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"Hemos sido medio afortunados"

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Roy Berocay estrena su clásico espectáculo de vacaciones. Foto: archivo El País
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Archivo El País

Ruperto Rocanrol lanza disco con El País y estrena su clásico espectáculo de vacaciones.

En la familia de Roy Berocay conviven cuatro bandas: La Berocay Blues, que estuvo recientemente participando del festival Amasijando los Blues; la Power Chocolatín Experimento que nuclea a sus hijos varones; la emergente Coria Masán en la que están sus nietos y, por supuesto, la más conocida, Ruperto Rocanrol.

Sin embargo, dice Berocay en charla telefónica con El País desde su casa de Parque del Plata, que en las reuniones familiares rara vez aparezca alguna guitarra para ser protagonista de alguna improvisación. La música es, para todos, una pasión pero también un trabajo de entre semana. Los domingos se descansa.

En vacaciones de julio, claro, esa regla se rompe. El domingo 26, a las 15.30, Ruperto Rocanrol estrenará en La Trastienda Ruperto de terror (ver recuadro), el espectáculo nuevo de una banda clásica que animará a los más chicos durante siete días consecutivos.

En Ruperto de terror Roy, Pablo y Bruno Berocay empezaron a trabajar en marzo, siempre con la misma dinámica: el padre lleva la idea, los hijos se encargan de cambiarla completamente y de ese cruce sale el show final. Claro, Berocay padre aclara que el espectáculo que llega al final de las vacaciones nunca es el que empezó en la primera función.

Este nuevo show, además, coincide con el lanzamiento de un nuevo disco. Se llama ¡Alegría mismo! y como siempre, tiene la intención de entretener a grandes y chicos sin perseguir un fin pedagógico. Incluye 10 canciones que recorren varios estilos —candombe, rock, cumbia, hip-hop, música brasileña— con temáticas tan variadas como entretenidas. El sello Papagayo azul edita ¡Alegría mismo!, que será lanzado mañana con El País más cupón y 200 pesos, y pretende ser banda sonora en más de una casa con chicos estas vacaciones.

Antes de la salida del álbum y de estrenar nuevo show, Roy Berocay reconoce que están "de verdad entusiasmados" con estos proyectos, habla de los niños y del futuro de su personaje más popular y entrañable.

—El espectáculo de vacaciones de julio es tradicional para ustedes, e imagino que habrá un público fiel que se repite.

—Sí, tenemos la suerte de que hay un público que vuelve todos los años. Por eso tratamos de darle algo diferente, y ese público ya sabe que es así y que no va a ver lo mismo, si bien hay algunas canciones que las tenés que hacer porque son las que gustan. Este año se da también que sacamos un disco nuevo; nosotros tenemos serio criterio comercial: sacamos un disco y hacemos el espectáculo donde hay algunas canciones de ese disco, pero la mayoría no (se ríe).

—¿Cuál es alguno de esos clásicos que hay que tocar sí o sí?

—Hay un tema que se llama "Mi vecina" que es un clásico. Hay alguno que no vamos a hacer este año, que la gente no se enoje. Los venimos tocando hace mil y no podemos hacer un espectáculo de tres horas.

—¿Cuánto dura un show?

—Una hora y 10, cuando terminamos las vacaciones ya va en una hora y 20. Es muy vivo, depende de la participación de la gente y es muy abierto. Nunca hay dos funciones iguales y eso es divertido.

—Porque repetir 15 funciones puede ser aburrido.

—Claro, pero siempre es distinto. Incluso son distintos los momentos en que se ríe la gente, la participación de los adultos, que algunos son más tímidos. Nosotros no los obligamos mucho igual, no queremos ser muy pesados (se ríe).

—Pero son una banda, no actores que tienen que hacer de animadores.

—Claro. Nuestra idea, y creo que la venimos logrando, es que se diviertan tanto padres como hijos. Que no sea esa cosa que los nenes estén mirando al payaso y los padres estén mirando el celular o durmiendo. Con nosotros no pueden dormir, eso seguro.

—¿Cuáles son los desafíos de hacer todos los años un espectáculo nuevo?

—Que de pique la gente vea algo distinto al año anterior. El año pasado desarrollamos un cuento, este año es más bien un concepto con varias historias. Y que se vayan contentos. La guía más grande son las caras de los gurises cuando estás haciendo las cosas; ver caras de felicidad es buenísimo.

—El nuevo disco que sale mañana con El País se llama ¡Alegría mismo!, así que también apunta a ese objetivo.

—Claro. El segundo disco se llamaba El secreto de la felicidad, y creemos que la música genera felicidad. Nosotros nos llamamos Ruperto Rocanrol pero apelamos a un montón de estilos: hay hip hop, música brasileña, reggaetón, murga, rock pesado, este año metemos punk (se ríe), y los gurises responden. El rock and roll es un elemento muy liberador y apelamos a que pueden pararse de cabeza si quieren. No tenemos un propósito didáctico, no tenemos canciones que enseñen a lavarse los dientes. Hay un concepto que nos planteamos, que es que los niños tienen derecho a que se hagan cosas para ellos con un criterio artístico, y que no necesariamente todo lo que sea para niños tiene que enseñar algo. Ellos lo perciben y se vuelven cómplices.

—¿Los adultos también lo perciben, o no se toman en serio la música para niños?

—Para nosotros es la misma intensidad y el mismo trabajo que otra banda. Hacemos música, las letras son para niños pero la música tiene el mismo nivel de exigencia.

—La banda tiene ocho años. ¿El rock siempre fue bien recibido por los niños?

—Totalmente, y es increíble cómo funciona con los más pequeños. Nos ha pasado en alguna ida al interior que asisten casi exclusivamente jardines de infantes. La primera vez que nos asomamos y vimos una sala llena de niños que apenas veían por arriba de las butacas dudamos, y terminaron todos bailando y saltando. Los niños responden al ritmo, la energía, la alegría. La música es muy importante para los niños, ayuda a desarrollar la inteligencia, cosa que acá a veces se olvida a nivel de la enseñanza pública o privada.

—Pero en Uruguay se fue ampliando el horizonte, y en los espectáculos infantiles se trabaja con una variedad de géneros musicales que marca la diferencia respecto a lo que suele llegar del exterior.

—Pero lo que nos llega de afuera tiene un criterio estrictamente comercial, llenan el Palacio Peñarol con entradas a 5.000 pesos porque entra por la televisión y por determinadas radios tipo ametralladora. Uruguay tiene una movida muy importante de música infantil de mucho nivel, desde hace muchos años. Te podés remontar a Canciones para no dormir la siesta, Rada para niños que a nosotros nos influyó mucho, pero tenés a Susana Bosch, Julio Brum, Palacatún, Marcelo Rivero… Hay cosas muy buenas que no tienen el apoyo que se merecen. En ese sentido nosotros hemos sido medio afortunados, tal vez porque yo soy medio conocido por el tema de los libros.

—Ahora, Ruperto Rocanrol quizás sin apuntar al éxito comercial directamente, lo ha conseguido.

—Es cierto. Pero yo creo que si vos tratás de hacer las cosas bien, tratás de renovarte, te planteás un nivel de exigencia alto y tenés en cuenta al niño, después te das cuenta que funciona y también tiene un costado comercial en el que te va mejor. Pero el objetivo nunca es ese, es hacer las cosas lo mejor posible. Después, si funciona, estamos felices, pero no nos planteamos: "vamos a hacer esto para que pase esto". En ese sentido tenemos un criterio más rock and roll (se ríe).

UN SAPO CONOCIDO QUE TRASCENDIÓ GENERACIONES


—Ruperto nunca llegó a la televisión. ¿No te interesa?

—Está bueno que haya un personaje que pueda ser tremendamente popular, sin haber estado nunca en televisión. Eso le da una cosa especial a Ruperto. Ahora, nunca nadie planteó hacer algo en televisión del Sapo Ruperto específicamente, sí otras propuestas. El tema también es que para hacer un programa, tenés que estar muy atado al tema comercial. Y si vos después de hacer determinadas cosas salís diciendo: "niños, coman el yogur Tal"… Es difícil, no podemos, lo que sos como artista se empieza a desdibujar.

—¿Tiene fecha de caducidad Ruperto?

—No sé. Alguna vez me planteé que capaz ya estaba, pero cuando hablás con un niño y te dicen: "¿cuándo vas a sacar otro libro?", me hace sentir responsabilidad. Y mientras se me ocurran cosas buenas… Estoy muy contento con el último libro del sapo. Cuando me parezca que ya está saldrá Ruperto se jubila (se ríe).

—¿Te sorprende que haya trascendido tantas generaciones el personaje?

—Nos pasa que van padres jóvenes que leían los libros cuando eran chicos, y ahora lo leen los hijos. Me parece increíble, es muy emocionante. Pero si me preguntás por qué pasa, no tengo ni idea.

Música para alegrar a una familia completa.

Ruperto Rocanrol suma nuevo disco a su historial. Mañana El País lanza ¡Alegría mismo!, que se puede comprar con el diario más cupón y 200 pesos. El álbum tiene 10 entretenidas canciones que se pasean por distintos géneros musicales y distintas temáticas en las letras. Varias de ellas son de su nuevo espectáculo para vacaciones de julio.

Es que el domingo 26 a las 15.30 arranca en La Trastienda el espectáculo Ruperto de Terror, y desde el lunes hasta el sábado 2 tendrá doble función (a las 15.30 y a las 17.30). Las entradas se venden en los locales de Red UTS, Redpagos y Tienda Inglesa a 445 pesos. "Va a estar el sapo; los niños se saca fotos con él, o lo patean", bromea Berocay.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Roy Berocay estrena su clásico espectáculo de vacaciones. Foto: archivo El País

ROY BEROCAYBELÉN FOURMENT

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