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Una vieja ópera bien cantada

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La ópera Capuletos y Montescos del compositor italiano Vincenzo Bellini (Catania, 1801 - Puteaux, Francia,1835) fue estrenada en el Teatro La Fenice, de Venecia, el 11 de marzo de 1830. Veintidós años más tarde el público montevideano asistiría a su primera representación en la Casa de Comedias el 27 de octubre de 1852.

El musicógrafo francés René Dumesnil al referirse a las óperas de Bellini dice: "Los críticos italianos le censuraban la excesiva simplicidad de sus acompañamientos, la debilidad del fondo armónico de las voces así como la pobreza de las partes sinfónicas".

Dumesnil pensaba que se requería el calor de las voces italianas avezadas al "Bel canto" para interpretar fielmente su música, pues su poderoso encanto reside únicamente en la pureza de su línea melódica.

A diferencia de Norma y La Sonnambula, donde la perfección de Bellini llega a su punto más alto, en Capuletos y Montescos, que tiene un libreto en italiano de Felice Romani, los defectos señalados por los críticos italianos se hacen más evidentes.

Si bien esta ópera tiene hermosas melodías, el libreto la torna por momentos tediosa y cansadora debido a sus innumerables repeticiones. Es una pena que teniendo óperas más interesantes para representar se elijan aquellas cuyo envejecimiento es notorio.

La dirección musical del maestro brasileño Luiz Fernando Malheiro al frente de la Filarmónica, como del coro, fue correcta y supo brindar un acompañamiento moderado a los cantantes sin opacar nunca sus voces. Lo mismo se puede decir de la actuación de la Banda Sinfónica a cargo de Martín Jorge. Las intervenciones del coro en el desarrollo de la ópera fueron discretas.

Si bien la escenografía como el vestuario fueron aceptables, la única objeción que encontramos fue la larga y pesada capa que se le adjudicó a la soprano Oriana Favaro, que le impedía moverse con soltura.

La iluminación contribuyó eficazmente en el desarrollo de las diferentes escenas. Indudablemente la soprano Oriana Favaro como Giulietta y la mezzosoprano Nidia Palacios en el rol masculino de Romeo, como lo exige la partitura, fueron las más aplaudidas por ser las principales protagonistas de la ópera.

Ambas cumplieron una muy buena labor tanto en lo escénico como en lo vocal. La famosa aria de Giulietta "Oh quante volte, oh quante!" fue la más aplaudida de la noche.

El tenor mexicano Enrique Guzmán en el papel de Teobaldo, tuvo una actuación convincente tanto en lo vocal como en lo actoral.

El bajo salteño Marcelo Otegui como el malvado Capellio, hizo gala de su voluminosa voz y su dominio escénico. Es una pena que Bellini no haya escrito un aria para este personaje tan importante en la trama de la obra.

Nicolás Zecchi en el rol de Lorenzo tuvo un mejor desempeño escénico que vocal.

Capuletos y montescos.

Ópera de Vincenzo Bellini. Orquesta Filarmónica de Montevideo. Director musical: Luiz Fernando Malheiro. Dirección escénica: Florencia Sanguinetti. Dirección de coro: Ignacio Pilone. Escenografía: Marcelo Salvioli. Vestuario: Cecilia Carini. Iluminación: Fábio Retti. Banda interna: Banda Sinfónica de Montevideo. Director: Martín Jorge. Elenco: Oriana Favaro (soprano), Nidia Palacios (mezzosoprano), Enrique Guzmán (Tebaldo), Marcelo Otegui (bajo) y Nicolás Zecchi (barítono). Teatro Solís, miércoles 14 de septiembre.

CRÍTICA - CLÁSICA

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