Publicidad

Homero Francesch, un afamado pianista para un exigente concierto en el Teatro Solís

Compartir esta noticia
Homero Francesch. Foto: Francisco Flores

CONCIERTO

El reconocido músico uruguayo se presenta el martes con un concierto donde se interpretará el Concierto N° 1 de Serguei Prokofiev

Homero Francesch. Foto: Francisco Flores
Homero Francesch. Foto: Francisco Flores

El martes, a las 20.00, la Banda Sinfónica de Montevideo se suma a la celebración por el 60 aniversario de trayectoria del maestro Homero Francesch.

El afamado pianista uruguayo se presentará en la sala mayor del Teatro Solís para ejecutar el “Concierto N° 1 para piano” de Serguéi Prokofiev, además de una selección del ballet Romeo y Julieta y la “Obertura Americana”, también de Prokofiev.

Homero Francesch. Foto: Francisco Flores
Homero Francesch. Foto: Francisco Flores

Las entradas están a la venta por Tickantel y en boletería del Solís, a 250 pesos.

En una charla con El País, el pianista dice que la primera vez que se enfrentó a Prokofiev, “un compositor que define la música rusa del siglo XIX y XX”, dice, fue a través de las sonatas que conoció cuando era un joven estudiante en Europa.

Este concierto es una obra difícil que ha interpretado muchas veces, y asegura que fue su decisión de hacer este programa, porque todavía lo puedo hacer.

Homero Francesch. Foto: Francisco Flores
Homero Francesch. Foto: Francisco Flores

“Uno tiene que hacer las cosas que puede, y este concierto lo puedo hacer”, dice. “Es muy demandante, no hay descanso y todos terminan exhaustos, porque es como una carrera. Además, hay que estar muy despierto porque requiere mucho reflejo muscular en los saltos que se tienen que hacer entre las notas”.

Francesch era un niño al que le gustaban los pianos más que otra cosa. “Los pianos de juguete causaban mucha atención en mí, más que un mecano u otra cosa. Será por el sonido, porque soy una persona a la que el sonido cautivó toda la vida”, dice.

Homero Francesch. Foto: Francisco Flores
Homero Francesch. Foto: Archivo

Además de una sensibilidad musical, Francesch afirma que fue su padre quien tuvo la visión de llevarlo a estudiar con un maestro como Santiago Baranda Reyes.

“Para mí eso fue decisivo, porque todo lo que vino después fue desarrollo, pero no hubo que cambiar nada en las manos. Estaban bien puestas. Creo que eso fue algo muy importante para no tener retrasos”, dice.

Igualmente entiende que la falta de una educación competitiva en nuestro país, hizo que sus primeros años en el exterior fueran muy exigentes.

Así, cuando Francesch llegó a Europa, con apenas 20 años para estudiar en Alemania, se dio cuenta que tenía que recuperar el tiempo.

Francesch, un pianista uruguayo que se ha lucido en grandes escenarios. Foto: Difusión
Homero Francesch. Foto: Archivo

“Soy muy ambicioso desde el punto de mejorarme, no desde el punto de vista económico sino hubiera estado mucho mejor en mi vida. Esa ambición era por superarme, y no me daba tregua y trabajaba con el piano ocho o 10 horas por día. Así fue durante unos cuatro o cinco años. Era el momento para hacerlo”, dice Francesch, quien se ha presentado en los mayores escenarios del mundo y junto a las orquestas más reconocidas del planeta.

“Fui educado sin errores, pero con toda la tranquilidad que se experimenta aquí, que no es un país competitivo. Hay gente competitiva, pero no así lo es nuestra sociedad. Si uno va a Corea del Sur, los niños con ocho años ya tienen un tiempo de trabajo en el piano de ocho horas por día”, dice.

Para Francesch, esa es una carencia de nuestro país, ya que en Europa o Asia, como un niño tiene condiciones para ser músico, se lo comienza a entrenar.

Derribando mitos

Una de las preocupaciones de Francesch es derribar el mito que la música clásica es para una elite. “No es elitista, es un mito que se creó, porque antes no se hablaba de esto. Además, en otros países hay conciertos para miles de personas donde se interpretan sinfonías de Beethoven o los conciertos de Brahms”.

También en nuestro país había más oferta de música clásica. “Había un ciclo de abono en el Sodre con conciertos que se repetían sábado y domingo con sala llena, estaba Y la Orquesta Filarmónica que tenía sus conciertos. Y no nos olvidemos de un Teatro de Verano donde ahora solo se ve una temporada carnavalesca, pero que supo tener una temporada de ópera del Sodre”, agrega.

“El Carnaval tiene que existir. Recuerdo que en febrero íbamos todos al tablado que era mucho más lindo que ir al Ramón Collazo. Así que no digan que no me gusta esa música, porque sí me gustan las murgas”, agrega.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

Teatro Solís

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad