Es un ícono de adolescentes y, tras un atentado, vive su peor momento.

Es una de las cantantes más famosas del momento —y desde hace un buen rato—, pero muchos habrán escuchado por primera vez su nombre el lunes, cuando el mundo se sacudió por una explosión que tuvo lugar al final de un concierto que dio en Manchester ante más de 20.000 personas. Se supo después que la sospecha inicial era cierta, y que se había tratado de un ataque terrorista que ayer se atribuyó el Estado Islámico. Al cierre de esta edición el saldo era de 22 muertos y 59 heridos, en gran mayoría menores de edad.

Y es que Ariana Grande, aunque hace pop para todo público y videoclips que buscan darle llegada a una audiencia de más edad, se convirtió en una princesa del género gracias al furor que causa entre niños y adolescentes, eso que por aquí pasa con Márama o Rombai.

Lo suyo se debe en gran parte a que empezó en la industria del espectáculo y el entretenimiento desde muy chica, como uno de los rostros frescos de Nickelodeon. Llegó al canal tras brillar en un musical, la convocaron para una serie (Victorious) y su personaje, Cat, gustó tanto que terminó ganándose una ficción propia. Fue así, con Sam & Cat (que todavía puede verse los domingos de mañana en Monte Carlo), que Grande empezó la conquista: con una sonrisa angelical y un personaje desfachatado e inocente, se fue transformando en ídolo de su generación.

Para cuando la serie terminó, la morocha ya había editado su primer disco solista teniendo en claro que su destino estaba ahí, en el canto, y no en la pantalla. Yours Truly fue publicado en 2013 y fue un éxito de ventas: el fandom (o sea, el conjunto de fanáticos suyos) se encargó de llevarla a lo más alto de los rankings estadounidenses y hacer de su ópera prima un disco de platino.

Con aires de diva pop en su forma de cantar, a Grande no demoraron en compararla con Mariah Carey, y ella no demoró en abandonar las influencias noventosas —ese primer sonido tenía también influencias de Christina Aguilera y los primeros tiempos de Beyoncé— de sus primeras canciones para ir creciendo como la estrella millenial que hoy es: una que no está exenta de polémicas, que brilla sobre el escenario y en las redes.

Para su segundo disco, My Everything, Grande se alió con raperos y productores que le dieron un toque más electrónico: el mundo ya sabía que la chica tenía una voz tremenda, entonces le quedaba llevar esa cualidad a un terreno que le permitiera prolongar su conquista mundial, una conquista que se le hizo más fácil con su postura feminista y anti Donald Trump. Todo eso terminó de afianzarse con Dangerous Woman, el disco que editó el año pasado y que la volvió a sacar de gira con un nuevo espectáculo.

Es el que acababa de mostrar en el Manchester Arena, cuando una explosión hizo de una noche que para miles de jóvenes era de euforia y emoción, una pesadilla que aún no se termina. "Rota. Desde el fondo de mi corazón, lo siento tanto. No tengo palabras", tuiteó horas después del atentado: dos millones de personas replicaron su publicación y decenas de artistas acompañaron su dolor, el de las víctimas y familiares.

De momento Grande —que protagonizó un escándalo mediático por tener una actitud hostil en una tienda de donas, donde dijo que odiaba a los Estados Unidos, y hace poco fue acusada de plagio— suspendió las próximas paradas de su gira y se recluyó en su equipo y familia, mientras se sigue investigando lo ocurrido y mientras las imágenes de la tragedia continúan viralizándose en internet. Estaba previsto que en julio se presentara en Argentina, pero eso también ha quedado en suspenso.

"Estoy viviendo la mejor época de mi vida girando con este disco y cantándolo cada noche para ustedes", decía Grande apenas días antes de llegar a Inglaterra. "La música sinceramente es todo para mí, así que gracias por escucharlo y crecer conmigo. No puedo esperar para llevarlo adonde vamos", le confiaba a sus fanáticos la princesa pop, a la que ahora le toca estar en el peor lugar posible.

ARIANA GRANDE