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Leiva ya es una estrella de rock en España; ahora quiere conquistar al público uruguayo

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Leiva. Foto: Francisco Flores.

ENTREVISTA

El aliado musical de Joaquín Sabina llegó a Montevideo, grabó con No Te Va Gustar y este lunes se presenta en La Trastienda. Antes dialogó con El País.

En España, Leiva es una verdadera estrella de rock. El exlíder del grupo Pereza suele presentarse en recintos para 10 mil personas y es uno de los colaboradores predilectos de Joaquín Sabina. Además, su último disco, Cuando te muerdes el labio, debutó en el número uno de la lista de los más vendidos. Sin embargo, tiene claro que en Montevideo las cosas son muy diferentes. “Es fácil”, resume en el lobby del Hotel Hyatt. “Cuando vengo, toco para convencer; en España toco para deleitar. Entonces, cuando subo al escenario, sé que tengo decir: ‘Hola, me llamo Miguel, vengo de España y esta es mi banda’”.

Esa imagen, capaz de derribar cualquier ego, no lo preocupa en lo absoluto. En realidad, le saca una sonrisa. “Me pone en un sitio muy divertido porque tengo que salir a ganarme al público, y eso es lo que he hecho durante muchos años; es una actitud que me es familiar”.

Es el último viernes de noviembre y un grupo de turistas de acento británico dialogan en el lobby. De pronto hacen una pausa para ver, en la pantalla gigante del bar, la repetición del gol que Bamba Dieng acaba de anotar para que Senegal le gane 3 a 1 al anfitrión del Mundial. Leiva, por su parte, se mantiene ajeno a la escena. Bebe agua y mira su celular mientras espera a volver a ser entrevistad. “Vengo a La Trastienda por segunda vez, en una situación de más público. Es una bonita noticia porque significa que ha crecido”, es una de las primeras cosas que le comenta a El País.

Y si bien todavía faltaban varios días para el show que dará este lunes en la sala donde ya actuó en 2019, Leiva llegó con antelación a Montevideo por otro motivo. “Llevo una semana con mis amigos de No Te Va Gustar haciendo música”, revela desde una de las mesas. A los uruguayos, dice, los conoció hace años en una ceremonia de los Grammy latinos. “Nos hicimos amigos al toque mientras esperábamos una de esas colas infernales que se arman en Las Vegas. Luego me invitaron a tocar con ellos en Madrid y hablamos de hacer algo juntos. La idea era ir una semana a un estudio para ver qué pasaba, sin tener un plan de qué hacer con lo que vaya a salir de esas sesiones”.

Leiva. Foto: Francisco Flores.
Leiva. Foto: Francisco Flores.

La ausencia de todo tipo de presión fue tan fructífera que tienen dos canciones listas. “Ha salido una cosa maravillosa y muy auténtica. Es bonito hacer música sin la pretensión de publicarla ni de enfrentarte a calendarios ni objetivos”, celebra.

“Todo partió de un riff que yo traía en la cabeza en el avión. Apenas llegué, hicimos un asado en el estudio de No Te Va Gustar; yo venía con jetlag y la idea era solamente encontrarnos, pero en la noche les dije: ‘Chicos, traje una melodía en el avión, ¿por qué no la probamos con metales?’ Entonces, un poco borrachos, nos metimos en el estudio y tocamos ese riff que vas a escuchar cuando se edite. Apenas salió, dijimos: ‘Wow, es por aquí’. Fue una cosa muy auténtica”, narra con entusiasmo.

Para el autor de éxitos como “No te preocupes por mí”, “Terriblemente cruel” y “Como si fueras a morir mañana” —cada una con más de 50 millones de reproducciones en Spotify— ese modus operandi ha sido un constante en su obra. En este momento está trabajando con Joaquín Sabina en las canciones de Contra todo pronóstico, el disco que el ubetense lanzará antes de iniciar la gira que el 1° de abril lo traerá al Estadio Centenario. “Joaquín me enriquece vitalmente; es como mi hermano porque siempre estamos juntos y creamos canciones”, dice Leiva, que ya trabajó con él en la producción y la composición del álbum Lo niego todo (2017).

“Estamos trabajando junto a Benjamín Prado y siempre tenemos un primer encuentro con Joaquín en el que se generan cosas porque esos dos locos escriben a toda velocidad. Luego me llevo el trabajo musical a casa, lo ordeno y genero un estribillo o una melodía. Es un trabajo bastante artesanal, y a seis manos que me inspira todo el tiempo”.

Pero si de colaboraciones se trata, las de Cuando te muerdes el labio, el disco que presentará este lunes en La Trastienda (entradas en Abitab, de $1.800 a $2.400), son las más significativas de su carrera. De Natalia Lafourcade a Ximena Sariñana, y de Zoe Gotusso a Silvana Estrada, trabajó junto a 14 mujeres en el mejor álbum de su discografía. 

Al estilo de “I’m Losing You” y “I’m Moving On”, del disco Double Fantasy, donde John Lennon y Yoko Ono dan su visión sobre una relación quebrada, Leiva y sus colegas le cantan a los últimos suspiros de una relación en agonía. Eso sí, a diferencia de esas dos canciones del último álbum que Lennon grabó en vida, en Cuando te muerdes el labio no hay riffs rabiosos, golpes bajos ni gritos. La nostalgia, el despojo y la reconstrucción de los códigos internos de una pareja funcionan como un largo y aterciopelado abrazo de despedida.

“Componer a cuatro manos sobre el mundo de las relaciones es muy interesante”, asegura. “No solo estoy contando cosas con mi visión, porque en todo siempre hay dos miradas; este disco fue casi como la interpretación de una obra de teatro, donde siempre está la contraparte de lo que cuento. En Cuando te muerdes el labio le estoy escribiendo a mi compañera (la actriz Macarena García), con la que he estado casi ocho años antes de separarnos. Este es un disco escrito a eso y me parecía muy honesto tener ese diálogo en las canciones, porque esta es una cosa de dos”.

Al respecto de esa forma de componer, dice: “las canciones requieren de cierta exposición para que tengan veracidad. Tenía que contar mis contar cosas, no solo para sacar mis fantasmas, sino porque necesitaba ser honesto. Dentro de unos años me va a gustar escuchar el disco porque voy a sentir que captura todo lo que sucedió. Sé que verme muy expuesto tiene sus vértigos, pero con la ayuda de mis amigas me di cuenta de que los textos tomaban una dimensión mayor. Mi historia se transforma cuando, por ejemplo, Natalia Lafourcade la canta”.

—Es que si bien las letras hablan de tu vida, en el fondo cada invitada está contando la suya: todos sufrimos un duelo amoroso alguna vez.

—Ese es el poder de la música: hacer compañía. No me puedo olvidar de que, antes de músico, yo soy espectador. Cuando he recibido esa compañía musical de un desconocido he tenido una sensación de gratitud muy grande; por lo tanto, si en algún momento se lo he podido ofrecer a otra persona, entonces todo valió la pena.

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