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Orlando Petinatti: "Me siento más calmo y reflexivo, y la gente lo nota"

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Orlando Petinatti

Entrevista

El conductor pasa por otro gran momento: "Malos pensamientos" cumplió 30 años con el éxito intacto; volvió como jurado de "Got Talent" y ahora vuelve a la conducción después de 13 años

Orlando Petinatti
Orlando Petinatti

Orlando Petinattiregresó a la conducción televisiva después de 13 años. Fue el jueves en Canal 10 y con ¿Quién quiere ser millonario?, el formato de preguntas y respuestas más adaptado del mundo.

“Este gran momento laboral tiene que ver con haber sabido esperar 13 años para volver a la TV y no aceptar cualquier cosa. El regreso se dio con Got Talent, el mejor formato reality del mundo, con un personaje que atrapa y provoca, como a mí me gusta. Ahora me toca conducir el programa que todo comunicador quiere presentar; esto es jugar en las grandes ligas”, asegura el conductor.

Petinatti viene de celebrar 30 años de Malos pensamientos, el programa con el que ha hecho historia y roto récords de audiencia y permanencia en el dial nacional. Ahora apuesta a quebrar con aquella idea de que su perfil televisivo no puede ser tan exitoso como el radial.

La primera prueba fue el año pasado, cuando destacó como jurado ácido de Got Talent.

El comunicador se siente en un gran momento de madurez y seguridad, quizás lo que le había faltado en su experiencias de TV en los años 2000, como Noche de miércoles, La tele está servida, Distracción o Mundo cruel, el último programa que condujo en 2007. Según asegura, hoy no se exige para dar más de lo que pide el formato. No sobreactúa. “Me siento —y la gente lo nota— más calmo, reflexivo, con el tono justo y con una imagen que no tenía años atrás. Agradezco a la vida por premiarme con este trabajo a esta edad y en esta etapa. Me siento cómodo trabajando en equipo, más centrado y seguro”, confiesa el comunicador de 53 años.

Con esa misma seguridad da sus opiniones políticas y habla de cómo le llegó el video preparativo de una campaña del Sindicato Médico para, a su juicio, “desestabilizar al gobierno”.

—¿Cómo te estás sintiendo en las grabaciones de ¿Quién quiere ser millonario?

¿Quién quiere ser millonario? es el mejor formato de preguntas y respuestas de la televisión mundial. Que el canal me haya elegido para conducirlo me llena de emoción y es una gran responsabilidad, porque todo está estudiado, las luces, los efectos, los silencios, la tensión, la alegría y todo pasa por el conductor y el participante. Las grabaciones son geniales porque el equipo que me acompaña es muy profesional, muy meticuloso y buscan lo mejor para el programa. Desde la elección de los participantes, hasta quienes acomodan las luces y el sonido, todos le ponemos garra y corazón para sacar un producto de primer nivel.

—¿Cuál de las adaptaciones del programa te ha gustado más?

—En esta versión uruguaya buscamos el entretenimiento desde el principio hasta el final. No vamos ni por el lado del morbo ni de las historias dramáticas. Nos interesa que la familia se siente frente al televisor a jugar, a divertirse y también a aprender. Es un juego, y a eso venimos, a jugar. Esta versión respeta absolutamente el formato original, no mezcla historias oscuras, nos basamos en el saber y le pedimos al participante que se divierta con nosotros.

—¿Qué cambios en el rodaje o en el formato en sí debieron aplicarse por la pandemia?

—El programa tiene variantes en cuanto a comodines. El comodín donde el público vota, no lo podemos hacer porque la tribuna es mínima, así que fuimos por otro lado. También el comodín del familiar que responde se hace a través de llamada telefónica. Pusimos un poco más de distancia entre participante y conductor y además, los acompañantes están de tapabocas todo el tiempo. Respetamos el formato pero nos acomodamos a los tiempos que corren. Incluso los participantes están todos hisopados al igual que el conductor para más seguridad.

—¿Qué crees que va a distinguir esta versión de ¿Quién quiere ser millonario?

—Esta versión llega en un momento en que la gente necesita de este tipo de programas para distraerse y divertirse. El resultado es de primer nivel. No hay otro programa de preguntas y respuestas en la TV nacional con tanto para mostrar y además, con un premio de un millón y medio de pesos. Habrá momentos en que la gente querrá meterse dentro de la pantalla para ayudar o contestar por el participante. Se genera un gran ambiente a través de los silencios, los rostros, la música y las preguntas.

—El programa implica tu regreso a la conducción de TV. ¿Cómo te sentís con eso?

—Tengo la suerte de conducir este programa en un momento de gran madurez tanto profesional como humana. Me siento -y la gente lo nota- más calmo, reflexivo, con el tono justo e incluso con una imagen que no tenía años atrás. Agradezco a la vida por premiarme con este trabajo a esta edad y en esta etapa, donde no quiero ser más de lo que exigen los formatos. Me siento cómodo trabajando en equipo, más centrado y seguro. Incluso creo que la gente se va a sorprender viendo la conducción de ¿Quién quiere ser millonario? porque en la radio soy el tipo que divierte con humor e ironía a la audiencia, en Got Talent soy el jurado polémico, ácido que genera distintas reacciones, pero aquí soy el presentador que si bien pongo mi cuota de humor, me limito a acompañar a los participantes mientras juegan, aportando desde mi lugar todo lo que pueda. La versatilidad que tengo hoy en radio y TV, en cada programa es genuina, sincera, pero además es el resultado de tantos años de trabajo en los medios.

—Durante años se dijo que no habías podido cristalizar un éxito televisivo como sí te sucede con Malos pensamientos. ¿Crees que con Got talent o con ¿Quién quiere ser millonario?” alcanzarás esa especie de “debe” en tu carrera?

—Antes sentía que Malos Pensamientos era una mochila que tenía que cargar porque la gente me pedía el mismo éxito en TV que en la radio. Me exigía que rompiera los esquemas y que los hiciera entretener como en la radio y eso era imposible, porque ni yo ni los canales estábamos preparados. Con el paso del tiempo y con la madurez, logré el equilibrio y ese equilibrio me trajo gratificaciones en la televisión. No cualquiera logra tener 30 años consecutivos de éxito en radio, ser el de mayor audiencia durante tantos años y en el mismo año, formar parte del programa más exitoso de la TV como Got talent y ahora conducir el mejor programa de entretenimiento. Definitivamente, lo que me pasa es soñado.

—Hace unas semanas fuiste noticia porque te llegó el intento de campaña de parte del SMU para que los médicos transmitieran un mensaje de desborde del sistema de salud. ¿Cómo te llegó ese video?

—Me llegó por WhatsApp, seguramente por error. Solo me pareció que si había una campaña orquestada para hacer desestabilizar el gobierno en plena pandemia, tenía que decirlo y así lo hice. Creo que los médicos y los científicos nos sacarán de esta desagradable experiencia. Apuesto a ello.

—¿Te preocupa que haya manejos políticos sobre la pandemia?

—No solo me preocupa, me da vergüenza ajena. La pandemia mundial nos sorprendió a todos, es el momento de estar unidos y fortalecidos. Lo demás, es miserable.

—Malos pensamientos cumplió 30 años. ¿Qué es lo que más recordás de aquel primer día en 1991?

—Tengo un lindo recuerdo de ese primer día. Salí de la casa de mis viejos, con quienes vivía, con mi valijita llena de cassettes, cintas y discos de vinilo, caminando hacia la radio en Paraguay y 18 de julio. También llevaba una agenda para estrenar y un cuaderno. El primer día, los chicos de Sálvese quien pueda el programa conducido por Tabaré Couto, Andrés Sanabria y Aldo Silva, le dieron el pase a Malos Pensamientos en una especie de ceremonia de inauguración. La gente al aire no entendía nada, pero con el pasar de los minutos, la audiencia entró a comunicarse y así una llamada tras otra me ayudaron a hacer el programa que arrancaba a las 16 y terminaba 17.30. En ese primer día, 15 de abril de 1991, en Emisora del Palacio, recuerdo que el operador no estaba acostumbrado a generar cosas al aire, sino solamente a pasar música y recuerdo perfectamente que cuando terminé, respiré aliviado, dándome cuenta allí, en ese momento, que eso que había hecho, era lo que quería hacer.

—¿Cómo te has sentido en los primeros meses de la nueva Azul de Magnolio?

—Muy bien, con la tranquilidad de sentirme respaldado. Al aire no cambió nada, todo depende de nuestra creatividad y lo artístico nada tiene que ver con la nueva dirección. Sí siento que hay más apoyo, en digital, sobre todo y que trabajar con Magnolio es trabajar a la par para el bien de toda la radio.

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