Crítica: "Dados tirados"
Un espectáculo poco común, para 25 espectadores, en un espacio no convencional
El teatro uruguayo pocas veces ha tenido espíritu roquero. Más allá de los trabajos escénicos de Tabaré Rivero, o Diana Bresque, o algún otro teatrista, en general el rock y la escena nacional no se frecuentan demasiado. De hecho, es más común escuchar como banda sonora de las obras de teatro montevideanas, jazz, u otros géneros musicales menos invasivos.
En ese sentido, Dados tirados es excepcional, no solamente por llevar el rock, como tema, al escenario, sino por ofrecer una reflexión escénica sobre ese tipo de música que tanto ha marcado y marca la sensibilidad de generaciones y generaciones. Y la obra lo hace a través de un argumento conciso, redondo, claro, pese a su carácter fantasmagórico.
Un uruguayo, en una noche de desquicio, se encuentra con un desconocido en medio de la tormenta. Es un vagabundo inglés, que le contará la historia de su vida, pasaje que conduce a los años 60 en Londres, donde habita toda una variada fauna roquera.
Actoralmente, el unipersonal tiene en Luis Pazos a un gran protagonista, que elude muchas veces el tono crispado que se podría esperar. Y que a su vez se desdobla, en intensos estallidos. El actor realiza un trabajo de enorme expresividad corporal, con pasajes originales.
Por otro lado, estéticamente la puesta tiene carácter propio, desde un pequeño escenario que es una caja espejada, que se enmarca en tonos blancos. Las luces y la escenografía, muy creativas, utilizan bien los tonos tornasolados, y aportan varias sorpresas a lo largo del recorrido ficcional, de una hora de duración. Destaca también el tono humano que Anthony Fletcher dio a este montaje, así como las reflexiones que le aportó.
Dados tirados [****]
Texto y dirección: Anthony Fletcher. Actor: Luis Pazos. Teatro: Sala Verdi (sótano). Va todos los días, hasta el domingo, a las 22.30. Tickantel, $ 450