STREAMING

La casa de papel, Élite, Las chicas del cable y antes fueron Gran Hotel, Velvet y más. El hoyo como tendencia desde su estreno y antes Perfectos desconocidos, Ocho apellidos catalanes, La trinchera infinita... Netflix está lleno de series y películas de marca española, pero da la sensación de que en el último tiempo la producción aumentó, o quizás fue la demanda, o quizás el interés. Sea cual sea el motivo, acá va una selección de títulos que están en la plataforma y que pueden ser interesantes para una lista personal.

“Imagina lo que más deseas. Sexo, fiesta, dinero. Yo lo tengo todo. Me llamo Hugo Beltrán y soy stripper”. Así se presenta el protagonista de una de las nuevas series españolas que, desde que se estrenó, es tendencia en Uruguay. La temporada, de 13 episodios largos (cosa de la televisión española; primero se vio por Antena 3), sigue a Beltrán que, acusado de matar al marido de su amante, pasa siete años detenido hasta que una joven abogada se ofrece a ayudarlo. Protagonizada por Jesús Mosquera y María Pedraza (Marina en Élite, Alison Parker en La casa de papel), es como un Magic Mike pero más telenovelesco, con giros criminales y sexo desenfrenado por acá y allá. La crítica la destrozó, pero por algún motivo Toy Boy es un fenómeno de popularidad. Esas cosas pasan.

La crítica tampoco ha sido amable con ella, sobre todo con su segunda temporada; sin embargo, ya lleva un mes entre lo más visto de Netflix por los uruguayos, así que algún encanto tiene. Vivir sin permiso es, con sus diferencias, comparable a la premiada Succession de HBO: Nemesio Bandeira (José Coronado) hizo su fortuna a fuerza de negocios turbios, pero después se enderezó y se convirtió en uno de los empresarios más importantes de Galicia. No parece haber problemas mayores, hasta que le diagnostican Alzheimer y eso lo obliga a elegir a su sucesor en la compañía. Los candidatos son dos hijos desinteresados en el emprendimiento familiar, y en la vuelta está un ahijado que es el más capacitado para ocupar la vacante, pero que no será considerado por cuestiones de sangre. La noticia no le caerá en gracia y eso alcanza para resumir el culebrón. Dos temporadas y no habrá más.

Es mucho menos comentada que las anteriores y sin embargo, todo el que la ve la recomienda. Es una sitcom en clave de falso documental sobre la mujer del título (Brays Efe), una representante de actores que supo ser insuperable en los noventa, pero que ahora está perdida: su mejor actriz la abandona de sopetón, su mundo se desmorona y la única salida parece ser encontrar un nuevo talento. Acompañada de su asistente (Belén Cuesta, La casa de papel) y un repartidor, Paquita Salas empieza un recorrido hilarante y excéntrico que tiene hasta ahora tres temporadas cortitas. Gana premios, acumula cameos de famosos y le asegura risas a su audiencia.

Comparte creador y actrices con La casa de papel, y esa fijación con los uniformes de colores chillones que acá son amarillos. Vis a Vis, cuyo capítulo final se estrenó el año pasado, es una ficción carcelaria que tiene a Alba Flores y Najwa Nimri en el elenco (Nairobi y la inspectora Sierra en La casa de papel), y a Maggie Civantos como la muchacha ingenua que se mete en líos y termina presa e insertada en un mundo que le es muy ajeno. Hay enfrentamientos, lucha de poder, amores, violencia y todo eso que suelen tener las ficciones de estas características. Acá, además de en Netflix, se la ha visto en TV Ciudad.

Por TV Ciudad también se emitió Merlí, otra serie española, catalana en concreto, que está en Netflix y muchos uruguayos ya vieron (si usted no, es sobre un profesor de Filosofía poco ortodoxo y es entretenida). 45 revoluciones no tiene nada que ver con eso salvo por Carlos Cuevas, su protagonista, el rebelde Pol Rubio de Merlí. Acá Cuevas es un aspirante a estrella que, en la España de los sesenta, cuadra justo en los planes de un hombre que quiere abrir, dentro del sello discográfico Golden Records, una línea para la música que están escuchando los jóvenes. 45 revoluciones fue el mayor fracaso de ficción de la cadena Antena 3 en los últimos años; sin embargo la crítica habla bien de ella. Como no hay nadie que entienda a fondo esa relación entre éxito y calidad, su llegada a Netflix sirve para darle una vida más allá de los plazos finitos de la televisión.

La oferta española de Netflix no está ceñida a las series, y una de las novedades de 2020 es Hogar. Dirigido por los hermanos Álex y David Pastor, el thriller muestra cómo un publicista en caída (Javier Gutiérrez) decide recuperar su vieja vida de forma perversa: robándose la de otro. Coprotagoniza Mario Casas, galán taquillero desde el drama adolescente A tres metros sobre el cielo y la secuela Tengo ganas de ti, y sobre todo entre la prensa española ha recibido críticas positivas. A la película se le destacan la actuación de Gutiérrez y los toques sociales que tiene, y una premisa interesante que a priori tiene puntos de contacto con Parasite, aunque va por otros carriles. Un poco de suspenso nunca viene mal.

El año también vino con este thriller bajo el brazo, basado en la novela de Eva García Sáenz y con Belén Rueda como figura central. Es el típico policial de investigación sobre crímenes que son iguales a otros que se cometieron hace mucho tiempo; combinación generalmente efectiva de acción y corridas, morbo y pasión en alguna relación prohibida. El silencio de la ciudad blanca no carga con muchos elogios, pero la presencia de Rueda siempre es gancho para una audiencia.

Del año pasado y en la plataforma desde inicios de 2020, esta comedia dramática ha hecho llorar a unos cuantos y está ahí, por si alguno precisa pasar un rato agradable y canalizar sus penas. La protagoniza el argentino Óscar Martínez, que le pone acento español a este hombre al que un diagnóstico de Alzheimer lo anima a buscar el amor de su vida, antes de que se la olvide. En la travesía lo acompañarán, un poco a la fuerza, su hija (Inma Cuesta), y una nieta mucho más cómplice. Dirige María Ripoll y es una historia de amor de esas de media tarde y que ablandan corazones.

Para cerrar con un tono simpático, esta disparatada película que también figura como A Remarkable Tale, encuentra a los pobladores del olvidado Fuentejuela de Arriba intentando sacarle provecho al arribo de un grupo de africanos, que son vistos como la salvación para poblar una aldea sin gente. Tiene los condimentos típicos de la comedia española aunque dirige una argentina (Marina Seresesky), tiene a Carmen Machi y una idea diferente para tratar el racismo y la integración.