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Una velada por la vigencia de Verdi

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La Orquesta Filarmónica de Montevideo y el Coro Nacional del Sodre conducidos por la maestra brasileña Ligia Amadio, presentaron en este concierto la magistral Misa de Réquiem de Giuseppe Verdi.

El acontecimiento alcanzó las proporciones de una notable velada artística, en la cual se repuso una admirable obra sinfónicocoral, cuyo interés resultó acrecentado por la escasez de oportunidades en que nos es dado escucharla.

A diferencia de otras veces, donde la elección recaía mayoritariamente en destacados cantantes nacionales, esta vez se priorizó que los solistas fueran extranjeros. El cuarteto vocal estuvo compuesto por la soprano argentina Mónica Ferracani, el bajo cubano Homero Pérez Miranda y dos provenientes desde Brasil, la mezzosoprano Edineia de Oliveira y el tenor Paulo Mandarino.

La Misa de Réquiem constituye un gran desafío para cualquier director de orquesta debido a la monumentalidad que presenta esta joya de la producción verdiana. Con acentos dramáticos, alcanza casi siempre la fuerza tremenda de las cosas sobrenaturales, siendo un digno ejemplo el "Dies Irae" y el "Tuba Mirum". Alejada de todo convencionalismo litúrgico, esta misa va más allá de la esfera de los cánones eclesiásticos, situándose en un plano de religiosidad mucho más amplio y efectivo.

Lo sorprendente es que dentro de su misticismo, sabe llegar en todo instante a conmover el corazón de los seres humanos, infundiéndoles terror o cólera, o despertándoles la extraña claridad de las visiones más sublimes. Amadio fue una coordinadora e intérprete precisa, en quien se aunaron la disciplina y el calor temperamental, ambas cualidades perfectamente propicias con el carácter latino de esta misa.

En cuanto al cuarteto solista, la soprano Mónica Ferracani fue quien más se destacó por la pureza de su timbre a través de toda la extensión de su registro; por su excelente dicción y por la comprensión total del carácter de la obra. Fue apoteótico el final cuando cantó el "Libera me", donde se pudo apreciar todo el caudal de su voz haciendo frente a las imponentes sonoridades de la orquesta y el coro.

Nos cautivó desde el inicio el hermoso timbre de voz de la mezzosoprano Edineia de Oliveira, quien mostró a lo largo de la obra una singular y expresiva musicalidad, así como una prodigiosa flexibilidad en materia de matices. El tenor Paulo Mandarino tuvo un muy correcto desempeño vocal e interpretativo; su perfecta dicción dio gran transparencia a su fraseo.

El bajo Homero Pérez Miranda a quien hemos escuchado en muchas oportunidades, no rindió de la misma forma a que nos tenía acostumbrados. Si bien su actuación fue en líneas generales aceptable, su voz pareciera haber perdido aquella potencia que lo caracterizaba. El Coro del Sodre preparado por su maestro titular Esteban Louise, se impuso mostrando belleza de sonido y musicalidad.

Amadio con toda justicia hizo participar a Louise de los numerosos y cálidos aplausos del público, y un Solís totalmente desbordado nos confirmó una vez más la plena vigencia de Verdi y de sus palabras: "Volvamos al pasado y será un progreso".

Orquesta Filarmónica de Montevideo y Coro Nacional del Sodre.

Dirección Musical: Ligia Amadio. Director del Coro: Esteban Louise. Solistas: Mónica Ferracani (soprano), Edineia de Oliveira (mezzosoprano), Paulo Mandarino (tenor) y Homero Pérez Miranda (bajo). Dónde: Teatro Solís. Cuándo: 25 de julio.

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