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Dos desconocidos se convierten en animales

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Beso de alacranes

Estreno

Sandra Massera al frente de una historia de ribetes fantásticos en Sala Delmira Agustini

Una mujer y un hombre se conocen en una parada de ómnibus. Lo que parece ser un encuentro fortuito y banal, a los pocos minutos comienza a convertirse en un suceso tan avasallante e inesperado, que marca para siempre el destino de los protagonistas. De eso va Beso de alacranes, que desde mañana estará presentando en Sala Delmira Agustini, del Teatro Solís. Escrita y dirigida por Sandra Massera, cuenta con las actuación de Andrea Macarena Hernández y Alain Blanco.

Irá los martes, miércoles y jueves a las 21.00, y las entradas están en Tickantel, a $ 350. El espectáculo, de 70 minutos de duración, quedará en cartel hasta el jueves 15 de noviembre, y es apto para todo público.

Se trata de un montaje de la compañía Teatro del Umbral, que propone reflexionar sobre el comportamiento humano y lo fatuo de la lucha por el poder. A partir de la idea de una situación común -dos personas desconocidas en una parada de ómnibus en el borde de un parque- y dejando abrirse paso a la intuición, aparece la imagen rectora de la obra: los personajes fueron en el pasado, animales. Desde allí comienza el juego de cómo sostener y dar aliento a una situación tan singular y extraña, dejándose llevar por la creación de un mundo otro en el que tal cosa pudiera ocurrir. 

Así, lo que podría interpretarse al comienzo como una simple historia fantástica, se desliza poco a poco hacia una situación de mayor dramatismo y comunión entre los destinos de los dos personajes. A poco de comenzar la obra, el diálogo comienza a adquirir un tono no usual y se desarrolla de tal manera que ambos protagonistas sienten el impulso irresistible de contarse sus vidas pasadas y el detalle de su anterior estado animal.

Con escenografía e iluminación de Álvaro Domínguez, la puesta busca un final ambiguo. De hecho, el espectáculo propone que tal vez importe menos si finalmente los dos personajes seguirán juntos, rescatando el planteo la pureza y la fuerza de las confesiones que se hacen el uno al otro en tiempo real, mientras él deja pasar tres veces el ómnibus que esperaba, y ella encuentra la manera de que durante una hora y diez minutos él permanezca a su lado.

Teatro del Umbral está cumpliendo dos décadas de existencia, y en ese lapso ha transitado una modalidad escénica rica en temas, muchas veces de corte humanista, y de novedades formales, con fuerte énfasis en el tema de la libertad humana, hurgando en personajes muchas veces socialmente incomprendidos. Y lo ha hecho a través de un camino que ahonda en la fantasía, lo onírico, con una carga muchas veces metafórica, que habla de la relación entre el hombre y el poder. Buscar códigos innovadores de comunicación escénica ha sido siempre una meta de esta compañía.

En esta nueva creación que mañana sube a escena, la autora busca desafiar al espectador a ponerse en el lugar de personajes de una entidad diferente a la humana, y tal vez por eso de una humanidad más intensa: la muñeca pensante, el fantasma, el ser mítico, el autómata, fueron algunas de sus creaciones anteriores. En esta propuesta lleva a sus personajes hacia un plano de la existencia antes nunca explorado en sus obras. La obra ganó una primera mención del Concurso de Dramaturgia Juan Carlos Onetti, del año pasado, y sube a escena con el apoyo de Comisión Fondo Nacional de Teatro.

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