La Filarmónica inició el segundo concierto del Festival Mozart con la "Obertura" de Don Giovanni.

La maestra brasileña, Ligia Amadio, transmitió con fidelidad los contrastes que presenta esta bellísima pieza en la que se oponen los andante" con el Molto Allegro, tonalidades menores con mayores, clímax sombríos y dramáticos con jocosos.

La Filarmónica obedeció dúctil y expresivamente las indicaciones de la directora. Luego vino el "Concierto para piano y orquesta nº 23" que tuvo como solista a la pianista lituana Ieva Jocubaviciute. La actuación tuvo una notable pulcritud técnica, proveniente de su extraordinario dominio de la digitación. Sus articulaciones nos brindan una firme sensibilidad rítmica, apoyada por la claridad que obtiene del uso inteligente de los pedales. El segundo movimiento "Adagio" constituye indudablemente una de las páginas más conmovedoras y apasionadas de toda la producción mozartiana. Esta especie de siciliana fue el punto más alto del concierto donde la solista mostró su delicada sensibilidad. El acompañamiento orquestal fue sumamente equilibrado, dejando que la solista se luciera plenamente sin opacarla en ningún momento.

Para finalizar se interpretó la famosísima "Sinfonía nº 40" con una versión admirable por la precisión del estilo y de los matices .Además su interpretación fue de una fina musicalidad, imprimiendo a sus distintos movimientos un sello de jovialidad y transparencia sonora, dentro de un fraseo elegante.

Filarmónica de Montevideo. Directora: Ligia Amadio. Dónde: Teatro Solís. Cuándo: 22 de febrero.

JULIO CÉSAR HUERTAS

CRÍTICA - CLÁSICAJULIO CÉSAR HUERTAS