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Volver al rock para divertir, reivindicar y para hacer ruido

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Rata Blanca presenta su último disco, "Más ruidoso".

Tiene toda la estética que un rockstar puede pretender tener: pelo largo, campera de cuero, en el escenario camisa semidesprendida. Y el talento y la velocidad para hacer de su guitarra una de las armas fundamentales con las que Rata Blanca se abrió camino en América Latina.

Walter Giardino es uno de los dos miembros fundadores que le quedan a esta emblemática banda del metal sudamericano (y viene de otra emblemática, V8), junto con el bajista Guillermo Sánchez. Sobrevivientes de 30 años de rock pesado, hoy completan el grupo con el cantante Adrián Barilari, el baterista Fernando Scarcella y el tecladista Danilo Moschen.

El quinteto estuvo hace un año en Montevideo y vuelve por partida doble: toca hoy con entradas agotadas y repite mañana en La Trastienda (ver recuadro). Pero esta vez, la visita tiene como protagonista especial a Tormenta eléctrica, su más reciente disco. Tormenta es el primer trabajo inédito de Rata Blanca en siete años, y el más rockero de todos.

—Este es un disco ideal para tocar en vivo.

—Totalmente. Cuando lo empecé a componer tenía ganas de algo así, de tener canciones que hicieran saltar a la gente, hicieran divertir más que nada. La parte súper virtuosa y esto de lo neoclásico y la historia que de alguna manera siempre nos diferenció está hecha también, y esta vena rockera que yo amo muchísimo, porque para mí el blues, el rock y el rock metálico son de la misma familia. Uno será el abuelo, uno será el papá (se ríe) y otro el hijo, pero es el mismo árbol genealógico. Y este disco lo condensó como ningún otro.

Si no puede ver el video, haga click aquí.

Si Giardino tiene que definir a Tormenta eléctrica, elige palabras como "potente" y "ruidoso". Detrás de eso, más allá de la intención de divertir, que la banda la logra porque se sale de su zona de confort para buscar otros caminos, hay una intención clara de reivindicar.

¿Reivindicar qué? El rock, básicamente. "El rock es molestar, joder, insultar si es necesario. Se perdió mucho todo eso, hoy está todo muy lavado, y si se pierde eso es como un equipo de fútbol sin corazón", le dice a El País vía telefónica.

Para hacer que el concepto rock se deje de vincular con una moda o una pose y se vuelva a vincular con la música, Rata Blanca apuesta a temas como "Los chicos quieren rock" o "Rebelde y solitario".

Porque Giardino y su banda, que ha ido cambiando y ha tenido crisis pero ha sabido salir adelante, pudieron enfrentarse al éxito, a la pose, y decepcionarse. Así lo ve el guitarrista, que ya no necesita probarle a nadie su rapidez o talento: ahora la prioridad es otra.

"Nosotros llegamos arriba del todo bastante inocentes respecto a lo que nos esperaba después del éxito", admite.

—¿Y qué los esperaba?

—Una mierda, obvio. Una mentira que no tiene nada que ver con el sueño que teníamos cuando empezamos con esto.

—¿Cómo hicieron para seguir soñando después de eso?

—Y soñando. Yo soy músico, no soy un rockstar. En mi corazón sigo siendo un pibe de 15 años (se ríe), que sigue soñando con tocar mejor cada día. Todos me preguntan cómo se llega a eso y yo no sé cómo se llega, creo que es amor. Nosotros existimos por las canciones, por las canciones y por la gente.

"Un show que no baja nunca".

Así define Walter Giardoni el espectáculo que Rata Blanca trae a Montevideo este fin de semana. La excusa es presentar Tormenta eléctrica pero no faltarán los clásicos en una actuación que supera las dos horas y en la que el público no tendrá posibilidades de aburrirse. La función de hoy está agotada, por eso la banda argentina tocará otra vez mañana a las 21.00 en La Trastienda. Hay entradas en Red UTS a 1.300 y 1.500 pesos.

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Rata Blanca toca hoy y mañana en La TrastiendaBELÉN FOURMENT

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