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“Nos negamos a ver lo que pasa en el exterior”

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Álvaro Ahunchain

Entrevista con Álvaro Ahunchain

Por primera vez el reconocido director teatral estrena un espectáculo en el escenario mayor del Solís: Rinocerontes

La Comedia Nacional estrena hoy su primer título de la temporada: Rinocerontes, de Ionesco, se presentará en el escenario mayor del Solís, bajo dirección de Álvaro Ahunchain. También desde hoy, el director repone Magnolias de acero, en Teatro Alianza. Y ambos títulos hablan de su ductilidad para ir de la comedia dramática al teatro del absurdo. Tickantel.

-Es la primera vez que vas a montar un espectáculo en el escenario principal del Teatro Solís.

-Sí, hice allí eventos empresariales, y uno de los cuentos de Las mil y una noches, en 2005. Este es mi primer espectáculo completo allí. Yo le llevé a la Comedia Nacional la propuesta de Rinocerontes, y cuando fue aceptada no sabía en qué sala iba. Y cuando surgió que fuera en la sala principal, rediseñé el montaje que tenía en mi cabeza, para que fuera acorde a ese gran escenario. Va a ser un espectáculo grande, de gran despliegue.

-¿Qué podés adelantar de la puesta en escena?

-Beatriz Arteaga, que está a cargo de la escenografía, desarrolló cuatro espacios totalmente distintos, que van cambiando ágilmente, a la vista del espectador. Con complejidades técnicas importantes, que implican por ejemplo destrucción de determinados elementos escenográficos. Y usamos accesorios escénicos de Elián Stolarsky: va a haber una presencia sutil de rinocerontes, sin la reproducción realista del rinoceronte.

-¿Vas a usar apoyo audiovisual?

-Hay una pequeña proyección, pero no está jugada para nada a los recursos de moda, como el mapping. Aparecen imágenes de una película nefasta, El triunfo de la voluntad, de Leni Riefenstah, sobre el ascenso del nazismo. Pero sí hay un trabajo de ambientación sonora complejísimo, a cargo de Carlos García, que concreta la existencia de los rinocerontes.

-¿Cual interpretás que es hoy el alcance de la obra?

-Esta obra es una de las reflexiones más inteligentes sobre el ascenso de los totalitarismos. Ionesco compara la deshumanización de una persona, que se puede transformar en rinoceronte, con la deshumanización de una persona que asume y defiende una teoría totalitaria, que puede implicar incluso el exterminio de una etnia. Pero se puede hacer extensivo a cualquier forma de intolerancia. Ionesco trabaja la comparación del rinoceronte con la monstruosidad. La monstruosidad que todos llevamos dentro. El ‘enano fascista’ que todos llevamos dentro, del que hablaba Oriana Fallaci. En el caso de Ionesco, es el rinoceronte que todos llevamos dentro.

-Este título se vincula a un episodio de la dictadura...

-Es una de las cosas que me resulta más emotiva. Mucha gente recuerda a Ponce Echeverry cuando en aquel memorable debate del 1980 le dijo a ex ministro del Interior de la dictadura en la cara, “hay muchos rinocerontes”. Y como su interlocutor desconocía la cita bibliográfica, respondió “usted me está tratando de animal”. Creo que ese momento fue claro para demostrar el sentido de la obra.

-¿Qué versión uruguaya recordás de Rinocerontes?

-Bueno, yo vi la versión de Héctor Manuel Vidal dirigió en El Galpón chico, en Mercedes y Roxlo. En esa obra, con Víctor Newbery, lo que había hecho el director era representar siempre al rinoceronte a través de la gestualidad del actor. La hizo en plena dictadura, y toda la escenografía era verde: era como una crítica muy velada a la dictadura, en plena dictadura. Estaba también El Corto Buscaglia, Andrés Pazos: era un espectáculo de un coraje importante, en una época en que estaban siendo perseguidos los actores.

-La Comedia Nacional también la ha hecho.

-Sí, en 1962, en el año que yo nací, dirigida por Pepe Estruch, en el mismo escenario que la vamos a hacer ahora. Fijate, que la obra es de 1959 y tres años después ya se estaba haciendo acá. Y en 1993 la hizo Nelly Goitiño, en la Sala Verdi. En esa versión Levón hizo el personaje principal, y ahora va a hacer el segundo personaje, que en aquella versión había hecho nada menos que Jaime Yavitz.

-Hacia 1992 tu escribiste una obra en la que quedaban encerrados en un baño un director de teatro y un publicista. ¿Eras vos mismo, dividido?

-Obvio. Era Se deshace más fácil el país de un hombre que el de un pájaro. Fue como pelearme conmigo mismo. Pero también quise hacer una metáfora del encierro del país. Ese baño público era Uruguay. Y en cierta forma sigue siendo: no ha cambiado esa sensación de que somos como muy provincianos, y nos negamos a ver lo que pasa en el exterior.

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