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"Uruguay es una parte mía"

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Se enteró del romance con Birabent mientras desayunaba. Foto: archivo El País

La intérprete argentina se presenta desde hoy en Sala Verdi con un espectáculo atrapante.

Este proyecto lo generamos con Victoria Césperes, las dos, viviendo en Chile, desde una clase magistral: nos propusimos hacer una obra de teatro juntas, empezamos a buscar textos, a través de amigos, hasta que al final encontramos esta obra. Luego dimos con el director, que si bien nos dijo que en general no dirigía cosas que no eran de él, que haría una especie de reescritura. Y al final terminamos haciendo un trabajo de laboratorio durante nueve meses, con muchos ensayos diarios, de seis horas, en salas prestadas: porque una uruguaya y una argentina, viviendo en Chile, era todo bastante complicado. Y luego de todo ese trabajo surgió La sangre de los árboles", contó Juana Viale a El País, poco antes de presentar la obra nuevamente en Montevideo.

La obra se presentó en la Sala Verdi en agosto pasado, y desde hoy regresa al mismo escenario, donde dará nueve funciones corridas, hasta el domingo 7, de lunes a sábados a las 21.00 y los domingos a las 20.00, con entradas a $ 350. Luego la dupla de actrices hará desde el 11 de febrero una gira por el Interior, pasando por Fray Bentos, Salto, Río Negro, Trinidad, Mercedes, Dolores, Colonia y Canelones, para culminar el 26 de febrero en la sala Casino, de Florida. Más adelante, en setiembre, el espectáculo se presentará en el Festival de Teatro de Manizales, Colombia.

La popularidad con que cuenta Juana Viale (por su propia carrera y por sus familiares, entre ellos, ser nieta de Mirtha Legrand), le permitiría buscar salas más concurridas y obras más al gusto del gran público. Pero la actriz prefirió transitar un camino más personal, y ofrecer un trabajo escénico exigente para el público, que dice cosas profundas, a cambio de atención y concentración.

—"La sangre de los árboles" salta de una escena o otra. ¿Costó memorizar un texto así?

—No, porque como fue un trabajo de laboratorio, al trabajarlo, la incorporación del texto fue una cosa muy natural. De pronto al que lo ve ajeno al proceso de elaboración, y ve los cambios que tiene, la manera que hablamos en la primera escena, o como salta de una cosa a la otra: desde afuera quizá sea más complicado que viviéndolo, digamos. Por otro lado, es una obra físicamente muy demandante para los actores.

—¿Qué tema destacarías de todos los que trata la obra?

—No creo que haya un tema que a mí me llegue más. Lo que hacemos es una pieza maravillosa, de una hora y poco, que trata muchos temas: estamos nosotras y la cellista, una voz en off, y todo esa forma un conjunto que deja uno o varios mensajes, acorde al público y cómo lo recibe cada público, cada persona. En eso cada espectador es individual, independiente, en lo que ve y en lo que recibe. A mi no me gusta eso de decir, yo mando un mensaje, a ver si lo agarran o no. Creo que es una obra que está puesta y expuesta para que el público decida con qué quedarse.

—¿En qué radica tu amistad con Victoria Césperes, son muy iguales, muy distintas?

—No sé qué podría hablarte de mi amistad con Victoria: es una persona muy mágica, y nos conectamos desde un plano muy particular. Somos muy amigas y nos llevamos muy bien. Por distintas o por iguales. No podría decírtelo. Son relaciones que a veces no tienen tanto color, tanto detalle; somos parecidas y somos distintas. Congeniamos: como cualquier amistad, yo qué sé.

—Luego de la Verdi hacen una gira por el Interior. ¿Prefieren presentarse en plazas teatrales pequeñas, más que en salas grandes?

—No sé si pasa por el tamaño de las salas. Pasa por una cuestión del arte. Es indistinto si la plaza teatral es grande o chica. Una obra de teatro no tiene que ver con una cuestión del lugar en donde se presente. Tampoco la obra es para una sala de dos mil localidades, es una obra más de cámara, más chiquita. Por el contacto con el público.

—¿Cómo es tu relación con Uruguay?

—Argentinos y uruguayos estamos muy ligados. Mi mejor amiga es uruguaya. Somos países muy vecinos, tenemos costumbres muy parecidas, aunque no iguales, y eso endulza las relaciones. Hacer un mate, salir a comer, las charlas. Siempre estoy muy vinculada al Uruguay, siempre fui allí, desde que tengo tres años. A Uruguay no lo puedo ver como algo distinto, separado, es como una parte mía, no hago distinción.

—¿De las películas en que participaste, cuál sentís más próxima?

—Todas. Todo te va dejando, y te va sumando, de todo vas aprendiendo. Son todos trabajos independientes, y son pequeños mundos. Cada vez que trabajo, en cine, en teatro o en televisión, son pequeños mundos que se construyen, y que los vivo. Ningún trabajo es mejor o peor: vas ganando experiencias, vivencias, conocimiento, y cada trabajo lo palpás de distinta manera.

—¿Y entre cine, teatro y televisión, con qué medio te involucrás más?

—Son experiencias muy distintas, no se puede comparar, el teatro, que es en vivo, con el cine, que tiene otra metodología, y la televisión, que a su vez es otra. No se puede comparar, porque aunque sea el mismo oficio, la práctica en cada uno es muy distinta.

—¿Sentís que te costó más que te reconocieran como actriz, por ser nieta de Mirtha?

—No, no sé, siempre existe como un juicio, pero no es algo que me quite el sueño. Yo sé lo que hago, cómo lo hago, y la gente que trabaja conmigo también me conoce. Y el público recibe el laburo de uno. Ahora, si existe un juicio previo o no, somos todos siempre unos enfermitos terrestres que siempre emitimos juicios. Es parte de la vida.

—¿Son tan agotadores los ensayos para el "Bailando"?

—Depende, si hacés ejercicio, no te cansa tanto como el que no lo hace. A mí me gustaba. Fue una experiencia: para mí ya pasó, como hace mucho tiempo. Ya pasaron muchas cosas después de eso, y yo sigo en mi metier.

—Cuando en "ShowMatch dijiste que no mirabas televisión, se tomó como un manifiesto en contra de la tele...

—Sí. Y bueno, no sé cómo se lo toma la gente. A mí me preguntan y yo contesto. Luego las interpretaciones que se hagan no son de mi responsabilidad.

—¿Podés andar por la calle tranquila o te paran a cada rato, por un autógrafo...?

—A veces pasa, a veces no. De todos modos, yo soy un ser humano que vive la vida, y que camina, como cualquier ser humano.

Césperes y Viale se presentarán en la Sala Verdi. Foto: F. Ponzetto.
Césperes y Viale se presentarán en la Sala Verdi. Foto: F. Ponzetto.

Un equipo sólido para una obra viajera.

¿Qué es eso que hace que dos personas se constituyan como hermanas? Desde esa pregunta se va armando "La sangre de los árboles", cuya puesta en escena que explora el dilema sobre la relación de dos posibles hermanas que enfrentan posibilidades y decisiones que se toman o no. La actriz argentina Juana Viale y su colega uruguaya Victoria Césperes, bajo dirección del chileno Luis Barrales, arman en escena este sofisticado trabajo, que cuenta con música en vivo de Jacqueline Oroc, y escenografía, vestuario y diseño de luces de Rocío Troc. La idea y la producción general es de ambas actrices, que tanto en escena como fuera de ella tienen gran química. Estrenada en Santiago de Chile en el Teatro Mori, la compañía se viene presentando en distintas ciudades de la región.

Más allá de los lazos que señala el ADN.

Dos mujeres buscan ir tras los pasos de la filiación genética para ver si existe un lazo de sangre entre ellas. Sin embargo, La sangre de los árboles va más allá de eso, tanto en tema como en todo lo que se ofrece sobre el escenario. Si bien el tema de los lazos de sangre son un lugar común en las ficciones más ligeras, este texto sobre dramaturgia de Luis Barrales lo plantea desde una sensibilidad especial, abriéndolo además hacia toda una constelación de asuntos, en lo que entra en juego la palabra y el lenguaje.

Pero más allá de los muchos temas que se desarrollan sobre la escena, Juana Viale y Victoria Césperes realizan un gran trabajo actoral, que se multiplica a través de una dinámica escénica creativa, que rompe y retoma los tiempos escénicos, para estímulo del espectador. Los muchos elementos vidriados de la utilería arman un juego de reflejos que condice con el tema de la obra, ofreciendo una rica paleta visual, dentro de una escenografía sencilla. Un espectáculo para los amantes del buen teatro.

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Se enteró del romance con Birabent mientras desayunaba. Foto: archivo El País

Juana VialeCARLOS REYES

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