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Dos hermanos y el frío de una heladera sueca

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La obra de Butazzoni es una reflexión sobre la soledad. Foto: archivo El País

El escritor Fernando Butazzoni debuta como dramaturgo.

El escritor uruguayo, conocido por —entre otros— Las cenizas del Cóndor y Final de seda oscura (finalista del Premio Planeta) abandona momentáneamente sus novelas para meterse, por primera vez, en la dramaturgia.

La heladera sueca, que se estrena hoy en Espacio Teatro (Mercedes 867, entre Andes y Convención) es, dice, una reflexión sobre los distintos niveles de la soledad.

Dirigida por Álvaro Aunchain y protagonizada por Álvaro Armand Ugón y Leonardo Lorenzo, y con Andrés Chótola en un papel secundario, Butazzoni arranca su camino como dramaturgo con figuras reconocidas. "A Franklin Rodríguez le gustó la historia y se puso a gestionar la movida. Álvaro también se entusiasmó y él se encargó de armar todo el equipo. A ellos les gustó, ahora veremos qué pasa con el público".

Ambientada en Suecia, la historia gira en torno al encuentro de dos hermanos luego de no verse durante mucho tiempo. El hermano "uruguayo" (Lorenzo) llega a Suecia para visitar al hermano "sueco" (Armand Ugón). Éste es un profesor de filosofía en la Universidad de Uppsala, y el visitante es un abogado. Ahí se produce el encuentro que según Butazzoni es una "confrontación de soledades". "¿Cuál de los dos es el verdadero solitario? Porque uno de ellos, el uruguayo digamos, es un tipo muy piola, muy canchero. Mientras que el profesor de filosofía es un tipo retraído. Es medio sueco, digamos", explica el autor. Sin querer revelar más de la trama, Butazzoni dice que en ese contrapunto entre los hermanos empiezan a surgir las dudas sobre el verdadero carácter de cada uno de ellos.

"Como viví allá, conozco un poco de lo que podría ser el alma del uruguayo en la diáspora", dice el escritor, y aclara que no trata de un exiliado político".

Para Butazzoni fue un desafío "tremendo", dice, escribir una obra de teatro. "Descubrí que era mucho más difícil que lo que pensaba. Quien compra una entrada quiere que le cuenten una historia que lo entretenga. O que lo provoque, o emocione, o divierta. O todo eso junto. Y todo de una manera en que se entienda. Estoy convencido que es cada vez más necesario expresarse con sencillez, de palabras y conceptual. Te estoy hablando como escritor, ¿no? Trato de ser lo más claro posible en mis libros. No acepto las frases que no se entiendan con claridad. Llevar eso a un espacio donde las palabras son una parte pero no todo, porque importan mucho los gestos, o una luz que se apaga, u otro hecho teatral, es muy difícil. Y mantener la coherencia de eso durante la hora y diez que dura aproximadamente la obra, agregó otro nivel a ese desafío".

Todo eso, agrega Butazzoni, le llevó a descubrir que el teatro le gustaba mucho más que lo que pensaba. Mejor dicho: la obra le hizo redescubrir la pasión que tenía por el teatro cuando era más joven. "Empecé mi vida cultural, por decirlo así, a los 13 años justamente en un teatro en Las Piedras. Pero eso desapareció. Sentarme a escribir esto fue como un viaje a mi infancia y juventud". La obra va los sábados a las 21.00 y los domingos a los 19.00.

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La obra de Butazzoni es una reflexión sobre la soledad. Foto: archivo El País

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