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Tres postales entre la polémica y la emoción: la semana de carnaval en el Teatro de Verano

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Tronar de Tambores. Foto. José Arisi -  Carnaval en Fotos

Repaso

Zíngaros, Agarrate Catalina y Tronar de Tambores fueron protagonistas de esta semana en el Concurso Oficial

Si la semana inicial del concurso quedó marcada por el debut de algunas murgas que, con integrantes con más o menos experiencia, dieron sus primeros pasos en el concurso oficial, esta segunda semana quedó atravesada por las primeras presentaciones de algunos de los conjuntos de más peso en la competencia, de esos que siempre parecen favoritos y, además, dan bastante de que hablar.

Este es un repaso, entonces, a los momentos claves de los últimos días del concurso.

Emoción gitana

El debut de Zíngaros en el Teatro de Verano en este carnaval era de los momentos más esperados de la temporada, por dos factores: el mal carnaval que hizo uno de los conjuntos de parodistas más destacados de los últimos años, y el hecho de que su líder, Ariel “Pinocho” Sosa, está en tratamiento por un cáncer que le fue diagnosticado en 2019.

Zíngaros en su primera presentación en el Teatro de Verano. Foto. José Arisi -  Carnaval en Fotos
Zíngaros en su primera presentación en el Teatro de Verano. Foto. José Arisi - Carnaval en Fotos

Esos dos aspectos contribuyeron a que la actuación que cerró la etapa el lunes pasado, fuera de las más emotivas de lo que va del concurso, de principio a fin. El telón se abrió y apareció Sosa, parado al medio del escenario y vestido de pirata, y los miles de fanáticos le devolvieron un aplauso eufórico. Al final, una bajada muy potente y pegadiza bien cantada por Denis Elías, cerró el círculo de manera perfecta con eso de “vení a bailar que el tiempo se acaba”. Y en el medio, quedó una propuesta muy sólida que recuperó lo mejor de Zíngaros.

La primera parodia, Nuestra Señora de París, sobre la novela de Víctor Hugo, apuesta al humor con Walter “Cucuzú” Brilka como Quasimodo, y con Jorge Medina como una monja que toma mucho del inolvidable monólogo mal puntuado de Daniel Rabinovich para Les Luthiers. Hubo algún altibajo pero el público respondió con carcajadas, y luego se dio un interesante giro hacia una perspectiva feminista. La otra parodia, Arrugas, sobre el Alzheimer, fue mucho más emocional, y redondeó un espectáculo equilibrado y de excelencia en los rubros técnicos.

Murga amada y odiada

También había enorme expectativa por el debut de Agarrate Catalina, que con Amores y odios ofreció excelencia. La murga de los hermanos Cardozo brilló en vestuario, maquillaje y puesta en escena; el coro tuvo buen rendimiento y, claro, las apariciones del Zurdo Bessio hicieron la diferencia, con Maximiliano Porciúncula muy a la altura.

Agarrate Catalina sobre el Escenario del Teatro de Verano. Foto. José Arisi -  Carnaval en Fotos
Agarrate Catalina sobre el Escenario del Teatro de Verano. Foto. José Arisi - Carnaval en Fotos

Pero lo principal fue una presentación arrolladora, en la línea de las mejores versiones de la Catalina. Tildada de tibia el año pasado por su espectáculo Defensores de causas perdidas, la murga reacciona de manera tan enfática ante esa acusación, que de alguna manera reconoce y busca revertir. Lo hace con un entramado de poética, crítica, humor, ironía y doble sentido que toca un montón de asuntos esperables. Daniel Martínez, Luis Lacalle Pou (con una cantidad de alusiones que causaron revuelo en las redes) y Guido Manini Ríos, representado en escena por un títere gigante, fueron protagonistas de varias buenas cuartetas.

Lo más jugoso, sin embargo, pasa por un cuplé dedicado a los odiadores: una canción de amor “para la gente que nos odia un montón”, a decir de Yamandú Cardozo. Allí se repasa la transición de la Catalina de “murga cool del under” a sensación masiva, y la evolución de las críticas en paralelo al crecimiento de la murga.

El cuplé generó polémica porque hubo quienes lo entendieron como un ejercicio egocentrista de la murga, aunque quizás lo más controversial del pasaje sean unos trajes amarillos entre el Ku Klux Klan y la radiactividad. En sí, el texto es ingenioso, la autorreferencialidad funciona y hay cierto riesgo en un planteo así.

Al margen de las polémicas, Agarrate Catalina demostró que tiene con qué pelear este año.

La despedida a Kanela

La tercera gran postal tuvo que ver con el espectáculo Ser o no ser, que ofreció la comparsa Tronar de Tambores. El icónico grupo de Julio “Kanela” Sosa llegó con una puesta cargada de sentimiento y con la intención de contar cuentos, ara conocernos a nosotros mismos pero sobre todo a los otros, y así, poder empatizar. Hubo brillo en el toque de los tambores y en los cuadros de baile, y un relato interesante vinculado a la identidad y a la diversidad, en el que el espíritu de Kanela sobrevoló.

Más allá de algunas desafinaciones y olvidos en las letras, Tronar dio un show de colores vibrantes que conmemoró con un emotivo homenaje al fallecido bailarín. Todo su pasaje por el Teatro tuvo guiños a Kanela, pero hacia el cierre, la cuerda de tambores y las vedettes dejaron de actuar para el público para actuarle directamente a él, representado con una pintura gigante. El cuadro dio paso a la voz de Sosa, con un audio que hizo referencia al legado, y a una preciosa canción con la que el sentimiento se le impuso a la competencia.

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