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Loli Molina: expresarse a través de la guitarra

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Retrato de la cantante Loli Molina en su casa de Montevideo. Foto: Mateo Vázquez
Nota a Loli Molina, cantante argentina, en Montevideo, ND 20171107, foto Mateo Vazquez - Archivo El Pais
Mateo Vazquez/Archivo El Pais

VIDEOENTREVISTA

La argentina toca hoy en la Sala Hugo Balzo, y antes habla de sus objetivos

Más que el virtuosismo, más que la improvisación, más que tener todos los recursos del mundo, a Loli Molina le importa la interpretación y la expresión. Cuando escucha un disco, en vez de reparar en el solo de guitarra o en tal arreglo, busca entre los acordes una pequeña risa, una respiración que le transmita algo. Y cuando ve un show, en vez de fijarse en los dedos o en la manera de sacar la voz, se concentra en los pies, en la vestimenta, en cómo se para el músico, en sus rodillas. Porque ella ya sabe que puede tocar cualquier posición, pero lo que la sigue motivando es cómo lo puede hacer.

Con 30 años, tres discos editados y uno solo que la representa hoy (Rubí), la cantautora es de lo más interesante que ha dado Argentina ultimamente. Nominada a los premios Gardel y con cantidad de conciertos por año, los uruguayos la fueron conociendo sobre todo por sus incursiones en el ciclo de videos Pardelion. Viene de abrir el show de John Mayer en el Hipódromo de Palermo, y más atrás el de Chris Cornell en el Colón.

Molina, ahora radicada en México, vuelve a Montevideo sola con su guitarra (y un invitado sorpresa), 10 días después de haber llenado la esquina del Bar Andorra con una presentación que le hizo frente a la tormenta. Esta noche está a las 20.00 y a las 22.00 en la Sala Hugo Balzo del Auditorio del Sodre, y quedan entradas para la segunda función, en Tickantel y boletería a 500 pesos.

“Siempre que estoy tocando estoy descubriendo algo, y me voy refinando, pero mi búsqueda es el cómo: cómo voy a tocar esto, cómo voy a decirlo. Y eso es infinito”, dice Molina, y su remera que anuncia estar lista para la llegada de los aliens, deja al descubierto el unicornio y el pájaro que lleva tatuados. Hay algo de fantasía, de inocencia en esos tatuajes y en el hablar de Molina, que cuando empieza a tocar y a cantar se transforman en una suerte de magia que ha cautivado a un público fiel y en crecimiento.

"Me voy refinando, pero mi búsqueda es el cómo: cómo voy a tocar esto"

Loli Molina

Un camino de rubíes

Molina empezó a tocar la guitarra a los 10 años, y aunque al principio el instrumento le resultó ingrato, se dejó llevar. Después, cuando se encontró con la Telecaster con la que suele presentarse en vivo, hubo una suerte de amor a primera vista.

Con esa guitarra, la argentina ha tocado Rubí, su último disco, literalmente hasta el cansancio. Esa rutina “me agotó, porque las canciones siguen siendo las mismas y en un momento me pudro de mi propio show”, dice. “Soy una persona que se aburre fácil, es difícil tocar el mismo set muchísimas veces por año”, explica, “y hay que hacerlo con pasión, porque sino me pongo un kiosco”. La única manera que encontró para no caer en el tedio fue tocar menos, hacerlo sólo cuando supiera que iba a poder disfrutar el camino. Y en eso está: disfrutando y proyectando una nueva etapa.

La diferencia es que las canciones nuevas aún se las está guardando, y que está buscando aliarse con otros músicos para encontrar un nuevo matiz. “Porque lo que a mí me pasa es que yo me siento con la guitarra y no necesito de nada más. Y mi idea es intentar que no sea todo desde la autosuficiencia, porque es agotador. Es como hablar todo el tiempo de mí”.

Molina está lista para dar vuelta la página y para correr el riesgo de que al público ya no le interese su propuesta. “Pero no importa lo que uno haga, siempre está la proyección. Voy a hacer el disco de guitarra sola y a alguien le va a parecer aburrido; y voy a hacer el disco de trío y a alguien le va a parecer pretencioso. No se puede complacer a todo el mundo, pero tampoco se puede complacer a uno mismo todo el tiempo. Entonces, estas son las canciones que emergen ahora de mí”.

CAMBIOS

Molina entre un mundo acústico y otro de banda

“Es un poco ambicioso, pero creo que lo voy a poder lograr”, dice Loli Molina sobre su proyecto para 2018, que es editar un disco doble con dos mitades bien diferentes. “Tengo ganas de encarar esta pelea que siempre tengo entre el mundo acústico, solitario, y la cosa más de banda”, explica la argentina. Así, tiene escrito un disco solo de guitarra, y piensa en otro en formato trío, “pero todavía no sé mucho porque es aventurarme a una zona desconocida”.

“ Tengo la intención de lanzarlos a la vez, como si fuera un disco doble, juntos pero separados”, dice, y también quiere mostrarlos así en concierto, con dos sets distintos.

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