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Intenso mano a mano en "La última sesión de Freud"

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Armand Ugón y Diego Artucio dan vida a un debate lleno de emociones e ideas.

Es mucho más que un debate entre un ateo y un creyente. Porque los personajes son nada menos que Sigmund Freud y C.S. Lewis, este último destacado medievalista, crítico literario, novelista, académico, locutor de radio y ensayista británico, reconocido por sus novelas de ficción, y especialmente por Las crónicas de Narnia.

El mano a mano que estos dos personajes entablan transcurre en tiempo real, durante los últimos días de vida del llamado padre del psicoanálisis, en una Londres amenazada por la Segunda Guerra Mundial.

El pequeño escenario del centro cultural estadounidense, de la calle Paraguay, se ha prestado para trabajos escénicos de valor, y otras veces para experiencias teatrales menos rigurosas. Afortunadamente, La última sesión de Freud integra el primer grupo. Eso ya se nota desde la escenografía, que crea un buen marco para este largo e intenso debate de una hora y media.

No estamos meramente ante dos personas, dos personajes, que opinan distinto. Cada uno de ellos pertenece a una época distinta, a un país (y hasta a una cultura) diferente, y ambos han tenido una relación conflictiva con la religión. Es por eso que este enfrentamiento sobre la existencia de Dios permite exponer una amplia gama de temas, desde políticos y sociales hasta directamente biográficos. Desde el poder al coleccionismo, desde el suicidio al sexo, mil asuntos van saliendo en el intercambio de argumentos, que contiene frases que puede que el espectador memorice y luego analice ("la muerte es tan injusta como la vida", se dice en un momento crucial).

Uno puede suponer que el nombre de Daniel Veronese en la ficha técnica tiene que ver con la fluidez del texto en español, de la facilidad con que corre en escena. Esa es una buena plataforma para estos dos buenos actores, que ya han madurado la relación con sus personajes, y los pueden encarnar sin mayores riesgos. Artucio da vida a un Freud convincente, dándole una nueva cara y un nuevo cuerpo a este médico austríaco que tantas veces ha ido a parar a la ficción. El actor debe interpretarlo en un momento difícil en la biografía de su personaje, cuando la enfermedad lo acosa, asunto que obliga al artista a transitar por pasajes intensos, de gran demanda física, que él resuelve con soltura. No en vano recibió por este papel el Premio Florencio al Mejor Actor en la temporada pasada.

Armand Ugón tiene acostumbrado a su público a un desempeño más que correcto, y el papel le permite mostrar a un personaje de época, elegante, al que dota de precisos detalles. El público, en la función del sábado último, llenó la sala, dando cuenta del buen olfato para un plato bien servido.

En 1995, dos décadas atrás, en el Teatro del Centro Carlos E. Scheck se había estrenado El visitante, de Eric Emmanuel Schmitt, que dirigido por Bernardo Galli llevaba a Freud a escena, en un trabajo que dejó un muy grato recuerdo. Ahora, otro texto, otro director, y otro elenco, revive al personaje para ofrecer otro trabajo de nivel, que invita a disfrutar de dos buenas actuaciones, y a reflexionar junto al elenco.

Desde la dirección, Álvaro Ahunchain trabaja discretamente, si que se le note, haciendo que todos los hilos se muevan sin que sus manos sean vistas.

SABER MÁS

LA ÚLTIMA SESIÓN DE FREUD (****)

Texto: Mark St. Germain. Dirección: Álvaro Ahunchain. Traducción: Daniel Veronese, Sebastián Blutrach. Elenco: Diego Artucio, Álvaro Armand Ugón. Escenografía e iluminación: Laura Leifert y Sebastián Marrero. Sala: Alianza Uruguay-Estados Unidos, Sala Dos. Paraguay 1217. Funciones: sábados, 21:30 horas, domingos 19:30 horas. Entradas: $ 360.

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