COLUMNA FARANDULERA

Fabiola Bouvier

Yo te dije que Nacha Guevara no se iba a quedar de brazos cruzados viendo cómo dos imberbes la criticaban tan libremente en la televisión y las redes sociales. Te dije que la respuesta podía demorar unos días, pero que no se iba a quedar callada, le dije a mi amiga Irene.

Y finalmente llegó el día y Nacha le habló a Lola Latorre y su compañero en el Cantando.

No es para menos, me dijo mi amiga, ellos fueron muy irrespetuosos con Nacha quien no hizo nada más que su trabajo: juzgarlos por sus dotes, o no, para el canto. Pero ellos se burlaron de ella y de sus temblores. Sean producto de una enfermedad, o no, no merecen tener ese tipo de actitudes, dijo Irene.

Me pareció perfecta la respuesta de Guevara, le dije a Irene. Con altura como siempre, los mandó a que se den un baño de realidad y conozcan de primera mano cómo es vivir con una enfermedad como el Parkinson.

Sí, pero después se metió la madre de Lola y embarró todo, dijo mi amiga.

Y sí, ella defiende a su hija, y me parece bien, pero no entiendo cómo no ve que se equivocaron las dos. Son increíbles, viven de criticar a los demás pero no reconocen nunca el error propio, le dije.

Mi amiga estuvo de acuerdo, y me agregó: mirá, estos dos serán muy conocedores de las redes sociales y todo ese mundo cibernético, pero estoy segura que como viven en Babia, todavía están buscando dónde queda ese local o cuanto sale hacerse un baño de realidad.

Eso seguro que no se encuentra en la red, dije.