El dueño del boliche esquinero, Pepe Álvarez, publicó una carta abierta donde explicó las razones por la clausura del lugar.

Según Álvarez, lo que desencadenó la clausura fue que  "la calle empezó a tener una vida propia". El bolichero dijo que una razón importante para esto fue la ley que terminó con el hábito de fumar en lugares cerrados. Ahí empezó a gestarse una nueva cultura: la de salir a fumar y ya quedarse afuera, socializando. 

Eso, claro, genera ruido. Y hay una prohibición municipal contra el "ruido social" que establece que dicho ruido no puede sobrepasar el límite de 39 decibeles. "En comparación, un auto cuando pasa puede producir hasta 60 decibeles", dijo Álvarez y agregó:  Cuando empezó a surgir todo esto, dialogamos con los los vecinos y tomamos varias medidas (el boliche fue clausurado el año pasado, también) como vallado y otras. Pero hubo vecinos, unos pocos, que no cambiaron de opinión. Y de ahí esta medida".

Álvarez no sabe cuándo podrá reabrir su boliche, aunque dijo que recurrirá la medida. De todas maneras, dijo que continúa trabajando junto a las autoridades municipales para ver si puede convencer a quienes aún están en contra de la presencia del lugar en el barrio. "Estoy viendo si podemos armar un murallón de lana de roca en torno al boliche, cosa que la gente pueda salir a fumar y si quiere quedarse afuera, que no genere tanto ruido".

El boliche cerraba de lunes a viernes a las 2.30 de la mañana,  mientras que los fines de semana la actividad y Paullier y Guaná se extendía hasta las 4 am.

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