ENTREVISTA

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A mediados de diciembre, el uruguayo Diego Rosenblatt estaba seguro de que su año laboral ya había terminado. A esa altura del 2020 el director de fotografía había participado de proyectos en Brasil, España y Estados Unidos, y pasó por una cuarentena obligatoria de siete días cada vez que regresó a Montevideo. “Fue jodido porque cada vez que volvía me iba a lo de un amigo para no comprometer a mi esposa ni a mis hijos”, le dice a El País.

Pero el 15 de diciembre recibió una llamada que cambió sus planes. Su agente de Estados Unidos le comentó que el director Nabil Elderkin lo había seleccionado entre seis opciones para que se encargara de la fotografía del videoclip de “Lo vas a olvidar”, la esperadísima colaboración entre Billie Eilish y Rosalía —se viene anunciando desde 2019— para la banda sonora de la serie Euphoria, de HBO. “No podía desperdiciar la oportunidad”, relata.

Los productores del videoclip se comunicaron con la agencia estadounidense de fotógrafos con la que trabaja. Se presentaron seis opciones de fotógrafos y el director lo eligió

Rosenblatt, que suele trabajar en el proyecto audiovisual Pardelion Music y que el año pasado se encargó de la fotografía de la versión en streaming del Pilsen Rock,  aceptó el trabajo e inició una carrera contrarreloj para conseguir un vuelo disponible que lo llevara a Los Ángeles.

Era la primera vez que participaba de un videoclip sin antes haber escuchado la canción. “En otros casos no lo haría nunca”, asegura. Pero la oportunidad lo ameritaba: no todos los días se puede trabajar con dos de las mayores estrellas musicales de los últimos años, y menos aún en la misma canción. Eilish, de 19 años, ganó cuatro Grammys por su debut When We All Fall Asleep Where Do We Go?; y Rosalía, de 27, reinventó la música en español gracias al excelente álbum El mal querer.

Rosenblatt recién pudo escuchar la colaboración cuando estaba en el Aeropuerto de Carrasco, esperando su vuelo a Los Ángeles. “Fue un alivio”, dice sobre esa canción atravesada por un clima melancólico. Le gustó porque era muy visual —“medio Lana del Rey”, ejemplifica— y eso le permitía aprovechar las posibilidades de las luces y los contrastes para llevar al video a un lado “más cinematográfico”.

“Hablé con el director y me dijo que la premisa era que el video fuera simple pero sofisticado”, dice. Después de pasar por unos días de aislamiento preventivo en Los Ángeles, llegó al estudio y probó las luces con un diseñador de iluminación que trabajó en los Grammy. “La idea era pintar con luz la canción”, resume.

Durante su estancia en Estados Unidos, debió trabajar con el mayor cuidado posible para que no se filtrara información del encuentro entre artistas. “Era tan secreto que en el rodaje se manejaba otro nombre para la canción. Incluso, cada vez que entrabas al estudio te guardaban el celular en una cajita sellada para que no lo pudieras usar”.

Apenas el set estuvo listo, llegaron las protagonistas. Un día se filmó a Billie Eilish y el otro a Rosalía. “Llegaron en tremendas naves y con un circo atrás, pero son gente normal; no había onda de diva”, aclara. “Están en una buena y quieren caerte bien”. Rosenblatt comenta que incluso estuvo hablando con la cantante española en el camerino. “Fui a ver el vestuario y fue súper buena onda. Hablamos en español y cuando me preguntó de dónde era, me respondió que tenía ganas de venir a Uruguay”.

Con Eilish le sucedió algo similar. “Llegó con su madre y su hermano Finneas, que es su productor. Ella tiene la postura de mostrar que tiene una vida normal, no quiere generar la fantasía que arman otros artistas”.

“Fue muy rápido todo”, dice. “Como estamos en un momento complicado, no hay lugar para mucha camaradería. Las chicas entran, hacen su performance, cortan para mejorar el maquillaje y cuando está todo, de nuevo a sus casas. Antes les saqué unas fotos y fueron muy buena onda”.

El videoclip se publicó el jueves y de inmediato se volvió tendencia en YouTube. “Sabía que me estaba metiendo en algo grande, pero es una sorpresa lo que generó”, dice. “Me quedé con una buena impresión del video. Tiene una edición bastante fina y me gustó porque es una cosa clásica; se puede haber filmado hace 20 años e igual parece actual”, concluye.