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El Quinteto Néstor Vaz evoca a tres ciudades a través del tango

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Prontos para tocar. Nuevo disco y espectáculo

En dos días el escenario mayor del Solís se llenará de tango y candombe, cuando el quinteto de Néstor Vaz suba a escena acompañado de la cuerda de tambores de Cuareim 1080.

El concierto, que es este jueves a las 21.30 horas, estará centrado en el nuevo disco de la agrupación, que rinde homenaje a tres ciudades que han marcado la trayectoria de Néstor Vaz: Montreal, Amsterdam y Montevideo. Las entradas se venden en TickAntel y la sala, y valen desde $ 200 a $ 500.

El espectáculo se llama Tango Suites, y en una hora y media recorrerá la Suite montrealaise, que fue escrita entre Montreal y Montevideo en 1999 y 2000, la Serie Amsterdam, compuesta en 2002 y 2004, y la Serie Ramblas, que realizada en 2013 evoca la franja costera de la capital. "Todo el programa lo constituyen músicas escritas por mí, incluyendo estas tres suites, con cuatro temas cada una. La primera de ellas trata de reflejar las emociones que tuve cuando en un momento difícil de mi vida fui a trabajar a Montreal, y como agradecimiento después escribí esa suite. Después hay cuatro temas para Amsterdam, sobre lo que viví allí, siempre con la rítmica y la instrumentación de tango", adelantó a Vaz a El País.

"Y la tercera está dedicada a la rambla, uno de los sitios más democráticos que tiene esta ciudad, y está concebida como un viaje imaginario, desde el Este al Oeste. Allí hay un candombe, Palersur, que tanto en el disco como en el escenario tendrá la presencia de lonjas del Cuareim. También hay una milonga, del antiguo ambiente de la Aduana, y termina con Proleta, un ritmo tangueado que culmina con una marcha camión, en la que participa la batería de murga La triada", describe el conocido bandoneonista.

Álvaro Hagopian en piano, Cono Castro en contrabajo, Jorge Nocetti en guitarra eléctrica y Matias Craciun completan este quinteto que Vaz dirige, destacando que este formato de cinco remite a agrupaciones históricas, como el Quinteto Real, con Horacio Salgán, y el quinteto de Astor Piazzolla.

"Ese formato tiene todas las tímbricas necesarias para expresar el tango, y el tango de hoy", y agrega que "la guitarra eléctrica tiene una tímbrica muy linda, y tanto en el Real como en el de Piazzolla, la guitarra era eléctrica", señala.

Y lógicamente, no escatima elogios para el bandoneón: "Es un término inamovible de la ecuación del tango. Ese instrumento, con ese sonido tan particular, que juega tanto con la añoranza, es fundamental para la comunicación con la gente". Vaz reconoce que es un instrumento difícil de estudiar, que no arroja resultados inmediatos, y que exige perseverancia. "Como yo le digo a mis alumnos, lo que un hombre pudo hacer, otro hombre también lo puede volver a hacer".

Vaz, cuyo espectáculo será totalmente instrumental, tocó por primera vez en el Solís en 1991, y asegura que "la primera vez que tocás allí te tiemblan las piernas". Ahora está más habituado a grandes escenarios, y sabe que el Solís tiene su propio público, que tiene su nivel de exigencia. Al respecto dice que "trabajar el tango en Uruguay no es fácil, a veces uno se pregunta si todo el tiempo, el costo y el talento que tiene montar esto, y de repente para hacerlo una o dos veces. Eso a veces desalienta un poco".

Y agrega: "El mercado es chico, y hay una gran oferta de muchos espectáculos musicales, algunos muy buenos, otros no tanto, incluyendo los del exterior. Por un lado está bueno que se pueda acceder a ver a tantos artistas, pero el mercado no da para tanta oferta. Y las cosas nuestras, que están hechas con mucho amor y laburo, pueden quedar un poco relegadas. Pero yo confío en la intuición de la gente".

Vaz sostiene que no son tantos los grupos tangueros dedicados a la música instrumental, y que tampoco hay mucho trabajo, lo que desestimula la creación de grupos, y sobre todo, mantenerlos en actividad. "Crearlos es fácil, el tema es mantenerlos". Y en cuanto a su faceta como compositor, afirma: "Para mí es fundamental expresar lo que sentía en determinado momento, y tratar de llegar al público. No me interesa componer para la crítica".

Vaz, a la hora de recordar grandes momentos de su larga carrera, evoca los muchos años que trabajó junto a Gustavo Nocetti. "A Gustavo lo recuerdo como a un loco lindo, un amigo. Como cantante fue lo de mejor de las últimas generaciones en el Río de la Plata. Lo caracterizaba que hacía creíble lo que cantaba. Era una persona de muy buen nivel cultural, y eso le permitía internalizar lo que iba a cantar, y en consecuencia interpretarlo. Era además muy profesional: ensayaba con la misma intensidad con la que luego cantaba arriba del escenario. Era muy visceral, y todo eso lo comunicaba".

"Buenos cantantes de tango en la actualidad, sí los hay, el tema es la continuidad del trabajo en escenario. Es fácil tocar el locales reducidos, como modo de vida, pero en la presentación de propuestas trabajadas, se vuelve más difícil. No falta capacidad para armar una propuesta, sino mantenerla y trabajar sobre ella".

En Montevideo se baila mucho tango con música grabada y sobre eso, Vaz afirma, "el bailarín es el principal consumidor de tango en el mundo hoy. Pero quizá el bailarín no escucha con oído atento, está más preocupado en expresarse a través del baile. Eso sirve como factor de difusión del tango, pero obviamente que le saca trabajo a músicos en vivo."

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