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Yendo del tablado al Teatro Solís

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"Confío cien por ciento en mi banda. Va a estar a la altura de lo que es el Solís", afirmó. Foto: A.Martínez.
Nota a Alejandro Balbis, cantante, musico y productor uruguayo, ND 20150520, foto Agustin Martinez
Archivo El Pais

El músico históricamente vinculado con la murga presenta su último disco, Sin remitente, en el Teatro Solís. Balbis se presentará hoy con su banda argentina y además estará acompañado por Hugo Fatorusso, el coro de Tabaré Cardozo e integrantes de la murga de jóvenes La Zafada.

Sin remitente —su segundo disco, que secundó al álbum debut El gran pez —salió a la venta en el año 2013 y alcanzó el Disco de Oro. El músico, radicado en Argentina, ganó el premio Graffiti a Mejor Álbum de música popular y canción urbana.

—Cuál es el concepto del concierto?

—El concepto va en torno a mi último disco, Sin remitente y al disco DVD que acaba de salir a la venta hace un par de meses, y que es un recital muy importante para nosotros. Fue el 28 de mayo del año pasado y se registró en la sala Adela Reta, que estaba bastante llena, había un fervor importante y una energía increíble. Fue un recital muy significativo para todos los que participamos en él. Sonó zarpado, quedamos todos tan entusiasmados que ese producto se sacó a la venta. Ahora presentamos ese material en el Teatro Solís que es el teatro de mayor valor simbólico del Uruguay.

—¿Qué se siente estar tocando en el Solís, una sala que tal vez no parece tan natural para la música que hace?

—Claro, no es natural pero la naturaleza de las cosas está cambiando. Eso hace que un músico venido de los tablados del carnaval presente un material discográfico en un teatro con cientos de años y por donde han pasado los artistas del mundo, desde Enrico Carusso para adelante. Lo digo desde la gratitud, no desde algo que haya buscado. Desde el lado de la producción sí, esas cosas se piden. A mí me parece correcto que la programación de un teatro como el Solís sea extremadamente cuidada, no con un concepto elitista, que de hecho no lo tiene. Si no, no estaríamos ahí. Es un honor increíble haber pasado ese filtro.

—¿Siente cierta responsabilidad de estar a la altura de un programa tan pulido?

—Capaz que el cantor, que en este caso soy yo, no está a la altura, yo voy a hacer lo que hago siempre. Pero los músicos que me van a acompañar, tengo la confianza de acá a la China que van a sobrepasar las expectativas. Van a estar sueltos, prontos, alertas y con la energía a full. Confío al cien por ciento en mi banda. Va a estar a la altura y más. Yo voy a hacer lo que hago siempre, cantar mis canciones y charlotear un poco. Si me va a dar la voz no sé, canté casi treinta años en carnaval, mi garganta...

—¿Te cuidaste la voz en esos años?

—(Ríe) Qué me voy a cuidar... Me cuido un poco ahora con 47 años.

—Si alguien le pregunta qué género es Sin remitente, ¿qué le dice?

—¡Qué dilema! Encuestaría a los que venden discos a ver qué me dicen. Es un "degenerado".

—¿Cómo recibió la gente Sin remitente?

—Despacito y por las piedras, y me parece correcto. Lo que pasó fue que después de hacer un disco como El gran pez, al que le gusta lo que yo hago va a antagonizar con lo que yo hago ahora. Siempre sucede. Cuando me gusta mucho un disco, cuesta aceptar el que viene después. La gente ha ido descubriendo Sin remitente. Por eso se hizo Disco de Oro. Es un disco muchísimo más maduro que el anterior y con una experiencia de vida más importante. La asociación de producción que se hizo para Sin remitente es una que yo esperaba hace muchísimos años, con el productor artístico Rodrigo Gómez y con el ingeniero en jefe del proyecto Julio Berta.

—¿En Argentina estás tocando este disco?

—Sí, lo hemos estado tocando, pero aún no ha salido editado. Antes de octubre sale. Y en octubre va a ser la presentación oficial. Estamos viendo dónde tocarlo.

—¿Vas a tener invitados en la presentación en el Solís?

—Hugo Fatorusso, músico de Uruguay y del planeta. Invitarlo era una carta que tenía que jugar, va a tocar el acordeón. Va a estar el coro que va a agrandar la murga. Y va a haber una batería armada con los chicos de La Zafada, una murga de niños que la rompen. Salvo el que tiene 16 años, el resto son todos unos enanos que no lo podés creer. Tienen una sapiencia y un profesionalismo para tocar... Se lo toman en serio. Como hacen los niños cuando aman. El niño, cuando ama, va para adelante.

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"Confío cien por ciento en mi banda. Va a estar a la altura de lo que es el Solís", afirmó. Foto: A.Martínez.

Alejandro Balbis

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