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La locura no es algo individual

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Dilemas: Marisa Riera en un montaje sobre los vínculos. Foto: Ina López

Es cada vez más frecuente que jóvenes actores decidan escribir y dirigir sus propios textos. Ese es el caso de No se pueden llevar la locura que, además del mérito de ser jóvenes que llevan a cabo su propio proyecto, es una obra que está muy bien.

El texto cuenta la historia de cuatro hermanas que viven juntas y solas desde la muerte de su madre, y se refugian en su hogar de los peligros e influencias del mundo exterior. El hermetismo del mundo de las hermanas se verá quebrantado cuando el gobierno, en su lucha contra la inseguridad, decide revisar la fortaleza de las puertas de todas las casas de la ciudad. Así, las hermanas perderán la puerta de su casa y estarán expuestas y obligadas a relacionarse con el "afuera". Con personalidades muy definidas, diversas y hasta estereotipadas, los miedos y sentimientos de cada una de ellas afloran hasta dejarlas en ridículo.

Paula Botana es actriz egresada de la Generación 2012 del Instituto de Actuación de Montevideo (IAM). Con afinidad por la dramaturgia, ella quiso escribir un texto para sus compañeros —un grupo que, de hecho, en escena funciona muy bien— pero resultaba muy exigente hacer algo para 18 actores.

El disparador fue un episodio real: un árbol empezaba a expandir su raíz por debajo de la calle hasta llegar a la casa de Botana y la puerta se abría cada vez menos, así que se la llevaron para arreglarla. La experiencia de estar sentada en el living de su casa mirando televisión mientras las personas pasaban y observaban sin entender, terminó en un texto para siete actores muy bien logrado.

La dramaturgia, entonces, es uno de los puntos fuertes de la obra. En constante tono de humor, plantea los dilemas que sufren las hermanas: una enfermedad, la inseguridad, la identidad, la sobreprotección excesiva, el miedo a quedarse solas y, en definitiva, miedo al mundo y "mundo" significa, para ellas, cualquier persona u objeto que esté fuera de su casa. La locura no está planteada de forma literal ni individual, sino que toma la forma de la paranoia a la que llegan las hermanas con tal de defenderse unas a otras, y eso dota a la obra de cierta ternura. Bien manejados, humor y ternura suelen ser una buena combinación.

Además del texto, las actuaciones son buenas y cada personaje está muy logrado, especialmente el de Cecilia Placeres haciendo de Manuela, la hermana menor insegura y el de Marisa Riera, la mayor, verborrágica y sobreprotectora.

Aunque cuando termina la obra el espectador se queda con ganas de más, por una hora, María Laura, Emma, Manuela y Josefina invitan al living de su casa para contarnos sus miedos y secretos y para mostrarnos que se pueden llevar todo, menos la locura o el amor. casi lo mismo en esta obra.

No se pueden llevar la locura [***]

Dramaturgia y dirección: Paula Botana. Intérpretes: Marisa Riera, Alejandra Gregorio, Cecilia Placeres, Graciela Ingold, Juan Manuel López, María Rampoldi, Lucía Conti. Música original: Franco Rilla. Producción: Tania Pintos. Diseño: Matilde Santamaría, Maite Bastarrica, Ana Paula Segundo (Colectivo Manada). Sala: La Gringa (18 de Julio 1236 esquina Yi). Funciones: sábados a las 23:30. Localidades: $ 250.

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Dilemas: Marisa Riera en un montaje sobre los vínculos. Foto: Ina López

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