Una reflexión sobre lo que les tocó vivir a Gigi Hadid y Kim Kardashian.

Yo no puedo creer que se festejen los desmanes de un acosador como si se tratara de una persona importante o al menos elogiable. Pero es lo que ha sucedido con el ucraniano que agarró por la espalda a la modelo Gigi Hadid (quien le dio un codazo del que todavía se acuerda) cuando salía de un desfile.

Sí me llamó Irene para contarme que el mismo tipo (¿nadie lo mandó unos días a conocer los calabozos de Paris?) intentó besar a Kim Kardashian en su retaguardia, o sea en su parte más prominente y notoria del cuerpo.

Pero los casos de los acosadores de los famosos no terminan ahí. Rossie me llamó escandalizada ayer porque se enteró que la cantante de uno de estos grupos nuevos terminó en el piso cuando apareció un “fanático” a abrazarla en México.

Chicos, entiendo que no sucede seguido que los mortales nos encontremos con una celebridad en la calle. Pero esa no es la forma de abordarlos.

Sino miren a Elizabeth y Ryan, la pareja que estaba tomandose unas fotos de exteriores en el Central Park por su boda. Sesión que se vio interrumpida cuando el simpático actor Tom Hanks apareció y se quiso él sacar unas fotos con ellos para inmortalizar el momento.

¿Notan la diferencia? Una cosa es encontrarse con un famoso y que éste quiera sacarse una foto con uno y otra muy distinta es andar acosando a los famosos para una selfie.

Ya lo he dicho pero igual vale la pena recordarlo. El hecho de que sean famosos no es sinónimo de que quieran andar sacándose fotos con cualquier desconocido, ni que tengan que ser simpáticos por más que lo parezcan en la pantalla.

Por eso les pido chicos, cuando se encuentren con un famoso piensen que también es una persona que puede no querer tomarse una foto con ustedes y está bien.

Claro que siempre un por favor y gracias no está de más para que el famoso acceda, no como le pasó a Kim o a Gigi.

FABIOLA BOUVIER

COLUMNA FARANDULERAFABIOLA BOUVIER