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Adiós a Pau Donés, el líder de Jarabe de Palo y un cantor de mensaje y espíritu optimista

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Pau Donés. Foto: Archivo

OBITUARIO

El cantante falleció a los 53 años. En 2015 le habían diagnosticado cáncer de colon; se retiró de los escenarios en 2019, y en mayo pasado editó el disco "Tragas o escupes"

El nuevo disco estaba previsto para setiembre, pero Jarabe de Palo lo adelantó y de forma sorpresiva lo lanzó el 29 de mayo. “Si la vida te da palo, dame una guitarra que te escribo una canción”, es una de las tantas frases de resiliencia que aparecen en “Vuelvo”, que funciona de apertura de este álbum significativo llamado Tragas o escupes y que, en las últimas horas, , tras la muerte de su líder Pau Donés, arrasó en plataformas digitales.

La voz de Pau Donés en ese disco no es, todo el tiempo, la voz de Pau Donés; suena gastada y suena distinta, ligeramente más aguda, pero le calza de la misma manera a un puñado de canciones “buen rollo”, pop rock simple y directo que contagia optimismo y habla, claro, de un profundo momento de aceptación y de cambio de perspectiva. “Misteriosamente hoy la vida ya no me pesa, increíblemente hoy la vida vale la pena. Todo me parece bien, me siento bien conmigo; nada tengo con hacer, no tengo líos. Solo el tiempo que perder y el corazón tranquilo”, dice “Misteriosamente hoy”, y no hace falta mayor análisis.

La noticia de la muerte de Donés llegó temprano este martes. Catalán, Donés tenía 53 años y desde 2015 lidiaba con un cáncer de colon. Fue operado, se recuperó, en 2017 sufrió una recaída pero no dejó de trabajar, y a fines de 2018 comunicó que se retiraría de manera indefinida de los escenarios. “Esto es una paradita, un adiós pero hasta luego”, dijo cuando anunció ese distanciamiento para radicarse en Los Ángeles con su hija adolescente, y tratar de recuperar, en el rol de padre, el tiempo perdido en sus años de actividad incesante.

Para 2020, el impulso creativo lo llevó a trabajar en un disco del que fue compartiendo con entusiasmo distintos momentos a través de las redes sociales; había empeorado, pero no lo informó públicamente, como sí lo hizo en todas las otras instancias de la enfermedad.

Antes de la salida de Tragas o escupes, Jarabe de Palo lanzó el videoclip de “Eso que tu me das”, una canción de agradecimiento con un visual colorido y filmado entre el día y la noche, con la banda en vivo en una azotea y con Donés, muy delgado, bailando y sonriendo en su camisa floreada. Esa es la imagen que lo acompañó a lo largo de toda su carrera: la de un hombre simpático, cercano y comprometido con la misión de llevarle canciones lindas y compañeras a su público.

De esas, Jarabe de Palo dejó unas cuantas que son parte de la memoria emocional de varias generaciones, sobre todo de las más permeables entre los noventa y principios de los 2000 en buena parte de Iberoamérica. “La flaca”, su hit por excelencia; “El lado oscuro” y “Grita”, todas de su primer disco (La flaca, 1996); “Depende”, “Agua”, “Dos días en la vida” y “Bonito” fueron la punta de lanza de una banda que más allá de haber tenido su mejor época entre 1996 y 2005, nunca paró de trabajar, de hacer discos, de girar y dar shows. Los últimos fueron hace un par de años, para juntar fondos para la investigación sobre el cáncer.

“Lo que hemos hecho es ponerle música a la banda sonora de mucha gente, y eso es lo que nos conecta y lo que cala”, reflexionaba en charla con El País, hace algunos años, Pau Donés. “No queremos ser un grupo de moda, no queremos estar en el mainstream hoy y que mañana la gente se haya olvidado de nosotros”, decía por entonces.

Eso fue justo antes de un show brindado en La Trastienda en octubre de 2015, en el que el cantautor hizo gala de sus virtudes de frontman. De a poco, se metió a un público frío en el bolsillo y lo despidió a puro baile. Fue seductor y fue gracioso, fue protagonista y también habilitó el escenario para el lucimiento de sus compañeros, fue todo eso que se espera de un buen showman.

“Querido hermano, compañero de tantas y tantas. Te adoro. Te echaré tanto de menos”, escribió en sus redes sociales Jorge Drexler tras conocerse la noticia de su fallecimiento. El uruguayo le dedicó unas décimas a su colega -“Viviste, como el que sabe, de espaldas a los halagos, bebiendo de un solo trago todo el frasco de jarabe”-, con quien se tenían admiración mutua.

Drexler y Donés colaboraron en varias oportunidades, en estudio y en vivo. Grabaron juntos “Qué bueno, qué bueno”, del disco 1m2 (Un metro cuadrado); y en más de una oportunidad cantaron juntos “Agua”, y compartieron la participación en un homenaje a Joan Manuel Serrat. “Me declaro súperfan de Jorge Drexler porque es un tipazo, un compositor fantástico y un guitarrista fuera de lo común, pero además una muy buena persona”, le dijo a El País.

Decenas de artistas despidieron ayer, con mensajes emotivos, a Donés. Entre ellos, el cantautor Enrique Bunbury contó la historia de su relación, que implicó el préstamo de un bajo para grabar los demos del álbum recientemente estrenado.

“Cuando me llamó para pasarme por casa y escuchar las canciones nuevas, me anunció que se volvía a España para una revisión”, relató Bunbury en un comunicado. Tuve un mal presentimiento. Al poco, me dijo que se quedaba ya en España y que le quedaba muy poco tiempo. Quería grabar su disco. Esa era su obsesión. Necesitaba ese tiempo extra y final”.

“La muerte de Pau es una tristeza mayúscula para todos los que le conocimos. Pero la lección de vida y muerte que nos deja es imborrable. Murió, seguro, como vivió toda su vida. Con una sonrisa”, aseguró Bunbury para rematar.

“Soy músico de nacimiento, alto, flako (sic), ridículo, público, gamberro, lunático y más que otra cosa, persona”, decía todavía, al cierre de esta edición, la carta de presentación de Donés en Instagram (en verdad, hizo de la cuenta oficial de Jarabe una vía propia), red desde la que mantuvo una comunicación directa con sus fans desde siempre. Así como les compartió muchas instancias de su tratamiento, incluso las más complicadas, les adelantó muestras de su último material y hasta una carta de un vecino suyo, un niño que le escribió para decirle “que siempre me han gustado tus canciones y cómo las cantas”. Esos papeles llenos de corazones y colores fueron su último posteo; lo publicó hace una semana.

Músico de nacimiento y más que otra cosa, persona. Y de esto último, sus colegas, allegados y fanáticos, e incluso sus canciones han dicho más que suficiente. Canciones, las suyas, que hablan de llorar ahora y reír luego, de que todo es cuestión de perspectiva o de lo bonito que se está cuando se está bonito. Donés comulgó siempre con el mensaje que quedó, que quedará, en una poesía vestida de ese pop rock tan clásico como atemporal.

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