La morocha fue testigo casual de todo lo que sucedió.

Como era de esperarse ahora todos sabían que algo extraño estaba pasando mientras Faye Dunaway anunciaba como la ganadora del Oscar a la mejor película a La La Land. Igual, nadie me borrará la cara de asombro de los presentes ante la confusión que comenzó a reinar cuando uno de los productores del musical decía que había habido un error y que La La Land no era la mejor película.

Seguramente fue coincidencia que Salma Hayek haya estado en ese momento detrás de cámaras, mientras el bochorno se llevaba a cabo. Ella había estado minutos antes en el escenario y para no ir y venir, prefirió quedarse estirando las piernas detrás de cámaras mirando lo que quedaba de la ceremonia, que ya pasaba las tres horas de duración.

Si fuera otra persona uno podría pensar que se trata de alguien intentando llamar la atención por unos minutos de fama y algún titular menor. Claro que la Hayek no necesita ni notoriedad ni publicidad barata para llamar la atención o ser noticia, no solo por su exitosa carrera como actriz, también por su vida privada. Vale recordar que la mexicana se casó con François-Henri Pinault, más conocido por ser el dueño del conglomerado LVHM, una empresa que maneja a algunas marcas que seguramente nunca escuchó como Louis Vuitton, Gucci y Givenchy, entre otras más. Sí, la chica no es tonta para elegir marido, que encima no está nada mal. Es que la billetera de galán no tiene rival.

Volviendo a los Oscar, el otro día salió Hayek a decir que ella sabía que algo raro estaba sucediendo en el escenario. Al parecer la nominada al Oscar por la biografía de Frida Kahlo habría escuchado a alguien detrás de escena, donde ella también se encontraba, diciendo: “No, no, esa no es la película”, según me contó mi amiga Irene.

Lo que siguió ya es parte de la historia del premio, cuando se supo que Luz de Luna era la ganadora.

FABIOLA BOUVIER

COLUMNA FARANDULERaFABIOLA BOUVIER