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La gran tragedia del amor

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Romeo y Julieta

Romeo y julieta, por el ballet nacional sodre

Un notable montaje que reúne grandes intérpretes en un marco escénico de primer nivel

Quizá el mejor espectáculo del año, en lo que al arte escénico se refiere. La legendaria historia del amor trágico de Romeo y Julieta reapareció el jueves pasado de la mano del BNS, y el público volvió a quedar sin palabras, ante un espectáculo que es sinónimo de excelencia tanto a nivel musical, como escénico, coreográfico e interpretativo.

Una vez más, María Noel Riccetto volvió a lucir su talento a pleno en el rol de Julieta, un papel que le va perfecto, por su elegancia, y por su físico a la vez etéreo y tan terrestre. Y por su dramatismo, por el modo en que llega tan bien a las escenas trágicas. Pero hay otras bailarinas que saldrán a desempeñar ese rol en las funciones que están corriendo, y entre ellas habrá que poner el ojo en la bailarina Eunsil Kim, que ya ha demostrado desplegar mucha gracia, carisma y vuelo.

Junto a Riccetto, Gustavo Carvalho hizo un Romeo muy bien interpretado, siendo un partenaire ideal para esa gran bailarina, dado que logra darle la estabilidad que necesita, principalmente en las figuras aéreas. El bailarín, que no tiene un físico tan estilizado, consigue sin embargo atrapar en base a su desempeño y su precisión. Entre los muchos trabajos individuales de relevancia, destacó Guillermo González, con una interpretación riquísima.

Otro pilar del espectáculo es la coreografía, de Kenneth MacMillan (1929-1992), que se aparta del estilo llano del romanticismo lineal, para brindar formas que hablan de la psicología de los personajes, del trasfondo de las situaciones. El Ballet del Sodre hizo, por ejemplo, Romeo y Julieta en 1950 en la versión coreográfica de Serge Lifar, que se caracterizaba por su tono romántico, sobre lenguaje neoclásico. Pero el vuelo imaginativo de esta coreografía de MacMillan le da un aire experimental que ubica a este ballet lejos de las resoluciones más volcadas a las formas tradicionales.

“No la hagan bonita, porque la muerte es horrible”, dijo al parecer MacMillan a sus bailarines durante los ensayos de la escena de la cripta. Pero esta versión del BNS logró hacerla a la vez hermosa y extremadamente emotiva y trágica. En eso también tuvieron que ver, lógicamente, escenografía y vestuario, y todo el andamiaje técnico que hizo que todo funcionara con precisión, utilizando las formas clásicas del manejo de la tramoya. Son numerosos los cambios de decorado, y entre ellos compiten en armonía cromática y originalidad.

La música es otro elemento que juega fuerte en el éxito de esta puesta, y la orquesta y su director la aprovecharon al máximo. El ritmo en que corrieron las acciones, el clima fantasmagórico que se logra instalar, es producto de todo el trabajo conjunto. Esperemos que cuando Bocca no sea más el director artístico, estos montajes de desaparezcan.

ficha técnica

Romeo y Julieta [*****]

Coreografía: Kenneth MacMillan. Libreto: Basado en la obra de William Shakespeare. Compañía: Ballet Nacional Sodre. Música: Serguei Prokofiev. Orquesta: Sinfónica del Sodre, bajo dirección de Martín García. Escenografía y vestuario: Paul Andrews. Diseño de iluminación: John Read. Repositor: Bruce Sansom. Sala: Auditorio Nacional Adela Reta, Andes y Mercedes. Funciones: hasta el miércoles 4 de octubre. Entradas en Tickantel, desde $ 850 a $ 60.

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