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La clase de filosofía del futuro

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Sbaraglia y una filosofía para el escenario. Foto: Difusión

Leonardo Sbaraglia salió a escena el viernes último en el escenario de El Galpón como uno más de su equipo, sin los aires triunfales que le podrían dar los éxitos en cine y televisión que viene cosechando.

Sorprendió un poco que saludara informalmente, como quien entra a un boliche. Era parte, lógicamente, del código que establece El territorio del poder, que empezó a instalarse sobre el escenario luego de una palabras del carismático galán argentino, en las que dijo cosas sobre su familia y sobre su relación con estas funciones montevideanas.

Y desde que arrancó el espectáculo, de fuerte corte performático, quedó claro que no era una propuesta artística que buscara seducir al público de modo directo, ni que quisiera aprovechar el perfil más encantador de Sbaraglia. Por el contrario, un discurso de tono crispado, duro, por momentos estridente, dejó a algunos espectadores desconcertados. Quienes fueron a ver al galán en acción, tuvieron que enfrentar una obra poco común, en la que una música no muy melódica y unos textos de corte reflexivo, obligaron a un ejercicio de adaptarse a la situación. Quizá por eso algunos espectadores se levantaron y se fueron de la sala, mientras otros discutían si quedarse o no.

El territorio del poder es un montaje bien servido escénicamente, en el que una gran pantalla de fondo va exhibiendo imágenes que lógicamente se entrecruzan con las palabras del actor y las canciones. Esa imágenes tienen un interés visual relevante, y su composición y armado, por momentos a ritmo vertiginoso, multiplican los sentidos en juego. La música en vivo se cruza con esos elementos, en una trayectoria escénica que brinda a la vez un sinnúmero de estímulos al espectador.

Temáticamente pasa por siglos de Historia y kilómetros de geografía, desde el Renacimiento hasta los tiempos actuales, desvelando los mecanismos del poder según las épocas, y su continuidad pese al paso de los períodos históricos. Hay un planteo sobre las nuevas formas que van tomando los mecanismos coercitivos tradicionales, y ese discurso se refleja también en las imágenes, que se reconvierten en un juego de formas que termina teniendo un sentido en sí mismo. Del fútbol y la represión, a la tortura y la etología, Sbaraglia presentó un espectáculo honesto, que puede ser algo ingenuo en su nivel de análisis, pero que tiene el mérito de ser formalmente singular, y de contenido comprometido. El carácter disperso de los temas, la ausencia de un argumento ficcional, exigió al público menos ávido de formas nuevas.

El actor ya había venido con esta obra, y antes había traído, a esta misma sala Contrapunto, junto a Pepe Soriano, en 2010. Y yendo más atrás en el tiempo, una larga relación vincula al actor con el público local. Y ahora se lo pudo ver en un rol nada habitual.

El territorio del poder

Integrantes: El actor Leonardo Sbaraglia y el músico y compositor Fernando Tarrés, en una obra basada en textos originales, inspirados en las ideas del filósofo francés Michael Foucault. Fecha: viernes 29 de julio en Teatro El Galpón.

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Sbaraglia y una filosofía para el escenario. Foto: Difusión

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