Novedad
Entre cuervos y chacales tiene un aire oscuro, pero es puro rock and roll festivo
En el arte del disco, un cuervo negro en relieve, con un ojo en su pico y sobre un fondo rojo fuego, da paso a una sucesión de postales de películas de terror. Hay un portón en llamas, pájaros volando entre nubes y árboles pelados, duelos entre aves de rapiña y chacales. Sin embargo, apenas empieza “Música de rock and roll”, la energía contagia y marca un contraste rápido con todo ese simbolismo.
Porque Entre cuervos y chacales, lo nuevo de La 25, es una fiesta de rock chabón y eso siempre implica notas y arreglos que lleven el ánimo bien arriba. El riff vertiginoso que abre el disco, los vientos y algunos juegos del teclado, son puros guiños al rock and roll y el rockabilly, y es como un flechazo inmediato. Hay, de hecho, más de un flechazo stone en este repertorio de 12 temas, y eso casi siempre le gana a la cantidad de máximas que acumulan las letras (una práctica bien de este rock), y al timbre de Mauricio “Junior” Lescano, que es de esos que se aman o se odian.
La crítica social y alguna pieza distinta, como “Libertad”, justifican todo el encare oscuro que no es tal: acá, La 25 hace una nueva fiesta.