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Rafa Cotelo, hombre de televisión y radio que asume nuevo desafío: dirigir Magnolio Sala

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Rafa Cotelo. Foto: Leonardo Mainé

ENTREVISTA

El conductor habla de la televisión, el carnaval, la radio y su nuevo rol al frente de Magnolio Sala. "No me creo lo de director", le asegura a El País

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Trabaja en radio y televisión, y ahora suma una nueva función: dirigir Magnolio Sala (Pablo de María 1015 entre Durazno y San Salvador), que mañana contará para su primera función, con la cantante Julieta Venegas. Rafa Cotelo todavía no puede creer que se hayan agotado las localidades para el show de la mexicana en solo seis horas, aunque tiene una idea clara de qué quiere hacer con este lugar que cuenta con 150 butacas y que puede adaptar sus características a demanda.

“La idea es arrancar con una programación nutrida, abrir el abanico de opciones y gustos, porque hay mucho shows musicales”, dice Cotelo sentado en la platea de Magnolio Sala, que está ultimando sus detalles para su apertura al público. El edificio, además de albergar a las radios Latina, El Espectador y Del Sol, también contará con un restaurante que abrirán en los próximos días, lo que también lo tiene feliz y nervioso.

Para esta nueva función, Cotelo tiene una frase de cabecera: “no sé, pero sé quién sabe”. Eso responde cuando le preguntan dónde están los micrófonos o lo consultan por alguna cuestión técnica. “Para gente que no sepa, estamos nosotros. La cuota de ignorantes se llena con el directorio”, dice entre risas el conductor y murguista que estrenó segunda temporada de Las vueltas de la vida y desde mañana se convierte en director de una sala.

—Ya estrenaste la segunda temporada de Las vueltas de la vida, tu programa en Canal 10. ¿Viene con novedades?

—Estamos arrancando a entrevistar a los candidatos presidenciales. Ya grabamos con Guido Manini Ríos y esta semana con Luis Lacalle Pou.

—Y seguís en radio con La mesa de los galanes por Del Sol y Bien igual en El Espectador.

—Sí. Son dos espacios donde disfruto y me divierto mucho compartiendo el aire con amigos. En el caso de Bien igual fue con amigos que me fui haciendo. Si bien con el Tano Abadie ya tenía una relación, con Alberto Sonsol también, pero nunca había compartido el aire en nada. Y está buenísimo disfrutar y conocer, porque algo que me apasiona es conocer gente distinta y vincularme con gente distinta. Tengo pánico a vincularse siempre con los mismos. Porque me parece que eso te cierra y te encierra. Entonces yo quiero saber, por ejemplo, cómo vive el Flaco (Raúl) Castro, qué piensa, qué le gusta, qué escucha; al igual que Manini Ríos, que seguramente sea bien distinto. Después me quedaré con lo que me gusta y sienta, pero me interesa saber y salir de la burbuja.

—Igual con El Piñe e Iñaki Abadie son una barra de amigos.

—Por eso, pero como ya lo tenemos y estamos todo el día juntos, todo el día trabajando y compartimos desde una fiesta a un asado y 10 horas de laburo por día, cada vez que puedo me gusta abrir la puerta para que venga gente nueva. Porque si no, te creés tus propias verdades, que son tuyas, no de los demás.

—En todos estos planes, ¿entra el carnaval? Tampoco tenés mucho tiempo para dedicarle.

—No, justamente por ese motivo no, al igual que no fue en los últimos años. Este último carnaval pasó algo raro, porque no participé, y cuando fui a ver a la Catalina al Teatro de Verano, me dijeron que me suba. Y casi subo para la Liguilla, que porque se suspendió dos veces no pude subir, pero el plan no es salir.

—¿Te da el tiempo para todas estas actividades que hacés?

—No hay tiempo para nada, porque también tengo tres hijas. Y con esto de Magnolio Sala, no me gusta ponerme títulos, pero supuestamente soy el director, entonces eso implica que tenga responsabilidades que las ejerzo y cumplo sin el rótulo de director. Pero con el peso de esa responsabilidad tenés que hacerte cargo, y no puedo faltar porque tengo tablados. No creo llegar con todo tan aceitado como para poder desligarme las 60 noches seguidas del Carnaval.

Rafa Cotelo. Foto: Leonardo Mainé
Rafa Cotelo. Foto: Leonardo Mainé

—Y Magnolio Sala abre mañana, una programación bastante completa y variadas ofertas.

—Sí, setiembre y octubre está lleno de jueves a domingo. También tenemos funciones para la semana, porque el plan es superambicioso en tema cartelera. Pero fue como entendimos que teníamos que salir para proponer una oferta atractiva para el público y dar a conocer este lugar con el que estamos maravillados. El lugar es hermoso y que nosotros tengamos la oportunidad de decidir, programar y pensar ideas para hacer acá, es como el sueño del pibe.

—¿Cómo te sentís en este rol de director de una sala?

—Te mentiría si dijera que no estoy nervioso y ansioso, y esperando que la gente venga, lo disfrute, pase bien, quiera volver, todo salga bien y se agoten las entradas. Queremos que sea un espacio que tenga la energía que tiene ediliciamente. Pero a la vez, sacando la ansiedad, estoy chocho y muy feliz por formar parte. Más allá de dirigir, porque no me creo ni un poco lo de director porque, la verdad, por la forma que tenemos de laburar nosotros, soy el director pero en un rato voy a estar sacando cosas de los baños, y después acomodando a la gente o llevándole el catering al artista. Trabajamos así, creemos que es la forma de laburar y nos resulta.

—Y no creérsela.

—Creérsela nunca. En ningún orden de la vida y para nada. Es como la forma que encontramos de trabajar. No sé si será desordenada o desprolija: si hay que subir, barrer o hacer otra cosa, no hay problema.

—El que seas director de una sala, ¿significa que vas a alejarte de la pantalla o la radio?

—De la radio ojalá que no, aunque es de donde estoy desapareciendo las últimas semanas porque es más fácil ausentarme ahí, porque son más personas y les puedo decir que estoy tapado, y todo bien. La televisión es más difícil, porque el programa que tengo tiene un solo conductor, que soy yo, y si no voy los mato a mis compañeros. Ojalá en el futuro pueda desarrollar una carrera que me tenga más del otro lado de la pantalla que de este. Ojo, me encanta trabajar en radio y televisión, pero siempre tengo el temor de la caducidad de la carrera; y siento que con esto, la fecha de caducidad es más larga. Ya debo de estar en los descuentos de los 15 minutos de fama que decía Warhol, pero que siga, y ojalá dentro de 30 años sea el viejo Rafa Cotelo. Pero como no es común, ni lo que pasa habitualmente, y cuando pienses que a vos no te va a pasar sos un gil porque le pasó a todos, si pasa tengo algo más desarrollado. Porque no deja de ser mi trabajo del que vivo yo y mis hijas, y si no te gusto más en la televisión, te barro o hago lo que quieras.

"Ya debo de estar en los descuentos de los 15 minutos de fama que decía Warhol"

Rafael CoteloComunicador, director de Magnolio Sala

—¿Cómo ha sido la aceptación de los artistas para ir a Magnolio Sala?

—Cuando empezamos a convocar, y que todos empezaron a aceptar, nos cayó la ficha. Porque perfectamente pudimos haber puesto un estacionamiento, o una cancha de pádel. Pero resolvieron hacer un teatro. Ahora dependemos de que la gente venga y que todo salga bien.

—La sala crea una oferta nueva para espectáculos, y al ser tan pequeña, da una sensación de intimidad, ¿no?

—Está muy salado. Nosotros bromeábamos que se le va a poder sentir el aliento a los artistas. Porque puede estar la chance de ver a Spuntone y Mendaro, o a Julieta Venegas en otro lugar, pero acá están pegados a la platea.

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