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La voz luchando contra la arquitectura de la sala

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Con Galileo Galilei se volvió a poner en el tapete el tema de las voces de actores. M. Fernández

Cuatro testimonios distintos de la acústica del Teatro Solís.

Ante el estreno de Galileo Galilei, en el Solís, volvió al tapete el tema de la acústica de la sala principal cuando los actores trabajan sin amplificación. Hay quienes señalan que la sala ha perdido la acústica que tuvo en otros tiempos. Por eso El País entrevistó a cuatro conocedores del asunto, que aportan distintos puntos de vista.

"He recorrido butaca por butaca, y te podría marcar las zonas donde absolutamente no se escucha nada", dice el actor, autor y director Jorge Denevi. "Ahí hay una deficiencia técnica de la sala. Sin ser técnico, te digo que en el Solís hay dos problemas. Una es la caja enorme sobre el escenario que hace que la voz del actor, en determinadas escenografías, vaya hacia ese lugar, no hacia el público. Y el declive del escenario, que no sé porque lo quitaron, permitía mejor lugar desde donde proyectar la voz, y ver mejor desde la platea",

"No me ha pasado de no escuchar", dice sostiene Mario Ferreira, director de la Comedia Nacional. "En relación a este tema hay siempre opiniones encontradas. Se habla de una zona de la platea en la que existe un pozo en el que la voz se pierde. Sinceramente no puedo afirmar que esto sea así. Los más veteranos aseguran que luego de la reapertura del teatro la acústica se vio afectada. Lo que sí he visto que a veces el equipamiento de luces (más sofisticado y con mayores posibilidades) emite un sonido de fondo que hace que el silencio no sea absoluto y esto puede incidir para que en determinados momentos en los que se habla en medio tono puedan verse afectados",

Alfredo Leirós, quien ha realizado varias ambientaciones sonoras en el Solís, coincide con Denevi: "El Solís no tiene la misma acústica que tenía antes de la reforma. También la caja del escenario, al tener tanto tamaño hacia arriba, es lógico que no produzca la misma resonancia. Eso puede llegar a complicar".

Denevi afirma que es un problema de muchos directores de teatro que trabajan en el Solís, y que muchas veces se atribuye al actor, una deficiencia que es de la sala: "Es un problema de la sala. Está mal hecha y nadie se atreve de decirlo. La acústica del Solís tiene problemas graves para la voz hablada normal. La otra es hacer teatro con micrófonos inalámbricos, lo cual es una barbaridad. Eso no se hace en ningún teatro del mundo: solo en Argentina, las porteñadas y nada más".

El director sostiene que hay como un pozo en la platea, desde la cuarta a la sexta fila, y que en la zona que mejor se escucha en la platea es justamente en las últimas filas. Según Denevi, entre las salas con buena acústica para la voz del actor sin amplificación están las de la Alianza Uruguay-Estados Unidos.

"Acá se cometió el disparate de traer un espectáculo teatral como Escenas de la vida conyugal, con Ricardo Darín, al Auditorio Nacional Adela Reta, y tuvieron que poner una amplificación que parecía el Teatro de Verano. Porque no se escucha la voz del actor. Igual la obra funcionaba porque el público la hace funcionar, porque Darín es una estrella, y un gran actor también. Y nadie va con sutilezas", dice Denevi.

"El Solís es un teatro pensado para prosa y música: eso define el eje de la programación y sobre todo, impulsar los elencos públicos", dice opina Daniela Bouret, directora del Teatro Solís. "Por eso, la Comedia tiene una presencia destacada a lo largo del año. Y ese elenco es un equipo muy profesional, versátil y tiene un manejo estupendo de la proyección de la voz. No hemos sentido que no se le escuche",

"También recibimos espectáculos internacionales, y a veces pasa que están acostumbrados a otros espacios o (en caso de los elencos argentinos fundamentalmente), a estar microfoneados", dice Bouret. "Y cuando llegan al Solís y prueban la acústica, suponen que no lo precisarían. Otras veces sí, con un impacto en directo en sectores de la audiencia".

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