EL MAGO EN EL HOGAR
El gigante del streaming ofrece numerosos programas con los mayores magos e ilusionistas del mundo: acá va una selección que hizo El País
La magia es el paliativo perfecto contra el aburrimiento, porque ofrece dosis intensas de asombro. Y pese a que parte de su encanto tiene que ver con verla en vivo, para intentar descubrir los trucos del mago, en estos días de enclaustramiento, vía streaming se abre la posibilidad de quedar boquiabierto ante las proezas de los expertos en la materia. Y el líder en ese terreno, Netflix, lo sabe, y ofrece mucho para ver y en formatos diferentes.
Penn & Teller: un mundial de magia
A los que la magia les apasiona en todas sus formas, les conviene empezar por ver Penn & Teller: Fool Us. Se trata de un magnífico dúo de ilusionistas (y comediantes) estadounidenses, que se hicieron muy populares en la televisión y los escenarios norteamericanos. Como tantas duplas humorísticas, apuestan al contraste: Penn es muy hablador y Teller habla poco. Lo interesante del formato es que en cada capítulo invitan a una serie de magos famosos, para ver si el dúo de anfitriones consigue descubrir el secreto de cada truco.
Así, a lo largo de dos temporadas, capítulo a capítulo, desfila una enorme galería de magos de las más diversas edades, nacionalidades y características, desplegando sus rutinas. En suma, el recomendable programa presenta muchos de los mejores magos del panorama actual, en rutinas de todo tipo, desde magia de mesa hasta con grandes decorados. Como bien saben hacer los estadounidenses en escena (todo eso sucede en un escenario con público), el ambiente es muy gracioso, lleno de réplicas ingeniosas, ironías y frases y situaciones divertidas, muchas de ellas improvisadas.
Justin Willman: con la calle como escenario
En el otro extremo en cuanto a formatos se ubica Magia para humanos, que entró en su segunda temporada. En sus ágiles capítulos, el mago y comediante Justin Willman sale a la calle con un arsenal de trucos, para sorprender a los transeúntes. Se trata de trucos sencillos, bien a escala humana, que asombran justamente por la limpieza y simplicidad. Willman agrega mucho con su carisma, manejando hábilmente todas las situaciones que se pueden presentar en la calle, en lugares de trabajo y otros ambientes.
La segunda temporada arranca con un capítulo ambientado en Navidad, que juega con todo el tema de envolver regalos, elegirlos, cambiar de objetos. Sus rutinas, que los niños pueden disfrutar mucho, tienen un trasfondo de moraleja, que le da un aporte bien diferente. Los capítulos son cortitos, ideales para el público infantil.
DMC: trucos con los que los magos perdieron la vida
Death By Magic (Morir por arte de magia) es otro formato muy distinto. No se trata de un escenario filmado, sino que ocurre en diferentes lugares del mundo, con un guion muy interesante. El mago Drummond Money-Coutts recorre distintas geografías, llegando hasta lugares poco conocidos, en los que ocurrieron hechos de magia trágicos. Así, DMC (las siglas del mago) recrea las difíciles pruebas que le costaron la vida a ocho magos históricos. El artista no realiza solamente trucos de magia: a cada lugar que llega toma contacto con magos del lugar, e investiga la historia del mago que fue figura en ese lugar. Ciudad del Cabo, Miami, Detroit, Londres, Las Vegas, India, Los Angeles, Edimburgo, son las geografías que este programa recorre: en el capítulo 1, el truco sobre cómo salir de la camisa de fuerza y no morir en el intento, es formidable.
Derren Brown: la magia como experimento humano
Del mentalista Derren Brown hay varios programas imperdibles en Netflix. Miracle, por ejemplo, combina de manera muy solvente climas, estrategias visuales, y máximas filosóficas, con público en vivo. Filmada en un marco escénico descomunal, el espectador que la ver en pantalla pierde bastante del ambiente que se da en la majestuosa sala. Sin embargo, los trucos son impresionantes. Es verdad que a veces se hace un poco lento el devenir de las acciones, sobre todo porque el público web no participa lógicamente de esa sugestión colectiva que se genera dentro de un teatro.
De este artista inglés, se puede ver en la misma plataforma The Push, en la que el ilusionista busca demostrar cómo a través de la manipulación se puede lograr que alguien haga algo que no quiso hacer. En esa línea de magia como experimento social, también está del propio Brown Sacrifice, The Great Art Robbery, y Apocalypse and Fear, entre otros contenidos. Quizá para algunos espectadores, este mago hable demasiado rápido, cosa que sin duda es parte de su estilo. Pero el hablar pausado suele ser uno de los encantos de este arte milenario.
David Blaine: el padre de la magia callejera
Netflix tiene tres especiales del famoso mago David Blaine, entre ellos el que lo lanzó al estrellato: Street Magic. El asombro que causa entre la gente que camina por la calle este ilusionista puede llegar al pánico. Con su modo de hablar entredientes, y con mucho carisma, el mago consigue las mayores pruebas, sin escenario ni utilería, ni luces ni decorado. Sus programas permiten disfrutar de climas callejeros, populares, ver lugares de Estados Unidos como si uno fuera un vecino del lugar. Otro muy buen material de este artista que cambió la forma de ver magia en televisión es What is Magic y Real or Magic?
Radagast: magia en español y sin tanta ceremonia
La magia tiene mil registros diferentes. En español, en un tono más informal, bien distintos de la etiqueta anglosajona, el argentino Agustín Aristarán hace un show de una hora donde combina magia, música e interpretación, desde una descarga enorme de energía. Radagast, en Soy Rada, hace una performance políticamente incorrecta, donde juega a distender la tradición de la magia. Con mucho de stand up, y gran despliegue de teatralidad, el artista argentino consigue ofrecer un código de magia bien propio.