COLUMNA FARANDULERA

Fabiola bouvier

Si hubiese una imagen que resuma la cara de mi amiga Irene cuando me dio la noticia, es la sonrisa malvada del Grinch.

El otro día me llamó mi amiga para preguntarme qué iba a cenar. Unos fideos con tuco, nada del otro mundo le dije.

Ah, me respondió. Entonces estás mejor que la Vicky Xipolitakis, me dijo.

No te hagas la viva y decime qué le pasó a la griega más conocida del mundo. Sí, ya nadie se acuerda de María Callas.

Bueno, me dijo, el otro día me enteré que la Vicky anduvo llamando a un super para pedirles hacer un canje. O sea, el super le manda cosas y ella lo agradece por las redes sociales.

¿Y quién paga por las compras?, pregunté.

Y, el Espíritu Santo, me dijo Irene.

Bueno, la chica tiene muchos seguidores y seguro que todo el tiempo recibe mensajes de empresas que quieren que ella les agradezca en vivo.

No sé si esto es tan así, me dijo Irene. Los otros días llamó a un super y le pidió de todo, caldos, fideos, atún y hasta champagne para hacer un brindis, dijo en un audio que se conoció hace poco. Lo mismo hizo en una verdurería, pero sin suerte.

Bueno, hay que entenderla, no puede salir a la calle por la prohibición, le dije, intentando defender a la Xipolitakis.

Querida, dijo Irene, la griega quería que le mandaran el surtido sin pagar un peso, nada más.

Bueno, en estos casos no solo se trata de quién tira el mangazo para llevarse cosas de arriba, también es sobre quien, o quienes le siguen el juego.