¿Cuál es la gracia del periodista devenido en figura mediática?

No entiendo el fenómeno Fabián Doman. Lo sé: la palabra “fenómeno” para este movilero devenido conductor gracias a un escándalo mediático puede parecer un poco mucho. Pero bueno, así es mi vida.

No pongo en duda su talento, aunque conozco solo a medias su trayectoria como periodista. Tampoco viene al caso: esta es una columna de farándula, así que aquí juzgamos personajes públicos no méritos profesionales. Para eso están el resto de las páginas.

Y como tal no le ha ido mal. Cuando se separó de su esposa Evelyn Von Brocke, otra periodista, en 2013, su figura empezó a hacerse conocida y pasó de entrevistador a entrevistado. Y como en plena crisis de la mediana edad, se transformó en otro tipo, mejoró su vestuario (aunque sus chupines se veían bastante dolorosos) y pasó a estar en el centro de los focos gracias a un par de romances.

Es medio loco porque tiene más pinta de contador (dicho esto con todo respeto) que de rompecorazones. Es que las mujeres y la farándula son siempre impredecibles.

Y ahora llegó al circo de Marcelo Tinelli, la consagración absoluta para ese sprint con obstáculos que se llama carrera artística en Argentina.

No es particularmente simpático pero la última vez se apareció con un perro galgo enfermo y abandonado y denunció a las carreras clandestinas de perros. Consiguió robar alguna emoción, un dato inédito en su carrera. A Tinelli le encantó, claro porque Marcelo adora las mascotas pero no conmovió al jurado que vapuleó, con toda razón, sus pasos de baile (si es que así puede definirse lo que hizo en la pista).

Caso como el de José Ottavis, el kirchnerista exnovio de Vicky Xipolitakis, el de Doman es otro misterio de la farándula argentina.

Habría que hacer un programa para contar esos misterios de la vida artística porteña. Sería una serie impactante.

COLUMNA FARANDULERARUBEN ROUBEN