CORONAVIRUS

La pianista uruguaya Polly Ferman y su pareja, el bandoneonista argentino Daniel Binelli, están varados en Montevideo desde el 10 de marzo. Ferman vino a estrenar un espectáculo en el Teatro Solís y no pudo volver a España, donde vive hace años.

“Estamos varados musicalmente sin estar infectados”, dijo Ferman a El País. “Se ha amparado a mucha gente, ayudaron con un montón de cosas, pero en esa categoria de músicos sin trabajo ni hogar, no hay nada”, comentó la artista, que tiene como nueva fecha de vuelta a Valencia el 5 de julio. Su viaje ya fue pospuesto dos veces por la pandemia.

Ferman vino a Montevideo para estrenar el 26 de marzo Aires de mujer, un espectáculo creado en homenaje a la mujer, con elenco artístico integrado por mujeres y con repertorio de compositoras mujeres. “En 2008 estrené en el Solís otro espectáculo de mujeres, Glamour Tango, y ahora más estaba que feliz y agradecida de que el Solís volviera a apostar a un espectáculo mío”, contó al respecto.

Suspendidos todos los espectáculos públicos, la pianista perdió los gastos de producción y eso incluye pasajes de Valencia o Argentina a Montevideo; los vuelos fueron cancelados, pero el dinero no se reembolsó, cuenta Ferman. “Si hubiera podido debutar, hubiese tenido un video que me hubiera servido para conseguir más trabajo. Pero no conseguí debutar, no conseguí hacer el video y no conseguí pagarle a nadie”, dijo.

Más allá de lo económico, Ferman enfrenta la situación habitacional de quienes quedaron fuera de su lugar de residencia. “Un hermano me prestó, que era el único que tenía, un cuarto para estar”, cuenta, pero “todo tiene que tener un día de entrada y otro de salida. Y siento que el 1 de junio tengo que estar buscando alojamiento”.

“Los damnificados en situaciones así somos los artistas, no solo porque nadie nos contrata, sino porque a pesar de haber sido contratados y estar a punto de actuar, te encuentra la vida fuera del país en el que vivís y apelando a la generosidad de la familia, cuando la institución que te contrato podría pensar que puedo no tener familia, estar fuera de mi hogar y no poder pagar un segundo alquiler”, dijo. Ferman se comunicó ayer con la directiva del Solís para explicar su situación; hasta entonces “nadie, aunque sea por mimo, me preguntó si estoy bien o preciso algo”.

Ferman, de 75 años y larga carrera internacional, vivió durante años en Nueva York, donde fundó la Pan American Musical Art Research, organización sin fines de lucro para promover el reconocimiento de la cultura latinoamericana. Hoy está radicada en Valencia y actúa como solista o a dúo con Binelli por el mundo.

“Somos los dos músicos y ninguno de los dos tiene un trabajo fijo, no somos profesores en una universidad ni tenemos un contrato. Vivimos de dar vueltas por el mundo y estamos vigentes los dos, pero no somos unos pibes”, dice Ferman. “Yo necesito un poco de mimo, y ese mimo se podría traducir en este momento, en ayudarnos a encontrar un alojamiento”.