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Premios Emmy: sensatez y sentimiento televisivo

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La pantalla televisiva viene siendo más variada y compleja que la del cine.

Cómo es que todavía no existe la categoría "Mejor Serie Para el Consumo Compulsivo"? Con todo el fenómeno que ha generado el hecho de tener temporadas enteras a disposición, la organización que entrega los premios más importantes de la televisión estadounidense, podría darnos una mano a quienes nos hemos hecho adictos a las series.

Por ahora, debemos conformarnos con categorías que son muy similares a las del Globo De Oro, donde los dramas y las comedias arman las dos corrientes tras las cuales se encolumnan las principales producciones, así que vamos por esas.

Juego de Tronos se llevó 12 premios. ¿Era para tanto? Más allá de que muchos de éstos eran para rubros técnicos, la quinta temporada se llevó el premio a la mejor serie dramática. ¿Estuvo bien el premio? Lo estuvo. Más allá de consideraciones estéticas subjetivas y discusiones sobre si la serie es fiel o no a lo narrado en los libros de George R.R. Martin Juego de Tronos sigue manteniendo un nivel razonablemente parejo y alto, aunque cada temporada es un poquito peor que la anterior.

Al premiar a la saga de reyes, reinas y dragones, los Emmy no solo reconocen las virtudes de la propia serie, sino también el papel del buque insignia de HBO en el consumo televisivo actual. Junto a Mad Men, Breaking Bad, House Of Cards y algunas más, la serie premiada como el mejor drama es una de las responsables de la actual Edad de Oro de la televisión,

Ese presente supuestamente dorado se explica por varias razones: mejor tecnología para el hogar, mejores conexiones a internet (donde se ven series tanto legal como ilegalmente) y la idea de que el cine ha sido conquistado casi definitivamente por los superhéroes, los efectos especiales y los estruendosos sistemas de audio digital, de los cuales nos vamos a acordar cuando vayamos al otorrinolaringólogo y nos diagnostique tinitus.

La otra razón que explica esa edad dorada es la empresa Netflix, casi única responsable de que hablemos de consumo compulsivo ("binge watching") de series televisivas.

Los Emmy 2015 fueron, también, una moderada victoria para la corrección política y la actitud inclusiva y tolerante de la diversidad. Además de Peter Dinklage (un buen actor más allá de su 1,35 de estatura), fueron premiados Viola Davis (la primera mujer negra en ganar un Emmy a mejor actriz dramática) y hubo un Emmy a Mejor Actor de Comedia para Jeffrey Tambor (Transparent) que interpreta a un padre que un día le comunica a su familia que se asume como transexual.

Eso fue celebrado como una muestra de una actitud que es menos sexista y básica que la de Hollywood, aunque no es del todo justo.

No es que en el cine (al menos el de Hollywood) no haya lugar para historias con enfoques más adultos, complejos o inclusivos. De hecho, a directores como Richard Linklater, Noah Baumbach, Alexander Payne, Alfonso Cuarón o Jason Reitman les va bien con sus películas.

Pero es la pantalla hogareña la que permite un desarrollo más extenso y detallado de los avatares de la madurez. Y también la que nos da —semana a semana— una abundante dosis de sangre y sexo bajo el manto de gran relato histórico y político en Juego de Tronos.

Es también en la pantalla chica que un autor (o autora, claro) puede ir refinando una manera de contar, y explorar temáticas como el paso del tiempo, las relaciones entre los sexos, o el amor en los tiempos de la globalización.

En ese sentido, cuesta imaginar que alguien como Louis CK hubiese podido desplegar (en el cine) ese relato en apariencia autobiográfico que es Louie, una de las series que competían en la categoría Mejor Comedia. O que la pantalla de cine hubiese permitido tantos desnudos e irreverencia de Lena Dunham, la creadora de Girls, que en 2012 ganó un Emmy en un rubro menor.

Este año, en el rubro Comedia ganó Veep y su protagonista Julia Louis-Dreyfus se llevó el Emmy a mejor protagónico femenino. Pero fue Jeffrey Tambor que se llevó la mayor cantidad de elogios. Tambor ya había demostrado sus dotes de comediante en Arrested development y es un veterano actor secundario en el cine.

Ahí está otra de las razones por las cuales la pantalla de televisión lleva la delantera en comparación con la del cine en cuanto a riesgo, complejidad y, por qué no, inclusión: es el refugio de lo que Hollywood llama "actores de carácter", otra forma de decir "muy buenos actores pero no tan lindos como para convertirse en estrellas".

La televisión ha acogido a una gran cantidad de intérpretes que no encuentran lugar en las superproducciones de Hollywood, pero también nos ha dado nuevas caras, como la de Jon Hamm, quien ganó como Mejor Actor Dramático como protagonista de Mad Men. Debieron haberle dado el Emmy hace tiempo, pero este año los Oscar de la televisión premiaron a los suyos con algo más de sensatez (y también algo más de justicia) que lo que suele hacerlo su primo Oscar.

"Juego de Tronos" es en parte responsable de esta Edad de Oro de la televisión.

LOS QUE PERDIERON

Tres candidatos que tal vez deberían haber ganado

Cualquier justificación o elogio no invalida que los Emmy hayan pasado por alto algunas series merecedoras de distinciones. Por eso, vaya aquí una reinvindicación de los perdedores en la entrega de los premios de la televisión estadounidense Emmy 2015.

—House of Cards

Está bien. Aceptamos que Juego de Tronos se lleve chiquicientas estatuillas. Pero ¿no merecía esta serie ganar al menos el "Premio Consuelo en categoría Mejor Drama"? La temporada que narra ascenso de Clarie Underwood para ubicarse a la par de su esposo, el diabólico Frank Underwood, fue despareja, pero ¿qué serie no lo es? Robin Wright pocas veces estuvo mejor y tampoco ganó en la categoría Mejor Actriz en Serie Dramática.

—Louie.

¡Suerte que no le dieron otro Emmy a Modern Family! Ya estábamos un poco agotados del matrimonio bicultural. Y Veep es una buena comedia, cómo no. Pero como Louie no hay (y no habrá por bastante tiempo). La quinta temporada de la serie creada por el comediante Louis CK fue —tal como las anteriores— de lo más extraño, divertido, fascinante y desafiante que pueda verse en la televisión. Pero también se comprende que no es para todo el mundo. Las ocurrencias del guión —los dos únicos Emmy de Louie, de las 21 nominaciones que tuvo fueron justamente por los guiones— a veces pueden resultar algo excéntricas para los gustos mayoritarios.

—Liev Schrieber.

Jon Hamm tuvo un merecido Emmy como actor dramático, pero si alguien le hubiese dado el premio a este actor, nadie podría protestar. Como protagonista de Ray Donovan, que ya va por su tercera temporada, Schrieber ha creado un personaje que se siente a la vez novedoso (es una suerte de "solucionador" de los problemas de los famosos) y tradicional, ya que no es difícil imaginarse inspiraciones como Sam Spade, Philip Marlowe o Mike Hammer.

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