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El swing instalado en el corazón

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"Soy muy fan de Opa", dijo Motta sobre la banda local de la década de los 1970.

Esta noche, la Sala Zitarrosa estará ardiente. A las 20.30, iniciará Arde!, una cumbre de sobresalientes músicos de Uruguay y Brasil que se engalanará por una visita de lujo. Por primera vez Ed Motta, que es mucho más que el sobrino del legendario Tim Maia, se presentará en Montevideo (en setiembre de 2013 actuó en Punta del Este), y compartirá escenario con Hugo Fattoruso, Sara Sabah y Juliano Barreto.

Motta es un músico brillante, que maneja a la perfección el swing con una voz que tiene un cuerpo muy americano. Escucharlo cantar y no pensar en, por ejemplo, Stevie Wonder, es casi imposible. Sus canciones están muy alejadas de la típica música brasileña; si no cantara en portugués, a nadie se le ocurriría que nació en Brasil.

"Diez años atrás o un poquito más compré la colección completa del Consulado Uruguayo en Brasilia, una colección de vinilos", cuenta Motta en entrevista con El País. Entre su inmensa colección de discos, que supera las 30.000 piezas, aparecen trabajos de su amigo Ruben Rada, de Leo Maslíah, Tótem, Opa y La Banda (que integró Rada), entre otros tantos que se le escapan.

—¿Qué es lo que te interesa en particular de esa música?

—La música de Uruguay tiene una influencia muy interesante de la raíz africana junto a la música internacional. ¡Ah! Me acuerdo también del Sexteto Electrónico Moderno, me gusta mucho el disco de ellos. Son muy interesantes. Ese me lo compré en Brasil, muchos años atrás. Y Eduardo Mateo.

—En Arde! vas a compartir escenario con dos uruguayos, Hugo Fattoruso y Sara Sabah. ¿Has trabajado con ellos?

—No, es la primera vez. De Hugo Fattoruso conozco su trabajo con Los Shakers y Opa. Soy muy fan de Opa, tengo los discos. Conozco también lo que ha hecho con Airto Moreira en la década de 1970, sé que ha grabado mucho en Brasil... Es una leyenda de la música latina.

—¿Y con Juliano Barreto?

—Sí, trabajé en su espectáculo en Porto Alegre. La historia es muy curiosa, porque en un concierto mío yo invité a una persona de la platea para cantar una música, y esa persona era Juliano. Yo no lo conocía, y empezó un movimiento, todos empezaron a hablar de un cantante muy bueno que había cantado en el concierto de Ed Motta, que había sido una sorpresa. Es muy interesante ahora ser un invitado de él, es como una cosa al revés.

—¿Qué debe esperar la gente de este show que darás?

—Un espectáculo de música, con una gama diferente de sensaciones, alguna música más para bailar, otras de reflexión. No es un concepto de bailar.

—Hace algunos meses te involucraste en una polémica por algunos comentarios que hiciste sobre tu público.

—En realidad, no fue sobre mi público exactamente. Hablé de los inmigrantes brasileños, que son personas que no acompañan mi carrera. Pongamos que están viviendo en Munich, entonces dicen: ¿cuál es el programa de hoy? ¿Ir a un partido de fútbol? No, hoy vamos a ver el concierto de Ed Motta, que es brasileño. Entonces van para gritar los nombres de equipos de fútbol, nombres de canciones absolutamente obsoletas. La prensa de Brasil hizo una divulgación para una completa destrucción de mi nombre, diciendo que yo hablaba en general de los brasileños, que no me agradaba que fueran a mis conciertos en el exterior. Eso fue una mentira típica de la prensa.

—¿Cuándo sabés que una canción queda obsoleta?

—Por ejemplo, la música de mi primer disco, cuando yo tenía 15 años, que ya no forma parte del repertorio. Pero yo lo que más comentaba era el comportamiento del brasileño que va a beber cerveza barata y todo eso. Por eso me sacrificaron, porque fue un comentario elitista, pero verdadero acerca de una audiencia que no es la audiencia de ese tipo de música.

—¿En función de qué cambia tu repertorio? ¿Por qué hay canciones que quedan afuera?

—Porque pasaron muchas cosas. Yo empecé a estudiar armonía, fui por una cosa mucho más influenciada por el jazz, y eso en Brasil es completamente ignorado. Yo voy a Europa constantemente a trabajar con esos discos, y en Brasil lo ignoran.

—¿Por qué?

—Pienso que por la mala información y la mala educación. Las personas no están preparadas para eso. El país pasa por un momento cultural pobrísimo. La cultura del país está en un momento crítico.

—¿Lo sentís reflejado en la nueva música de Brasil?

—Sí, la música nueva de Brasil es completamente esclava del mercado. La música es esclava del mercado desde Johan Sebastian Bach, que trabajaba para la iglesia. Pero la forma en que se hacen las cosas es más mala y más fea. Hay mucha gente nueva en Brasil haciendo música interesante, con talento, con cosas geniales, que no están trabajando en el país. Hay un artista de la nueva generación que se llama Lucas Arruda. Es un genio, un multiinstrumentista; toca bajo, piano, batería, compone y está en su segundo disco. Pero solamente fue lanzado en Francia.

—En algunas entrevistas has dicho que no te interesa la música nueva. ¿Qué es lo que encontrás en las composiciones de las décadas de 1960 y 1970 que te satisface tanto?

—A mí me interesa el jazz, el soul, el funk, las cosas de ese período. Lo que se ha hecho después de 1980, no mucho.

—Pero el funk ha tenido cierto auge en los últimos años.

—Sí, pero es un funk más estilizado, con una estilización mayor. La esencia que tenía antes era mayor, la influencia del mercado era un poco menor en el arte en general.

—¿Tú tratás de mantener esa esencia en tus canciones, que no se contamine tanto de la estilización?

—Sí, es lo que intento. Haciendo una mezcla de jazz con soul y música brasileña, todo hecho con naturalidad. Si tengo un hit es una suerte, pero no hago las cosas para hacer un hit.

—¿Para qué las hacés?

—Busco mi felicidad, en primer lugar (se ríe). Hago todo para eso, primeramente.

Un repertorio que se divide en dos y se interpreta entre cuatro

Sara Sabah será una de las anfitrionas en este espectáculo, que se le ocurrió a su amigo brasileño Juliano Barreto, y finalmente se concretará. Sabah trabaja con Barreto hace ocho años, aproximadamente, y están constantemente generando nuevas ideas. Y el atractivo de actuar junto a Fattoruso y Motta fue un aliciente para este show.

"De Hugo somos re fans", dice Sabah a El País hablando por ella y por Barreto. "Y Ed Motta escuché mucho cuando estaba con la banda de Rada, porque les gustaba mucho". Acaba de ponerse al día con sus últimos trabajos y lo reconoce como un genio.

"Lo que me parece increíble es esa mezcla del swing brasileño y el americano. La música negra de Brasil con la base norteamericana es la conjunción perfecta", valora la cantante y compositora. "Ed Motta es eso: ver lo interesante de la música del norte fusionada con el swing brasileño".

Sabah pudo conocer a Motta cuando visitó Uruguay en 2013, oportunidad en la que comprobó en vivo y en directo el enorme conocimiento que tiene de la música uruguaya. "Es fan de Hugo. Supongo que esa fue una de las grandes razones por las que accedió a este show, aparte de su amistad con Juliano".

Respecto a lo que será el espectáculo de esta noche en la Sala Zitarrosa, Sabah lo adjetiva como "integrador". El repertorio que harán consistirá mayoritariamente de canciones de Fattoruso y de Motta, y será muy dinámico, con participaciones constantes en las interpretaciones y las obras.

Hugo Fattoruso, Ed Motta, Sara Sabah y Juliano Barreiro estarán acompañados por una talentosa banda: Francisco Fattoruso (bajo), Martín Ibarburu (batería), y Coby Acosta, Albana Barrocas y, desde Brasil, Vanderlei Silva (percusión).

Las entradas para Arde! se venden en boleterías de la sala y en Tickantel, y cuestan 390 y 490 pesos.

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"Soy muy fan de Opa", dijo Motta sobre la banda local de la década de los 1970.

llega por primera vez a MontevideO, HOY se presenta en la Zitarrosa

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