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Gustavo Garzón: "Me gusta tanto Uruguay que lo estoy pensando para vivir"

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Gustavo Garzón. Foto: Leonardo Mainé

ENTREVISTA

El actor argentino habla de su carrera, su tiempo en Uruguay y cuenta de su película "Down para arriba" que tendrá su estreno en Sala Zitarrosa

El actor argentino Gustavo Garzón está en Uruguay filmando una serie de la que -¡ufa!- no puede decir nada. Pero está haciendo otras cosas de las que, sí, se puede hablar y de las que, también, se siente orgulloso.

Hoy a las 20.00 en Sala Zitarrosa presenta, gratis, Down para arriba, la película de 2019 que él mismo dirigió. Y, además, prepara una master class en La Escena (la escuela de actuación de avenida Rivera y Ponce) para el 31 de octubre.

“Estaba perdido, no sabía qué hacer y no sé qué me inspiró a estudiar teatro”, le dijo Garzón, quien nació en 1955, a El País sobre su llegada a la actuación. Al cine llegó en 1981 con un papel en Las vacaciones del amor y en televisión fue secundario en un montón de producciones. Cuando cumplió los 40, su carrera tomó un nuevo impulso gracias a momentos que él considera “trascendentes”: dos películas Despabílate amor de Eliseo Subiela y El mundo contra mí de Beda Docampo Feijóo y dos programas de televisión que él escribió, Señoras y señores y Casa natal.

Gustavo Garzón. Foto: Leonardo Mainé
Gustavo Garzón. Foto: Leonardo Mainé

Cuando cumplió 60 años, o sea hace cinco años, gracias a la obra de teatro 200 golpes de jamón serrano, dice haber recuperado las ganas de actuar y el gusto por los escenarios y las cámaras.

“Con esa obra cambié y me reencontré con el actor. Yo actuaba por oficio y sin esa llama, actuar es lo mismo que trabajar en un banco. Ahora siento que volví a tener ganas de actuar”, comentó Garzón.

—Decías que no sabías cómo habías llegado a la actuación y que tuviste cambios en tu carrera ¿Sos de dejarte llevar por el instinto?

—Soy puro instinto. Me dejo llevar por el deseo en todos los órdenes de mi vida. Es así que no logré mucha estabilidad de pareja, y cada vez que el corazón me dice que me vaya, me voy. De nada fui estable en mi vida, siempre fui muy cambiante, soy geminiano y me lleva el corazón, el instinto y el deseo a los lugares donde creo que tengo que ir.

—Estás en Uruguay. ¿Hay fecha de regreso a Argentina?

—Me quiero abrir un terreno acá de trabajo. Me gusta Uruguay, hasta para vivir lo estoy pensando. Es una fantasía por ahí, pero me gusta venir a trabajar acá. Me estoy dando a conocer como docente, voy a mostrar mi película, y quiero que me conozcan como persona también.

—Tenés dos hijos con Síndrome de Down. ¿Cómo encaraste Down para arriba?

—Me hizo tomar conciencia de muchas cosas relacionadas con la discapacidad y en particular con la de mis hijos. Fue de mucho aprendizaje y un reencuentro emocional con mis pares, aquellos que están en mi misma situación. Fue reconfontante compartir esa película a la que llevé por toda Argentina. Aprendí mucho sobre discapacidad y sentí que lo bueno que recibí con la película era lo que mis hijos me estaban devolviendo, indirectamente y no por su voluntad, a mí como padre. Todas las gratificaciones que me da esa película se las debo a ellos.

Tráiler de la película "Down para arriba"

—¿El motivo de la película era mostrar a un profesor de teatro y su relación con sus alumnos?

—Esa era la idea original, mostrar un grupo de actores con Síndrome de Down, entre ellos mis hijos, y para mí, este profesor es admirable, como docente y persona. Lo que pretendía era mostrar cómo debe la gente comunicarse con las personas con Síndrome de Down. Este profesor lo hace de forma ejemplar y logra sacar lo mejor de sus alumnos. Así, la película es como un abanico de todo lo mejor que ellos tienen, y la realidad de lo que son, porque no se ocultan sus dificultades, pero se potencia mucho lo amorosos, sensibles y creativos que son. También lo conscientes que son de su discapacidad. Eso lo aprendí haciendo la película, porque con mis hijos nunca lo había hablado. Pero sobre todo, es una película que entetiene, lo que para mí es fundamental, como que la gente no se duerma o se quiera ir a los 15 minutos.

—En los últimos años has trabajado en series como El marginal, Los internacionales y Monzón. ¿Te acercaron a un público nuevo?

Monzon me dio una visibilidad que había perdido en los medios, porque la televisión está un poco negada para los actores. No tenemos lugar. Por suerte esa serie me dio reconocimiento y después empecé a incursionar en el mercado de las series que, hoy, es el único posible para el artista.

Gustavo Garzón. Foto: Leonardo Mainé
Gustavo Garzón. Foto: Leonardo Mainé

—¿Cuesta mantenerse?

—Qué se yo. El tema es que uno no se olvide de uno. Lo que la gente, los medios y los dueños de los medios hacen con uno no tiene por qué determinar nuestro destino. Cada cual es artífice del suyo propio y no hay que esperar a que los demás se acuerden de uno. Uno tiene que acordarse de uno, estar activo y creativo y buscando. Lo que no se puede hacer es quedarse quieto, porque te morís, te aburrís. Y la actuación deja mucho tiempo libre.

—En pandemia te reinventaste y hasta diste clases de actuación por Zoom.

—¡Qué habría sido de nosotros sin el Zoom! Para los artistas era la única posibilidad pero no podés vivir de eso. También vendí vinos e hice muchas otras cosas por las que no se me caen las cocardas. Yo salgo a vender mis propias cosas.

—¿Por qué serie o telenovela te reconocen más en Uruguay?

Los Machos. Es muy gracioso y lo constato a diario y la hice hace 25 años. Y hay cosas que uno hace y acá no llegan. Para mí es mejor, me siento más aliviado que acá no me conozcan tanto como allá, porque no me paran tanto. Me reconoce sobre todo la gente grande, entonces ando muy cómodo. Además, a mí me gusta mucho observar a la gente, pero cuando me miran no lo hago porque queda feo. Y acá, como nadie se fija en mi, puedo observar tranquilo.

La política: Cristina Kirchner y José Mujica

—¿Has tenido problemas por tus opiniones políticas?

—No, y nunca me callo. Sé decir, sé escuchar y respetar. Lo que ocurre en la televisión, esa cosa nerviosa y violenta, no es lo que pasa en la gente. Hay como una alteración política y una sobrecarga nerviosa y despectiva del adversario. José Mujica tiene una columna radial en Buenos Aires que escucho, y la otra vez decía que entre los políticos hay un acuerdo de no meterse con cuestiones personales. Eso me parece muy saludable. La clase política encontró una manera de respeto que hace que la haga más civilizada, y eso se reproduce para abajo en la sociedad la misma manera. Mujica dijo: "qué bueno le sería a la Argentina un acuerdo de esta índole". Lo mismo pienso yo.

—Sobre Cristina Kirchner dijiste en 2019: “A Cristina le creo todo”. ¿Lo seguís haciendo?

—Sí, absolutamente. No ocurrió nada que me lleve a desdecir, y Cristina no hizo una sola acción que fuera en contra de sus principios, que son los míos. Yo analizo a los políticos por lo que hacen, no por lo que dicen, y todo lo que ha hecho Cristina ha sido coherente con sus ideas, y siempre ha sido en beneficio de la gran mayoría del pueblo argentino.

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