La Playa Brava de José Ignacio empieza a poblarse desde muy temprano en la mañana. Aprovechando la amplitud de la arena, las reposeras y sombrillas se instalan a lo largo de toda la costa.
Para la hora del mediodía, la playa se encuentra colmada de visitantes. Ese día, la orientación e intensidad del viento favorecía el clima de la Brava, mientras que la Mansa pasó la jornada prácticamente vacía.
Personas de muy variadas nacionalidades, especialmente argentinos, brasileños y uruguayos, disfrutaron de un soleado día a orillas del mar.
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