido los protocolos y estamos usando la evidencia internacional sobre el tema", afirma Fonseca.

Y mientras la medicina clásica se preocupa de si el tumor aumentó o disminuyó de tamaño, la complementaria se enfoca en el bienestar psicológico, emocional, social y espiritual del paciente.

Angelina Larena (52) ya se encontraba recuperada de un tumor de colon cuando le dijeron que tenía cáncer de páncreas. "Fue un balde de agua fría, y aunque después me dijeron que era un diagnóstico errado, quedé mal. Pasaba acostada, no quería ver a nadie y no comía", recuerda. La derivaron con el diagnóstico de "fatiga oncológica". Allí la terapia le ha permitido recuperar sus fuerzas, tener más ánimo y dormir mejor.

"Es cierto que los pacientes con cáncer cada vez se mueren menos, pero a veces quedan con muy mala calidad de vida", dice el oncólogo Cristopher Tabilo. Por eso, él destaca el uso de estas terapias. "No es algo experimental, y sus beneficios incluso ayudan a que los pacientes cumplan con más rigor su tratamiento médico", añade.

El progreso del enfermo se evalúa con un cuestionario de calidad de vida que está validado. Se aplica antes de indicar la terapia y al final del tratamiento, el cual implica entre 10 y 14 sesiones, que se hacen dos veces a la semana.

"Nos cuidamos de no crear falsas expectativas en los pacientes. Les decimos que la acupuntura no cura el cáncer, pero les puede ayudar a vivir mejor", dice Mirta Montti, terapeuta de medicina oriental.

Las nuevas generaciones de médicos, según cuenta, están más abiertas a estas terapias. "Hemos visto una muy buena recepción a este proyecto. Incluso, este tipo de medicina tiene grandes beneficios si se usa antes de que el paciente se haga una quimio o radioterapia, lo que les permite tolerarlas mejor", explica.

El sitio digital de la biblioteca de los Institutos de Salud de Estados Unidos (referencia en información médica) señala que los pacientes de cáncer pueden usar medicina complementaria y alternativa para ayudar a enfrentar los efectos secundarios del tratamiento de cáncer.

Asimsmo pueden acudir a ellos para disminuir las preocupaciones por el tratamiento de cáncer y el estrés que genera; además de sentir que están haciendo algo para ayudar en su cuidado. Los tratamientos complementarios no funcionan para todos, advierten.

EL MERCURIO/GDA

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