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¿Cómo es "Welcome 2 America", el esperado álbum póstumo de Prince?

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Prince
(FILES) In this file photo taken on February 1, 2007, recording star Prince performs during a press conference at the Super Bowl media center on Miami Beach, Florida. - A new Prince album of mostly unreleased recordings will drop in June, the estate managing his prolific music archives announced on April 25, 2019. (Photo by ROBERT SULLIVAN / AFP)
ROBERT SULLIVAN

SONIDOS QUE ANDAN EN LA VUELTA

Grabado en 2010 pero archivado durante 11 años, finalmente este viernes se publicó "Welcome 2 America", el álbum donde Prince muestra su lado más crítico

Es como si Prince supiese lo que estaba por venir. En 2010, grabó, pero luego archivó, Welcome 2 America, un álbum repleto de sombrías reflexiones sobre la vida en Estados Unidos. El trabajo póstumo, que el viernes llegó a plataformas digitales, comprueba que aún queda música inédita del artista fallecido en 2016. Pero, a diferencia de lo que ha surgido hasta ahora, este es un álbum completo e independiente: se trata de una declaración desilusionada que se ajusta demasiado bien al 2021.

Welcome 2 America se grabó en el segundo año de la prometedora administración de Barack Obama, pero Prince no encontró demasiado progreso. En la canción que da título al álbum, un coro femenino canta: “Esperanza y cambio” —en inglés, “Hope and change”, el slogan de aquella campaña presidencial—; luego, Prince lanza: “Todo tarda una eternidad, / La verdad es una nueva minoría”.

Las canciones abordan el racismo, la explotación, la desinformación, la celebridad, la fe y el capitalismo: “Siglo XXI, y todo se trata de codicia y fama”, canta en “Running Game (Son of a Slave Master)”. Y 11 años después de su grabación, teniendo en cuenta que la década de 2020 comenzó con amargas divisiones, un racismo descarado, batallas por la historia y un infierno digital de consumo exagerado y mentiras impulsadas por algoritmos, Prince suena más realista que pesimista.

Si hay algo que está claro es que Welcome 2 America no se pensó a la ligera. Es uno de los discos más colaborativos de Prince y está construido en escenarios discretos con diferentes cohortes de músicos. El artista comenzó grabando pistas instrumentales, sin voz ni letra, junto a Tal Wilkenfeld al bajo y Chris Coleman a la batería. Luego trabajó con los cantantes Shelby Johnson, Liv Warfield y Elisa Fiorillo, compartiendo pistas y armonías con ellos. Morris Hayes agregó teclados y arreglos de cuerdas y trompetas hechas con su sintetizador y de armonías intrincadamente jazzísticas, lo que le valió el crédito como coproductor de seis de las 12 canciones del álbum.

Pero Prince ya había lanzado un álbum en 2010 —20Ten— y su atención se centró en formar una nueva banda en vivo con la que viajaría por el mundo durante los próximos dos años. La parte estadounidense de la gira se llamó “Welcome 2 America”, pero el álbum permaneció inédito. Eso sí, la versión de lujo del álbum incluye un Blu-ray de un jubiloso espectáculo en la arena de 2011 en California.

Welcome 2 America se inicia con la amarga burla de su canción principal y se va moviendo hacia un optimismo cauteloso, con desvíos —no hay que olvidar que este es un álbum de Prince— hacia los placeres físicos. La canción que da título al álbum transmite su estado de ánimo con sus primeras notas: un silbido de serpiente de platillos y una línea de bajo que avanza lentamente, retrocede y luego se sumerge aún más, en un contexto de acordes ambiguos y golpes de sintetizador. La pista se inclina hacia el funk y el coro femenino cantan, pero Prince no; simplemente habla, inexpresivo, sobre la sobrecarga de información, las distracciones de alta tecnología, los privilegios, la fama y la cultura, y pregunta: “¿Creés que la música de hoy durará?” .

En la críptica “1010 (Rin Tin Tin)”, pregunta: “¿Qué podría ser más extraño que los tiempos en que estamos?”. Sobre acordes de piano esqueléticos y entrecortados, continúa denunciando un “desierto de mentiras”. Con “Running Game (Son of a Slave Master)”, se enfrenta a uno de los tantos microcosmos de la lucha entre ricos y pobres: la forma en que el negocio de la música se aprovecha de los recién llegados.

Como siempre, Welcome 2 America equilibra las críticas con las alegrías viscerales. Canta sobre inútiles conflictos religiosos, pero se respaldada de nítidas síncopas. En “1000 Light Years From Here, ofrece un funk latino alegre para hablar de la perseverancia de los afroamericanos, aludiendo al colapso del sector financiero de 2008: “Podemos vivir bajo el agua / No es difícil cuando nunca has sido parte, / De un país con tierra firme”.

Pero Welcome 2 America no es solo críticas. En “Check the Record”, Prince saca a relucir su costado funk con una canción dedicada a la infidelidad, mientras que en “When She Comes” se lanza sobre una balada sensual —con falsete incluido— que celebra el orgasmo femenino.

Sobre el final, ofrece una mirada esperanzadora con “Yes”, donde asegura: “Podremos dar vuelta la página, / Siempre y cuando no nos lleven a una jaula más grande”. Luego, con “One Day We Will All B Free”, también deja una advertencia sobre la fe incondicional en lo que enseñan las iglesias y las escuelas.

Prince sabía que había una larga lucha por delante y lo demostró con la vigencia del mensaje de Welcome 2 America, un disco que suena a 2021.

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