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Una comedia uruguaya que ambiciona un Kikito en Gramado

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César Troncoso y Verónica Perrota en Gramado. Foto: Carlos Mossamann

Las toninas van al este fue saludada con entusiasmo en el festival de cine.

La destitución de Dilma Rousseff se coló en Gramado, una ciudad fundada por alemanes, tan plagada de chocolaterías y decorados navideños, que se siente como el pueblo de The Truman Show.

Antes de cada función se abuchea la placa del Ministerio de Cultura, y el grito de "fora Temer" y "é um golpe" se escucha hasta en las guitarreadas en los hoteles. Pero el evento sigue adelante con el estusiasmo brasileño típico: las cuatro proyecciones diarias se realizan en el Palacio de los Festivales casi a pleno, y los aplausos, cuando los hay, son efusivos.

Entre las estrellas que desfilaron por el evento están Sonia Braga, Tony Ramos, Rachel Griffiths y Cecilia Roth, que recibió el Kikito de Cristal como homenaje a su carrera. Esta noche, la fiesta que cada invierno convierte a Gramado en una gran alfombra roja llegará a su fin cuando se conozca la ganadora del Kikito de Oro, y los actores y técnicos premiados.

El evento es uno de los pocos que premia todos los rubros, y además con un dinero (80.000 dólares en total), que supo ir a películas uruguayas como Whisky, El baño del Papa, La Redota, Gigante y El lugar del hijo. Esta vez, la apuesta uruguaya es Las toninas van al este de Verónica Perrotta y Gonzalo Delgado.

El público acompañó el humor ácido de esta comedia, que casi no se podía ver: las copias no funcionaban. A último momento viajó desde Montevideo César Troncoso con otras nuevas en la valija. El actor hace de un padre de familia que ejerce la prostitución en Maldonado.

Este actor es toda una celebridad en el festival. "Es la quinta vez que vengo, a veces fui jurado y otras competí como actor", dice. "Siento un gran placer en venir, tengo muchos amigos y trabajé con varios de los cineastas que están ahora. Desde que me premiaron como Mejor Actor me empezaron a llamar primero desde Río Grande del Sur y luego de todo el país, así que siempre voy a estarle agradecido".

Espejo de la región.

La principal competidora de Las toninas... es la coproducción argentino-paraguaya Guaraní, del argentino Luis Zorraquín, excelente road movie que registra el viaje de un arisco abuelo pescador y su rebelde nieta adolescente desde la frontera paraguaya hasta el Gran Buenos Aires. Van en busca de su madre embarazada, y en el camino los ayudan personajes entrañables. El relato ofrece otro nivel de interpretación que revisa la relación migratoria entre Argentina y Paraguay desde la Guerra de la Triple Alianza, así como la convivencia de rituales culturales en el mundo moderno.

Otro de los films que interesaron es Carga sellada, de la boliviana Julia Vargas. Es otra road movie sobre un viejo tren de carga que transporta por el altiplano a policías con la misión de deshacerse de unas cajas con tierra tóxica. Los obstáculos son varios, siempre protagonizados por pobladores de los distintos pueblos donde intentan detenerse para dejar "la basura". Se basa en hechos reales, y es una de las películas bolivianas que más viaja a pesar de que en La Paz estuvo en cartel solo dos semanas.

De Argentina también se exhibió Campaña Antiargentina, un falso documental dirigido por Ale Parysow, el principal montajista de Pol-ka, la productora de Adrián Suar. Juan Gil Navarro es un músico famoso que enloquece al toparse con una investigación familiar que busca comprobar que existe una logia que atentó contra algunas de las principales figuras argentinas como Eva Perón, Gardel, Maradona y Messi.

Y se disfrutó la historia de amor entre dos amigos en Esteros, rodada en Argentina por el brasileño Papu Curotti.

Y la sala estalló en risas con El mate, de Bruno Kott, y Tamo junto, del comediante Matheus Souza. La primera sorprende por combinar con creatividad géneros como el policial y el humor disparatado. La segunda imitó con gracia la clásica película de enredos juveniles estadounidense, en la que un joven nerd intenta conquistar a una chica con la ayuda de una amiga, y el plan se sale de control.

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César Troncoso y Verónica Perrota en Gramado. Foto: Carlos Mossamann

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