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Las voces que expresaron dramas

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Worobiov, Hermano, Neukirch y Levón en acción. Foto: María Fernández

Especie de testamento emocional del dramaturgo Carlos Manuel Varela, La fuerza de la sangre cierra la carrera es este gran escritor uruguayo fallecido el año pasado.

Trabajo escénico sencillo, más bien breve, basa algunas de las líneas generales de su argumento en la obra de igual nombre de Miguel de Cervantes, y se inscribe por lo tanto en los festejos montevideanos de los 400 años de la muerte del superlativo escritor español.

Pero Varela, que tantas y tan buenas obras dio a la escena local, le supo dar al texto un sello propio, que de algún modo tiene además elementos autobiográficos. Porque el dramaturgo uruguayo ubicó la acción de la obra en un estudio de radio, donde una compañía de actores de radioteatro anima con sus voces el texto de inspiración cervantina.

Manolo Varela, de familia ligada a la época de oro del radioteatro uruguayo, conoció de cerca la dinámica de aquellas compañías de actores que trabajaba básicamente con sus voces, con las que buscaban dar los matices de las acciones y los colores de las circunstancias en las que se desarrollaba una obra.

El escritor uruguayo se dio el gusto de imaginar lo que pudo haber sido un estudio de radio hacia 1954, en aquel Uruguay de otros usos sociales, en el que algunos hombre mayores tenían un aire grave y ceremonioso, y algunas mujeres un tono quejumbroso, miedoso. La versión que lleva a escena Saraví aprovecha muy bien ese filón, que a su vez explotan actores como Claudia Rossi o Worobiov.

Y el dramaturgo fue más allá, e ideó una trama en la que una dilecta discípula de Margarita Xirgu (de nombre Estela, para más datos), irrumpe en la compañía de actores, exhibiendo la distancia entre una vertiente de actores de sesgo más popular (más rutinario también), y el inicio de la carrera profesional de una joven actriz profesional llena de talento.

Como suele ocurrir cuando se juega con el lenguaje del radioteatro desde un escenario, hay una vertiente divertida entre lo que los actores hacen ante el micrófono (cuando está encendido), y toda la dinámica de situaciones que ocurren en el propio estudio. Una actriz que se lima las uñas, un actor que come, de todo va ocurriendo mientras un drama sale al aire.

La escenografía expresó con gracia el aire de época y los entretelones del radioteatro. El vestuario, de Mariela Villasante, hace su aporte de color y suma al clima de época. Alguna composición, como la de Isabel Legarra interpretando a Margarita Xirgu, no parece en absoluto ajustada. Y la obra tiene un final abrupto, que puede que deje al espectador algo descolocado. Más allá de esos reparos, La fuerza de la sangre hace pasar un buen rato y deja un recuerdo agradable.

LA FUERZA DE LA SANGRE (***)

Compañía: Comedia Nacional. Autor: Carlos Manuel Varela. Dirección: Juan Antonio Saraví. Elenco: Andrea Davidovics, Claudia Rossi, Levón, Daniel Spinno Lara, Juan Carlos Worobiov, Gabriel Hermano, Stefanie Neukirch, Fernando Vannet, Isabel Legarra. Escenografía e iluminación: Claudia Tancredi. Teatro: Sala Verdi, Soriano 914. Funciones: Jueves a las 20.00, hasta el 24 de noviembre inclusive. TickAntel, $ 150.

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Worobiov, Hermano, Neukirch y Levón en acción. Foto: María Fernández

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