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Laura Azcurra: "Este es un momento incómodo, y bendito sea. Es momento de hacerse preguntas"

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Laura Azcurra. Foto: Darwin Borrelli

Entrevista

La actriz referente de Actrices Argentinas, presenta mañana y el jueves en el Solís, un espectáculo de danza

Lo único que altera la composición negra y roja del atuendo de Laura Azcurra (dos colores ligados a la estética flamenca tradicional) es el pañuelo verde que lleva atado a su muñeca. Es el símbolo de la lucha por el aborto seguro, legal y gratuito que sigue adelante en Argentina, y que fue la causa base para la construcción de Actrices Argentinas: un colectivo, o colectiva a decir de sus integrantes, que ha ganado peso, protagonismo y espacio mediático en la vecina orilla.

Azcurra, actriz de larga data en la televisión argentina (Campeones de la vida, Son amores, Soy gitano, por mencionar algunas), se convirtió en una de las referentes de Actrices Argentinas. Fue una de las voceras en la conferencia de prensa en la que se informó de la denuncia de Thelma Fardin contra Juan Darthés, por violación, y es una de las que lleva la bandera de la revolución feminista bien en alto.

Eso estuvo presente en la charla con El País, charla motivada por otra faceta suya: la de bailarina. Azcurra, bailaora de flamenco, presenta mañana y el jueves en la Sala Zavala Muniz del Teatro Solís, a las 20.00, Salir del ruedo (entradas en Tickantel). Es un espectáculo que realiza con Mariana Astutti, en el que releen a una forma folclórica que decidieron deconstruir, para adaptar a sus necesidades e inquietudes actuales. Antes, el miércoles, dictarán dos seminarios en el Solís: uno físico y de teatro con técnica de impro, y uno de baile y cajón peruano.

Azcurra, además, se está despidiendo tras seis años de Toc Toc, la comedia más vista del teatro argentino; está en Go! Vive a tu manera, una nueva serie teen de Netflix; y está “escribiendo un proyecto de televisión que ojalá salga, porque es muy feminista en un espacio muy masculino”. Esa convicción, la de transformarse, es la que cruza todos sus proyectos.

-En la entrevista que hiciste antes de esta, decías que para deconstruirse hay que estar conectado con uno mismo. ¿Cuánto de esa conexión personal tiene que ver con el espectáculo Salir del ruedo?

-¡Todo! Porque salir del ruedo implica salirse de las formas, de las etiquetas. Un ruedo es un espacio de pelea, donde hay dos jugándose la vida, y uno de los dos va a morir. Salir del ruedo significa salir de ese espacio de matanza, para encontrar otra forma de juego, de espectáculo. Nosotras compusimos Salir del ruedo con Mariana Astutti, y entre las dos estábamos en la misma búsqueda, después de muchísimos años de flamenco tradicional, de cómo encontrábamos nuestra forma de expresarnos a través de un lenguaje flamenco, que no sea solo el folclórico de Sevilla. Que bailamos, y hemos trabajado bailando en los tablaos, como debe ser, pero que hoy no nos representa. ¿Cómo nosotros, colonizades por la Madre Matria, hoy en el siglo XXI, seguimos repitiendo una fórmula tradicional con mayoría de letras machistas y patriarcales a ultranza, que no nos representan? Es de una manera una deconstrucción y una apropiación de un lenguaje que viene de lejos, pero también está recorriendo nuestras venas.

-Para vos desde lo personal, más allá de lo artístico, ¿qué fue lo más incómodo de este proceso de deconstrucción?

-La presencia del ritual que compone al tablao: que no tuviésemos músicos en vivo, que trabajáramos a capella en una parte, sin ni siquiera el apoyo de un tempo externo. El gran trabajo existencial que tuvo Salir del ruedo fue la confianza, en todos los sentidos: confiar en una idea, en que lo que estábamos sintiendo se podía representar, en que nuestro material era original y novedoso y nuestro. Y en la necesidad de devolverle algo a esta etnia maravillosa. El flamenco tiene un espíritu nómade, viene de las minorías, y también hay algo de eso en nosotros como sudamericanos. Y nuestros ensayos estaban atravesados por los cuestionamientos, por hablar mucho de hombres y mujeres, y de una impotencia femenina que cuando te unís con otras, empieza a ser una fuerza encantadora. Salir del ruedo tiene empoderamiento. Y este es un momento incómodo, y bendito sea: es momento de hacerse preguntas, y por suerte, somos muches los que necesitamos que esto se baraje de nuevo.

"El gran trabajo existencial que tuvo 'Salir del ruedo' fue la confianza, en todos los sentidos"

Laura AzcurraActriz y bailarina

-El arte, desde los circuitos off y under, está acompañando este cambio con propuestas interesantes, innovadoras. ¿Cuánto falta para cruzar la barrera hacia lo mainstream, en Argentina?

-Pienso que puede llegar a ser posible, en la medida en que planteemos, a nivel global, un nuevo sistema con otros conceptos. Porque este sistema se sostiene porque se consume, y porque hay gente oprimida trabajando. Confío mucho en las cosas artesanales, las productoras independientes. El teatro off de Argentina es de los más interesantes y variados del mundo, y eso también es un orgullo. Por supuesto que sería ideal que en este momento, nuestra televisión pública estuviera produciendo ficciones, documentales. Pero hoy, en una crisis como la que estamos atravesando, ese canal está parado. Creo que hay que tomar políticas nuevas, en muchos aspectos, pero en eso tenemos que ser responsables, porque el Estado somos nosotros. ¿Cómo se va a llevar a cabo? Eso es lo que tenemos que discutir. En principio, hay que estar alertos a que ya no queremos naturalizar más: somos responsables de la realidad en que estamos. Entonces menos dedito, más amor, y desde ahí sí va a haber una construcción verdadera.

Laura Azcurra. Foto: Darwin Borrelli
Laura Azcurra. Foto: Darwin Borrelli

-Ahora, ante la sucesión de femicidios, por ejemplo, hay que estar bien parada para que el enojo no te pase por arriba.

-Total. Es un ejercicio y es una decisión, y somos un conjunto de decisiones, todo el tiempo. Yo soy pisciana, tengo una personalidad optimista, soy curiosa, me gusta mucho la vida, soy intensa y apasionada y muy llorona. Y la llegada de mi hijo me dio un "extra forte" a la hora de empezar a registrar el espacio que le estamos dejando a las generaciones venideras. No puedo pensarme individualista en ese sentido: realmente me angustio si mi presidente está endeudándonos por 100 años. Y los obreros de la interpretación, los actores y las actrices que encarnamos personajes, ya tenemos el ejercicio de la empatía inmediata con el otro. Creo que por eso las actrices saltamos tan fuertemente a defender, a pedir. Porque hay mujeres que no tienen acceso al sistema de salud, o que no pudieron terminar el colegio porque quedaron embarazadas; no vamos a cuestionar si por el noviecito de turno o por el tío que vivía al lado, que también tiene que ver con la falta de educación y la presencia del Estado. Entonces nosotras, que tenemos educación y un nivel de vida de clase media, ¿cómo no vamos a ponernos en los zapatos y las voces de esas mujeres? Es una locura que esto esté pasando cuando puede ser evitable, y tenemos que hacer visible la falencia en el sistema de salud y de educación. No sólo porque estamos en el siglo XXI y queremos nuestras cuerpas libres: sobre ningún órgano humano, como el útero femenino, otro tiene que tener decisiones. ¡Es un divague!

-Por eso Actrices Argentinas, como fuerza, creció tan rápido.

-¡Muy rápido! Sabiendo que las actrices, nunca nos unimos en una causa. Nunca fue tan fuerte y tan contundente. Y es muy amoroso, ¿entonces cómo no ser parte de eso? A mí me dan fuerza mis compañeras de la colectiva, mi hijo con sus amigues, y es como un contagio. Que sigue siendo parte de un trabajo en construcción. Lo que pasa es que durante mucho tiempo se dedicaron a individualizarnos, encerrándonos en el hogar con los electrodomésticos, para no salir de la casa y no vivir en comunidad. Ahora estamos volviendo a unirnos, a decir: che, es juntas la cosa. Por eso es tan fuerte, y por eso la revolución será feminista, o no será.

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