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La magia en unas pocas canciones

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Martín Buscaglia. Foto: Fernando Ponzetto

Qué bueno que es Martín Buscaglia y qué bueno es El evangelio según mi jardinero, ese disco que acaba de festejar sus 10 años.

No hay necesidad de darle una introducción a esta columna si la idea central es esa, hacer algunos comentarios sobre un músico interesante y sobre un trabajo que debería tenerse más en cuenta, cuando se hacen revisiones de la música editada por acá.

El evangelio... apareció en 2006, cuando la atención estaba casi exclusivamente en la escena rockera. Los grandes festivales, la nueva ola rocanrolera y la aparición del disco Raro que abriría la nueva era del Cuarteto de Nos, eran los asuntos del momento y, en una movida paralela, arrancaba su historia Carmen Sandiego (que acaba de sacar tremendo disco, Mapas anatómicos) y empezaba a afirmarse 3Pecados, una de las bandas indies más importantes que tuvo la escena local.

En medio de eso Buscaglia soltó 16 canciones de lo más diversas, exóticas y llenas de imágenes surrealistas y metáforas inteligentes, plasmadas sobre melodías sensibles y contagiosas que le aportaron otro color a la música uruguaya y, sobre todo, un componente lúdico que 10 años después, se sigue agradeciendo como siempre.

Que es uno de los discos que más escuché en la vida me di cuenta en el festejo de esta primera década, en Pulpo Rojo, un sótano muy caliente y con flojo sonido que, en ese momento, fue el mejor escenario posible para que Buscaglia y su banda (los Bochamakers) hicieran es que tan bien saben hacer: inyectarle energía al público a fuerza de originalidad, ritmo y baile.

Siempre es cuestión de ir y volver a esas canciones que calan hondo, a esa propuesta que nos hace ver las cosas de otro modo, a un evangelio (cualquiera, hoy es este) que nos devuelva la fe.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Martín Buscaglia. Foto: Fernando Ponzetto

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