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“Los festivales folklóricos hoy son para hacer plata”

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Numa Moraes

ENTREVISTA A NUMA MORAES

El popular cantautor lanzó por Ayuí un disco con canciones de Atahualpa Yupanqui

“Este fue un año cruel para la música profunda. Washington Benavides fue mi maestro desde el año 64. Y Daniel Viglietti desde el 68, que llegué a Montevideo: me dio clases y nunca me cobró un peso, y me prestó su guitarra para grabar un disco, y hasta me regaló una guitarra”, recuerda Moraes, quien acaba de lanzar un nuevo disco, Recordando a Yupanqui.

-¿Te fastidia escuchar reggaetón?

-No, yo escucho música de todos lados, incluso he grabado canciones con grupos de heavy metal. Hace unos días grabé El violín de Becho con un grupo de mi tierra, Tacuarembó, que tiene todo instrumental eléctrico. Lo que no me gusta son los textos, a veces. Cuando el texto no dice nada, o es muy repetitivo. Pero antes también pasaba, con las canciones romanticonas. Ahí hay un asunto de si te gusta la buena poesía.

-Justamente Yupanqui sí es un ejemplo de buena poesía...

-Bueno, este disco surgió porque el sello Ayuí me había pedido que grabara un disco, y tenía dos o tres opciones. Y de pronto empecé a recordar cosas de don Atahualpa. Y pensé que los uruguayos no habíamos hecho un disco dedicado íntegramente a él. Es decir, desde toda la vida grabamos cosas de Yupanqui. En el primer disco de Daniel Viglietti hay dos canciones de él. Anselmo Grau también. Pero un disco específico dedicado a él, creo que no se había grabado hasta ahora en Uruguay.

-Siendo que él tuvo muchos vínculos con este país...

-Claro, él había hecho el maravilloso poema, Para un dulce nombre, dedicado a nuestro país. Y Milongas uruguayas, y mucha poesía de Romildo Risso. Y en disco de 78 revoluciones, A orillas del Yi. Él anduvo mucho por el Uruguay, por Durazno, por Treinta y Tres, Tacuarembó. Y se me ocurrió recordar las canciones que más me gustaban de él. Algunas, que se han grabado mucho. Y otras, como Indiecito dormido, Paisano errante, que no tienen tantas versiones. Y me embalé.

-Y técnicamente es un compositor complejo...

-Sí, y no es cosa de imitarlo, porque sería imposible. Sería caer en algo evidente. Y hay que ser muy cuidadoso con los textos, y respetarlos. Y los solos de guitarra, tocarlos a la manera de uno, pero dentro de las posibilidades, tratando también de respetar lo que escribió. Esas cosas no están en partitura. Hay que ir a los discos, o a las distintas versiones, y sacar conclusiones.

-En el disco participa Polo Román.

-Sí, hay canciones, como La añera, que yo la recuerdo en versión de Los Chalchaleros. Y se me ocurrió, casi como un sueño, invitar a Polo Román. Y el viejo vino y nos dio una sorpresa. Y la grabamos juntos, y salió con ese estilo Chalchaleros, que es lo que yo quería. Incluso me preguntó si decía ‘adentro’ también, y yo le dije, ‘claro’. Fue emocionante.

-Siempre a Yupanqui se lo considera el folklorista que llegó más profundo...

-Hubo mucha filosofía en su creación, y un respeto ancestral por la tierra. Y eso se transmite en sus textos, como Leña verde. No queda viejo eso.

-En sus declaraciones públicas Yupanqui era muy incisivo.

-Sí, era espinudo. Igual que Osiris Rodríguez Castillo. Yupanqui no tenía pelos en la lengua. Eso le costó muchos dolores. A veces se hacen cosas solo por el lado económico, y no se pone atención en lo que se está cantando, o se le cambia la letra. Se hace bien arriba, para los festivales. Y eso al viejo no le gustaba. Le gustaba la música clásica, y la guitarra bien tocada. Porque también le gusta Bach, así como Zitarrosa era loco por Beethoven.

-¿No te invitan mucho a los festivales folklóricos del interior, verdad?

-Últimamente no, muy poco. Generalmente no. Están llevando otro tipo de música: más ruido, volumen, ritmo, y nada de mucha cultura. No voy a los festivales, me han sacado. Los festivales folklóricos tiene un fin económico, hoy son para hacer plata. ‘Tiene que ser para arriba’, te dicen. Y a uno se le cae el alma a los pies. Cuando iba, hacía un silencio, y estaba todo el mundo charlando.

-Como que con el correr de las ediciones se desvirtuaron...

-Absolutamente. Pero no solamente acá, en Argentina también, aunque allá hay otro respeto por la música de ellos. Allá no tienen vergüenza de decir que son folkloristas.

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