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Noelia Campo: "En teatro me contacto más fácilmente con mi parte triste"

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Noelia Campo. Foto: Darwin Borrelli

ENTREVISTA

La actriz estrena su primer unipersonal, mañana en la sala Delmira Agustini del Teatro Solís

Noelia Campo. Foto: Darwin Borrelli
Noelia Campo. La actriz estrena este viernes "La bailarina de Maguncia", su primer unipersonal que abre "Ellas en la Delmira". Foto: Darwin Borrelli

La bailarina de Maguncia, la obra que estrenás mañana en el Teatro Solís, es tu primer unipersonal. ¿Cómo ha sido esta experiencia para vos?

—Muy intensa, y muy abismal. Yo soy un poco así cuando me meto en cosas que me gustan: como que voy. En ningún momento dije: “es un unipersonal”. Además me encantó poder trabajar con Sandra (Massera): fuimos compañeras en (la escuela) Alambique, me gusta mucho como escribe, la obra era de ella, la iba a dirigir, y el personaje es impresionante. Pero arrancás a ensayar, la letra te la aprendés sola (se ríe), tenés que probar un montón de cosas... Es fuerte.

—¿Conocías la historia de Luce D’Eramo, el personaje al que interpretás?

—No, la conocí por Sandra. Es una escritora italiana, activista social, que venía de una familia fascista y a los 18 años se va de voluntaria a una fábrica alemana, para corroborar que todo lo que se decía no era así. Y ahí, antes de que termine la Segunda Guerra Mundial, se da cuenta cuál era la realidad. Termina en un campo de concentración y cuenta toda esa experiencia en Desviación, el libro en el que está basada la obra. Queda paralítica a los 19 años y tiene una vida superintensa, termina siendo tremenda crítica literaria, y no se casó con ninguna ideología. Y la represento sobre todo en su megajuventud, porque en la mayor parte de la obra, ella tiene 18 o 19 años, entonces tenés que dar esa cosa juvenil, pero a la vez, dar una mujer muy fuerte, valiente, arriesgada, inconsciente por momentos.

—¿Físicamente cuánto te exige este personaje de Luce?

—Bastante, porque se mueve mucho. Hay unos bailecitos; hay momentos en los que puede mover solo el torso, y eso es muy difícil. Y es una hora y cuarto de monólogo, y te cansa. Pero a medida que pasan los ensayos, es un entrenamiento: sabés dónde respirar, dónde descansar, dónde meter más caña.

—Si mirás este proyecto con cierta objetividad, ¿hacer un unipersonal es una prueba a tu capacidad actoral?

—Sí, yo igual creo que cada obra me la tomo como un desafío. Obvio que es tremendo desafío hacer un unipersonal, y no es nada fácil a nivel emocional. La otra vez me encontré con Ale Martínez, que ganó el Florencio a mejor actor por Oscar Wilde, y era su primer unipersonal. Le dije que estaba ensayando y me dijo: “¡Ay, lo que vas a sufrir! Vas a pensar que es la peor experiencia de tu vida, pero después te va a encantar!” (Se ríe)

Noelia Campo. Foto: Darwin Borrelli
Noelia Campo: "es tremendo desafío hacer un unipersonal, y no es nada fácil a nivel emocional".  Foto: Darwin Borrelli

—¿Pasaste por ese lugar?

—Pasé sí, pero en un punto, con casi todas las obras de teatro me pasa. Por más que sabés cómo es el proceso, no podés dejar de pasar por esos lugares. Al principio, que es todo creación, es todo un cope. Pero cuando tenés que agarrar los matices, es todo más trabajoso, y empezás a sentir que no vas a llegar, no vas a poder, que te querés ir.

—¿Hay un tipo de personaje que te seduce más, que te es más cómodo?

—Me encuentro más cómoda con personajes dramáticos. El año pasado hicimos Tartufo, yo hacía de Dorina que es un personaje cómico, y me pasa que le tengo mucho más miedo a esos personajes. Pero quedé muy contenta de a dónde llegué. Sin embargo, aunque soy una tipa alegre, en teatro me contacto más fácilmente con mi parte emotiva, triste. Y por más que suene a cliché, es dificilísima la risa. Es muy difícil hacer reír.

—A las figuras de televisión se las tiende a asociar más con la comedia. ¿Vos todavía cargás con ese prejuicio popular?

—Ya no, ni a palos. Al principio sí, pero yo vengo laburando en teatro profesional desde el año 2000, y he hecho de todo. Claro, yo hice Comunicación y Alambique a la vez, egresé el mismo año de las dos carreras, enseguida empecé a hacer teatro y la gente de teatro me empezó a conocer. Y trabajé con gente muy buena, entonces siempre estuve en el teatro desde el teatro, y no desde otro lugar.

—¿Ciclos como Ellas en la Delmira hacen un aporte real a la visibilización de las mujeres del teatro uruguayo?

—Sin duda, sobre todo en la dramaturgia, porque el teatro, acá en Uruguay, siempre fue un lugar muy femenino desde la actuación. Pero en cuanto a autoras y directoras, siempre fueron menos mujeres, por más que la que armó el teatro acá fue Margarita Xirgú. La que cierra este ciclo es Josefina Trías, que se estrenó como autora con Terrorismo emocional; y arranca Sandra, que viene escribiendo hace muchos años. Eso me gusta mucho, es importante decir: acá están.

—El año pasado, la movida de Actrices Argentinas repercutió en Uruguay, y se empezó a hablar y a trabajar sobre los abusos de poder en el teatro. ¿Vos cómo te has vinculado con eso?

—Yo nunca fui de meterme a trabajar desde esos lugares. Me parece que a partir del tema de Thelma (Fardin), a quien le creo sin dudas, a veces tengo una contrariedad porque eso se visibilizó porque ella es actriz, pero todos sabemos que al lado de nuestra casa capaz están abusando de alguien. Entonces eso te genera un shock grande, pero después te ponés a pensar por qué reaccionás ahora, si esto no pasa solo en teatro ni pasa solo ahora. A mí en teatro nunca me pasó, nunca viví algo así, pero sé que sucede en todos los ambientes. Entonces, ¿desde dónde aporto? Yo siento que desde cómo educo a mi hijo, desde lo que elijo decir en los lugares en los que trabajo, y desde cómo me comporto.

El año de una mujer de teatro y televisión

Mañana a las 20.00 en la Sala Delmira Agustini del Teatro Solís, la actriz estrena La bailarina de Maguncia, su primer unipersonal. Escrito y dirigido por Sandra Massera, el texto evoca la vida y el pensamiento de la escritora y activista italiana Luce d’Eramo, y es la apertura del ciclo “Ellas en la Delmira”. Habrá funciones mañana, el sábado y el domingo, y el 1, 2 y 3 de marzo; las entradas están en Tickantel.

Después, Noelia Campo se concentrará en su trabajo en TV Ciudad: arrancará con el ciclo de especiales de Montevideo Rock (comienza en marzo, enfocado en los shows del escenario principal), y por delante también tiene más especiales de ese festival y algunas transmisiones en vivo. Y en algunos meses estrenará la cuarta temporada de Después vemos, el programa diario que conduce con su amigo Jorge Temponi, y que se enfoca en la agenda cultural nacional.

Como Después vemos va de lunes a viernes y los conductores también hacen la producción periodística, el teatro se le vuelve a Campo, una vez que arranca el programa, una tarea incompatible porque no tiene posibilidades de ensayar. Así que después de La bailarina..., se la verá -en principio- sólo por televisión.

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