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Arturo Puig: "Antes costaba una carrera llegar a ser famoso"

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Arturo Puig

ENTREVISTA

El popular actor argentino habló con el país antes de su presentación en El Galpón, con El vestidor

“Hace mucho que no vengo a actuar a Montevideo, tanto que no me acuerdo con qué obra vine la última vez”, comenta con humor el querido actor argentino, cuya carrera recorre más de medio siglo del cine, el teatro y la televisión de su país. Ahora, el artista se prepara para el escenario de El Galpón, donde dará tres funciones, el miércoles 5, jueves 6 y viernes 7 de junio. Lo hará junto a un partenaire de lujo (Jorge Marrale) y con una obra que dice mucho al público uruguayo: El vestidor. Entradas en Tickantel, desde $ 1050 a $ 1550.

-Antes de ¡Grande, Pa! vos ya eras muy conocido.

-Sí, muy conocido. Creo que Pablo en nuestra piel, de Alberto Migré, ya había sido una locura. Pero el rating de ¡Grande, Pa! es el más alto de la historia de la televisión argentina. El secreto fue que la veía toda la familia, desde los chiquitos hasta la gente mayor. Por eso ese rating. Y no se decían malas palabras: ni siquiera ‘che’. No usábamos ese término nuestro, tan argentino. Fue una locura. Hace 20 y pico de años que terminó, y es como si hubiera terminado ayer.

-Había sin embargo como un prejuicio hacia la telenovela.

-Sí, sí, por supuesto. Y fue un gran error, porque Argentina era un gran productor de teleteatros, donde había muy buenos autores, directores, y actores también. Y por eso, por un prejuicio, fuimos perdiendo mucho terreno, que nos ganó mucho Brasil, que produce unas novelas extraordinarias. Y también Colombia. Nos han pasado por arriba. 

Arturo Puig y Jorge Marrale
Junto a Jorge Marrale. Foto: Difusión

-¿Cómo ves tu personaje de Norman, de El vestidor?

-Es un personaje que me da mucho placer, porque atraviesa infinidad de sentimientos. Es muy complejo, porque de pronto es sometido por el personaje del actor (que interpreta Jorge Marrale), pero también él somete al actor, y a otra gente. Se da una lucha de poderes, y él tiene un pasado muy oscuro, del que no se sabe mucho. Y la verdad que decimos cosas que nos pegan fuerte, porque son verdades que muchas veces uno como actor ha dicho en su vida privada. El personaje de Jorge dice, ‘¿qué estoy haciendo aquí en el teatro, cuando podría estar durmiendo?’.

-Vos hiciste con Susana Giménez La mujer del año. ¿Se podría llegar a hacer de nuevo?

-Tanto La mujer del año como Sugar fueron dos momentos gloriosos en mi carrera. A mí me encantan los musicales, y con La mujer del año estuvimos con Susana, que es una gran compañera, tres años haciendo la obra. Y después con ella y Ricardo Darín hicimos Sugar: nos llevábamos bárbaro, nos divertíamos mucho. Fueron dos éxitos descomunales. Y era la época que hacíamos dos funciones, de martes a domingos. Era una paliza tremenda. Me acuerdo que en Sugar, Ricardo y yo hacíamos un número de tap muy fuerte. Estábamos muy entrenados.

El vestidor
El vestidor, Puig junto a Jorge Marrale. Foto: Difusion

-Susana es mejor comediante de lo que mucha gente cree.

-Sí, yo la acabo de dirigir en Piel de Judas, y es una comediante extraordinaria, de una simpatía pocas veces vista. Sale al escenario y tiene una luz propia. Ella siempre quiere volver a hacer La mujer del año: siempre da vueltas y dice de hacerla nuevamente. Pero el teatro tiene una particularidad: es muy sacrificado porque estás todo el día como pendiente de la función de la noche. Te invitan a algún lado, y no podés. En Susana en ese sentido lo siente mucho. En Piel de Judas se cansaba, y justamente, terminaba la obra y se iba a Punta del Este. Y allá se quería quedar un día más, porque estaba con sus perros. Y eran entendible. O sea que no sé si se llegará a hacer La mujer del año otra vez. Estaría bueno.

-En 2016 Marcelo Tinelli te invitó a la apertura de Showmatch. ¿Te sorprendió esa invitación?

-Me sorprendió, pero yo tenía confianza con él. Lo que pasa es que Tinelli empezó en Telefé con Videomatch, casi al mismo tiempo que yo empecé ¡Grande, Pa!, en el 90. Y en ese momento se grababa en un estudio muy chico, muy acotado, y nos veíamos mucho en un barcito que había al lado, y charlábamos. Él estaba feliz de hacer ese programa, en era algo nuevo para él, a la noche, con los chistes y todo eso.

El vestidor
El vestidor, Arturo Puig llega a Montevideo. Foto: Difusión

-¿Qué te llevó a ser actor?

-Mi vida es un poquito casi novelesca. Mi bisabuelo trajo la primera casa de utilería, desde Barcelona, acá a Argentina. Él vino con la compañía María Guerrero y Fernando Díaz de Mendoza. Y mi bisabuelo se quedó en Buenos Aires, con la primera utilería que hubo en la ciudad, Casa Puig, y después siguió mi abuelo, mi padre. Y yo estuve todo el tiempo relacionado con el teatro. Lo acompañaba a mi papá de chico, estaba en la boletería del teatro, en el escenario. Era inevitable que no fuera actor. Y en mi casa siempre se hablaba de teatro y yo escuchaba.

-¿Y qué pasó con Casa Puig?

-Yo tuve que ser el Puig que la tuvo que vender, hace unos años atrás, porque ya era un negocio que prácticamente no funcionaba. Nadie iba a alquilar los muebles, ni todo lo que había ahí adentro. Era un galpón inmenso, con lo que te puedas imaginar. Quedaba en Parque Patricios, un barrio de Buenos Aires, y lo vendí por el 2014, por ahí. Y la verdad ya se alquilaban muy pocas cosas. De pronto alquilabas alguna cosa, un samovar por ejemplo, pero no mucho más. Sobre todo por los cambios del cine: las cámaras se han achicado mucho, por la tecnología digital, entonces se alquila una vivienda ya amueblada, y se filma ahí dentro. Y en teatro, en general hoy las escenografías son de pocos elementos. O sea que era un negocio que ya se había terminado. Fue un gran dolor venderlo, porque era algo que estaba muy vinculado a mi infancia. Porque yo de chico iba mucho al cine, veía unas seis películas por semana, y luego cuando iba a la utilería, que entonces era la casa de mi abuela, jugaba con las espadas, igual que Errol Flynn o Burt Lancaster. Era el sueño del chico: me crié en eso.

-La fama de antes no era igual que la de hoy…

-Ha cambiado también mucho. Antes costaba una carrera llegar a ser famoso. Había que ir haciendo papeles chicos, y te iban viendo. Y hoy de pronto aparece un youtuber y tiene miles y miles de seguidores, y es más famoso que cualquier.

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